Por lo regular, los bateadores están casi siempre preparados para recibir un pitcheo en recta, esto es como una norma.

Recibir una bola rápida, luego viene el calor y después que. Bueno si el pitcher se llama, Luis Castillo, dominicano y Stephen Strasburg, de los Nacionales, esperen entonces un cambio tan mortifero que es casi imbateabole.

Un cambio bien ejecutado sería lo más feo que observaría un contrario y en esto tanto Castillo, Strasburgh y Kyle Hendricks, de los Cachorros se han convertido en más que unos especialistas.

El cambio de Castillo mantuvo a los bateadores fuera de balance durante toda la temporada. Incluso siendo su lanzamiento más usado, con un 32.5%, los bateadores no parecían estar listos para batear lo que tiraba.

Al igual que Strasburg, el quisqueyano se ubica en el extremo superior de la velocidad de cambio a un promedio de 87.2 mph. Indujo una tasa de 48% de cambios bruscos contra este pitcheo la temporada pasada, el más elevado de cualquier lanzador abridor durante la campaña en el 2019.

Este hecho le informa que el dominicano realiza su gran trabajo al atrapar a los bateadores con el bate abajo y mantenerlos alejados equilibrio y balanceo y falta de contacto.

En un partido ante Anaheim, el año pasado, Castillo abanicó a 11 de 13 con su pitcheo en cambio y en el mismo los bateadores abanicaron 23 veces ese pitcheo cuando lo lanzó.

El tuvo 155 ponches solo con los envíos en cambios la temporada pasada, ningún otro pitcher alcanzó más de 76. Tuvo una tasa de envíos del 30.8% solo en los cambios de dos costuras, hecho que significa que casi un tercio de las ocasiones sus pitcheos de dos costuras finalizaron en ponches.

La friolera de 148 de los 155 ponches de Castillo en su cambio se balancearon. Difícil de contactar y muy desagradable en que concluyeron los oponentes. En total registró 226 abanicados en 190.2 de episodios con apenas 79 boletos y concluyó con un sólido 15-8.

Strasburg tiene todo eso, sin duda. Pero su cambio es un arma por mérito propio. La lanza relativamente fuerte, en los años 80 superiores, e imbuye la pelota con un tremendo movimiento tardío que la envía a zambullirse hacia la tierra y lejos de un bateador zurdo. Como lo expresó recientemente su compañero de equipo Brandon Snyder en The Washington Post: “Literalmente parece que se detiene y muere”.

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Strasburg y su efectividad
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El cambio de Strasburg deja a los bateadores indefensos, y no solo zurdos, que serían el objetivo típico para un cambio correcto. Los bateadores zurdos fueron 13 de 93 (.140) con 33 ponches en contra el año pasado; los derechos fueron de 11 por 79 (.143) con 43 K. Strasburg agregó 22 ponches de cambio más durante su magistral carrera de postemporada, incluyendo ocho en un juego contra los Cardenales en el NLCS.

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