El crecimiento de la economía dominicana se ha ralentizado. Pasó 5.3% en enero-junio de 2024 a sólo 2.4% en igual período de este año. Con estos resultados, el optimismo de las autoridades no alcanza para estimar una expansión del producto interno bruto (PIB) más allá del 3.5% al finalizar el año.

El ministro de Hacienda y Economía (MHyE), Magín Díaz, confía en que el Presupuesto reformulado genere una dinamización que ayude a una expansión del PIB en la segunda mitad del año. Parte de sus esperanzas las cifra en una expansión del 20% en el gasto de capital, equivalente a RD$35,548.25 millones, es decir, 0.4% del PIB. No hay certeza de que esos recursos sean suficientes.

En materia de gastos, el nuevo Presupuesto plantea un aumento neto de RD$69,740.2 millones, un 4.7% más que lo aprobado inicialmente. “Gracias a los ajustes sistemáticos implementados por el Gobierno, es posible seguir operando sin una reforma fiscal.

Sin embargo, esa será una decisión del país, no solamente del Gobierno”, expresó el funcionario durante su vista al Congreso para explicar a los legisladores sobre las reasignaciones presupuestarias.

El Banco Central ha hecho lo suyo. Puso a disposición de los agentes económicos RD$81,000 millones a una tasa preferencial de 9.0% anual con el propósito de motorizar los sectores que aportan más valor a la economía, tales como construcción, comercio, agropecuaria, manufactura y mipymes. La institución monetaria informó que el 60% de esos recursos ya habían sido canalizados al 12 de agosto, es decir, RD$48,541 millones.

Respecto a los resultados de la economía, el Banco Central admite que el pobre desempeño ha estado condicionado al contexto de incertidumbre y condiciones de liquidez global, que han afectado la inversión privada, así como una menor ejecución del gasto de capital por parte del Gobierno con relación al promedio histórico en los últimos años.

El lento crecimiento de la economía dominicana contrasta con la percepción positiva que tienen las agencias calificadoras. A principios de este mes, Moody’s Ratings mejoró la calificación crediticia de República Dominicana, elevándola desde “Ba3+” a “Ba2” con perspectiva estable, lo cual destaca la fortaleza macroeconómica del país, su sostenido crecimiento y avances significativos en materia institucional.

En noviembre de 2024, Fitch Ratings ratificó su calificación de riesgo al país en BB-, con una perspectiva positiva, valorando la fortaleza de la economía, las mejoras en los indicadores de gobernanza y el potencial para llevar a cabo reformas que refuercen el marco macroinstitucional. En diciembre de ese año también Standard and Poor’s (S&P Global) ratificó la calificación de riesgo del país en “BB, con perspectiva estable”.

Lo cierto es que la economía de República Dominicana ha venido reaccionando acorde un entorno internacional hostil para el crecimiento. Si bien todo apunta a que la Reserva Federal (FED) podría recortar las tasas de interés en septiembre, la decisión aún no es definitiva.

La inflación en Estados Unidos sigue por encima del objetivo del 2%, pero con ligeras señales de moderación. Aún en medio de una política monetaria considerada restrictiva, que podría justificar una flexibilización de parte de las autoridades, los índices bursátiles reaccionaron favorablemente a una posible reducción de tasas. Sin embargo, la decisión del presidente de la FED, Jerome Powell, dependerá de los datos de inflación y empleos de agosto.

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A propósito de este entorno económico retador para República Dominicana, Newlink organizó una jornada profesional para analizar las perspectivas de la economía, en la que reunión a ejecutivos de medios de comunicación, empresas y sectores representativos en la toma de decisiones.

Incertidumbre, oportunidad, resiliencia, volatilidad, inflación, crecimiento, inversión pública, reforma fiscal, tasas de interés, deuda y estabilidad macroeconómica son algunos de los conceptos que lideraron las exposiciones compartidas por los economistas Raúl Ovalles, Ellen Pérez Ducy, Luis Roberto Despradel y María Eugenia del Castillo durante el conversatorio Newlink Sessions, titulado “Del análisis a la acción”.

Exposiciones

La economista Pérez Ducy considera que “incertidumbre” es la palabra clave de 2025. Sin embargo, entiende que siempre será algo que estará presente, por lo que, en definitiva, lo que habrá un cambio del tipo de incertidumbre. A su entender, ahora hay una incertidumbre mayor porque la economía global está en un momento de transición.

Entiende que no es necesario una reforma fiscal si se revisa el gasto. A su entender, en República Dominicana hace falta una reforma fiscal pronegocios, lo no necesariamente significa que el Estado sea pequeño, que sería la visión neoliberal, pues hay funciones muy importantes que deben ser cumplidas por entidades estatales.

“Un Estado pronegocios provee una plataforma que facilita los negocios, pero no es amiguismo, ya que eso afecta la competitividad y la correcta competencia. Es todo lo contrario: es la institucionalidad a favor de la libre empresa”, afirmó.

Destacó el papel que ha desempeñado el Banco Central en la estabilidad macroeconómica, considerándolo un pilar de la economía dominicana. Todas estas variables, considera, operan a favor del entorno local para la dinamización económica. Sin embargo, afirma que estas buenas nuevas deben ser aprovechada con una mejoría de la gestión pública.

Ovalles, especializado en temas macrofiscales, con experiencia en posiciones de alta dirección en el sector financiero, no se considera optimista, sino que su visión está más cerca del realismo-pragmático.

Explica que es necesario diferenciar horizontes temporales, pues en la coyuntura hay una desaceleración. Afirma que más allá de comparar la economía local con la de la región, el país atraviesa una situación que, de no haber una intervención desde el sector público, “podría extender innecesariamente el dolor que este paciente está sufriendo”. Expresó el deseo de que su parecer quede claramente establecido.

Se cuestiona sobre cuál es límite que tiene la Autoridad Monetaria en cuanto a esta gestión de política, pues considera que está sacrificando la economía para tratar de gestionar la volatilidad del tipo de cambio. Señala que todos los bancos centrales enfrentan, como es sabido por los economistas, una trinidad imposible, es decir, una incapacidad de gestionar al mismo tiempo tipo de cambio y mantener bajas tasas de interés.

Explica que le gustaría dibujar en ese mundo de realismo-pragmático un escenario en el que habría que preguntarse qué pasaría en los siguientes 12 meses si la Reserva Federal decide no bajar las tasas.

“¿Será que República Dominicana puede mantener 12 meses adicionales de la tasa de interés local como la tenemos? Podríamos, pero yo creo que se estaría sacrificando demasiado la economía. Desde que el Banco Central inició su esquema de meta de inflación, en 2012, nunca habíamos tenido tasas de interés internacionales tan altas. Es la primera vez. Es un terreno desconocido”, explica.

A su entender, el Banco Central está perdiendo una oportunidad de oro de, a través de esa credibilidad ganada que tiene, mandar una señal contundente de que en lo adelante la defensa cambiaria ya no será como en el pasado. Sugiere que las variaciones del tipo de cambio sean entre 5% y 7% anual, lo cual no debería generar pánico a nadie.

“Yo creo que nuestro Banco Central tiene que hacer las paces con el hecho de que su mundo ya cambió. Este mundo internacional cambió y ya la idea de mantener un tipo de cambio depreciándose en el orden del 3% al 4% anual, como lo veíamos en el pasado, es un mundo que ya murió. El sector privado debe de entender esto”, sostiene.

Puso como ejemplo que, en pandemia, con tasas de interés muy bajas en los mercados externos, salían de República Dominicana cerca de US$2,500 millones de capital de individuos de alto nivel patrimonial. Ese número, estima, ronda ahora los US$4,500 millones, por lo que es más del doble que las cifras de la pandemia.

“Esto no sucede porque haya incertidumbre, pues República Dominicana tiene, a nivel estructural, llegada de turistas en máximos históricos, lo mismo que la inversión extranjera. Igual sucede con las exportaciones de zonas francas y la recepción de remesas”, explicó Ovalles, quien afirma que estructuralmente la economía no tiene un problema de falta de dólares, sino que salen en busca de retornos más altos porque afuera las tasas están más altas.

Cuestiona cómo el Banco Central pretenda controlar el tipo de cambio como lo hacía en el pasado si el mundo está completamente diferente. “En mi opinión, lo que tiene que ocurrir es que nos pongamos todos de acuerdo y lo comunique bien nuestro Banco Central, de que la depreciación cambiaria va a tener que ser mayor para que nuestra economía se pueda acomodar y las tasas puedan bajar”, sugiere.

De lo contrario, sostiene, la economía asumirá un sacrificio innecesario. Rechaza que una devaluación se traduzca totalmente en inflación. Afirma que durante los últimos años el país ha registrado inflación por debajo de la meta, mientras el tipo de cambio se deprecia casi al doble del promedio de la última década, razón por lo que, asegura, no ha habido tal traspaso.

Sucede, dice, por la credibilidad ganada del Banco Central. En este sentido, lo que procede es saber comunicar mejor la decisión. Los tomadores de decisiones pueden confundirse cuando no hay una comunicación clara sobre el tema.

“Una gran incertidumbre afuera, una tormenta aparentemente a nivel internacional, pero desde el punto de vista de los inversionistas, cielo soleado para República Dominicana. De hecho, la calificadora Moody´s, recientemente mejoró su calificación crediticia para el país, alineándose con Fitch y Standard & Poors”, expresó.

“Detrás de eso tendríamos que preguntarnos dónde está nuestra magia y cuáles son los principales riesgos que nos podrían desviar de esa percepción positiva, a pesar de que en la coyuntura la economía dominicana atraviesa una desaceleración que debería llamar a cierta preocupación a las autoridades”, agregó el economista.

Ovalles, que estima que la economía crecerá este año entre 2.5% y 3.0%, destaca que este nivel de expansión económica aún supera los promedios de América Latina, por lo que “un mal año para nosotros todavía sigue siendo mucho mejor que para la mayoría de los países latinoamericanos”, por lo que, a su entender, es parte de lo que ven los inversionistas.

Para Despradel, hay todos tipos de choques: hay uno de cosas se puede predecir o que se ve que vienen y, por supuesto, los impredecibles, tales como la pandemia y el colapso del sistema financiero global, así como la entrada de un gran competidor en el mercado.

Entiende que la mejor forma de estar preparado para todos los choques es con análisis de datos, por lo que resulta preocupante que sólo 7 de 10 pymes utilicen tecnología cuando debería ser el 100%. Lo afirma porque, considera, que es la mejor estrategia que se puede tener en contra de los choques.

Considera que la inteligencia artificial será muy beneficiosa para las empresas, pero también para superar barreras de entrada que existen en muchos mercados porque las brechas entre una idea y su aplicación también se estrechan.

Resalta la vinculación que tiene la tasa de interés en República Dominicana con la de Estados Unidos.

Resiliencia

En tanto, la economista Del Castillo se refirió a la utilización de la tecnología por parte de los agentes económicos. A su entender, la transformación que vive el mundo representa una oportunidad para República Dominicana.

“Yo le agregaría la resiliencia que tiene República Dominicana. Si miramos el hemisferio, el verdadero nivel de resiliencia, se mide de distintas formas. Estoy seguro de que, si lo mirarían del lado óptimo dominicano, realmente pudiéramos tener el primer lugar. Somos moda y estamos de moda. La gente habla de nosotros todo el tiempo no sólo aquí, sino los turistas que nos acompañan desde otras regiones”, expresó.

Refiere que el Banco Mundial indica que los países que se beneficien de la nueva ola tecnológica que vive el mundo hoy día, en los próximos cinco años serán los ganadores del proceso. A su entender, quienes no se ajusten a estos cambios serán colonizados por las nuevas ideas de los países que se fueron adelante.

La experta estima que esto no sólo sucederá con países desarrollados, sino que por primera vez hay un amplio campo de muchas áreas y materias en la que los dominicanos podrán competir.

Admite, sin embargo, que República Dominicana tiene desafíos importantes, entre los que está una mejoría de la calidad de la educación y servicios básicos como agua, energía, manejo de las finanzas públicas, así como otras variables que no necesariamente son controlables.

A esto, indica, se suma que sólo un 10% de los dominicanos utiliza la tecnología de manera intensiva en sus trabajos. “Y sólo siete de cada 10 pymes en República Dominicana está utilizando la tecnología, lo cual es un dato preocupante”, refiere.

Transformación

La economista María Eugenio del Castillo se refirió a la utilización de la tecnología por parte de los agentes económicos. A su entender, la transformación que vive el mundo representa una oportunidad para República Dominicana.

“Yo le agregaría la resiliencia que tiene República Dominicana. Si miramos el hemisferio, el verdadero nivel de resiliencia, se mide de distintas formas. Estoy seguro de que, si lo mirarían del lado óptimo dominicano, realmente pudiéramos tener el primer lugar. Estamos de moda. La gente habla de nosotros todo el tiempo”, dijo.

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Por El Dinero