“Esta tecnología puede brindar apoyo para abordar el suministro de carne y proteína animal para los seres humanos”, explicó uno de los expertos que participó en el proyecto.

Científicos de la Universidad de Zhejiang se han convertido en los primeros en China en cultivar en laboratorio filetes de pescado con la ayuda de la tecnología de impresión 3D. Desarrollados durante 17 días, miden un centímetro de largo, y su sabor, color y textura son indistinguibles de los peces naturales similares, según da cuenta el estudio publicado este mes en la revista Science of Food

El tejido cárnico cultivado, un producto obtenido mediante el tratamiento de células animales en un laboratorio, ha surgido como una alternativa para reemplazar parcialmente a la industria ganadera tradicional en la producción de carne, según los investigadores que participaron en el trabajo.

“Esta tecnología puede brindar apoyo para abordar el suministro de carne y proteína animal para los seres humanos. También tiene implicaciones importantes para la conservación de las poblaciones de peces marinos”, explicó Liu Donghong, coautor del estudio, citado por South China Morning Post.

Si bien empresas y científicos ya han desarrollado tejidos cárnicos de vacas y cerdos con la ayuda de la tecnología de impresión 3D, existen pocos estudios sobre el cultivo de pescados marinos debido a que estos animales presentan una gran diversidad de tipos de músculos, así como a la falta de materiales de soporte para un andamio 3D para construir la estructura de su carne.

Técnica innovadora

El equipo de la Universidad de Zhejiang cultivó filetes de gran corvina amarilla, un pez de aguas templadas en el que las células musculares y grasas representan más del 80 % de su cuerpo. La población de esta especie presente en el este de Asia ha disminuido drásticamente en la naturaleza debido a su sobrepesca. 

Científicos crean por primera vez una impresión 3D de un filete de carne de wagyu, la más cara del mundo

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Para llevar a cabo su investigación, se aislaron las células madre de músculo y grasa de los tejidos de la gran corvina amarilla para ‘sembrar’ los filetes cultivados y se dejaron crecer. Asimismo, se construyó un andamio 3D con un gel a base de gelatina para proporcionar una estructura para que crecieran las células.

Las células madre grasas crecieron bien en el medio de cultivo, pero las musculares tuvieron una baja eficiencia de diferenciación, según el estudio. Sin embargo, el equipo descubrió posteriormente dos vías de señalización que afectan la diferenciación de las células musculares.

Al inhibir las dos señales en las células con fármacos de molécula pequeña, la eficiencia de la diferenciación mejoró del 1 % en el grupo de control al 32 %. A medida que crecían y se diferenciaban las células musculares, se producía más carne de pescado, pero solo era pasta, dijeron los autores.

“En este punto, el pez sigue siendo una masa suelta de células sin forma fija. No tiene la estructura de tejido que la gente percibe como carne”, dijo por su parte el coautor Chen Jun.

En comparación con el tejido de pescado natural, los investigadores encontraron que los filetes cultivados eran similares en términos de número y proporción de células musculares y grasas, así como en dureza, gomosidad, resiliencia y contenido de agua.  

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