Santo Domingo, RD.- Cuando en la tercera semana de marzo se aprobó el Estado de Emergencia que facilitaría tomar medidas para reducir los riesgos de contagio por el coronavirus covid-19, una preocupación se hizo presente en todos: cómo garantizar que las personas mantengan el aislamiento social, se queden en casa, y cuenten simultáneamente con acceso a bienes fundamentales que le faciliten cumplir con ese objetivo, especialmente en las áreas de alimentos, productos de higiene y uso personal y productos farmacéuticos.

La respuesta evidente: algunos sectores económicos deberían seguir funcionando, especialmente la agropecuaria, la agroindustria, la industria que elabora dichos productos y el comercio. Los industriales no lo dudaron. Las dificultades que fueron surgiendo se fueron resolviendo gracias a una adecuada coordinación con el Gobierno vía el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), así como al sacrificio de los colaboradores de las empresas.

Puede afirmarse que este proceso ha implicado múltiples compromisos que podemos sintetizar en seis esenciales:

Primero. Las empresas entraron en una de tres categorías: cierre total, cese de sus operaciones; cierre parcial, con operaciones reducidas, y excepciones, con operaciones normales. En ese sentido, es un compromiso enorme el cese parcial o total de las operaciones dado los múltiples compromisos que tienen estas empresas, la cantidad de colaboradores que quedan en una delicada situación en cuanto a sus puestos de trabajo y el cómo les afecta tanto en su liquidez, como en su posible recuperación.

Segundo. Las industrias que producen bienes esenciales como alimentos, bebidas, medicamentos, productos de higiene personal y del hogar y las que suplen sus empaques, envases, materias primas e insumos, siguieron operando para garantizar el suministro de los hogares dominicanos a través del comercio. Es una cadena que no puede parar, una cadena que depende del sacrificio de miles de trabajadores y que es clave en la lucha contra el covid-19. Sus operaciones se han sometido a los parámetros de seguridad establecidos por las autoridades. Se hizo bajo el lema de “una industria que trabaja por ti”.

Tercero. El mantenimiento de las operaciones implicó que las empresas y sus colaboradores entraran en una dinámica muy estricta de higiene y seguridad, tanto al interior de las plantas como en los procesos de suministros y colocación en los mercados. Para las industrias, la vida de los colaboradores es una prioridad número uno. Al interior, se impuso el uso de mascarillas, el distanciamiento físico, remisión de colaboradores en condiciones vulnerables a su casa, protocolos de entrada y salida de los empleados, así como campañas de comunicación interna que refuercen el cuidado en la empresa y en los hogares.

La seguridad en el abastecimiento de la población debe ser siempre garantizada. Se han tomado iniciativas como dispensadores de agua de PVC en camiones de modo que quienes transportan puedan mantener una higiene constante al llegar a sus puntos de entrega.

Cuarto. Desde la AIRD se ha mantenido un esfuerzo constante por fortalecer mensajes positivos hacia la sociedad dominicana, respaldando así las decisiones de las autoridades. El “#quédateencasa” fue respaldado con lemas como “#laindustriatrabajaporti”, un llamado a la población a profundizar el aislamiento social y a acatar las disposiciones del Gobierno, orientaciones para disponer adecuadamente de residuos sólidos representados en mascarillas y guantes, entre otros aspectos. Además, desde la AIRD se resaltaron las expresiones de compromiso social empresarial impulsada desde varias empresas socias, así como esfuerzos institucionales conjuntos (como donativos) enfocados en fortalecer la atención sanitaria ante el covid-19.

Quinto. En esas circunstancias fueron afectados más de 786 mil trabajadores con la suspensión temporal de sus contratos de trabajo. De ellos, 721,280 fueron registrados en el programa FASE, pero solo aprobados 600,272. Es un esfuerzo significativo de parte del Gobierno, aunque pueda ser insuficiente. La AIRD ha impulsado el compromiso de sus socios con el mantenimiento de los puestos de trabajo. Este es un compromiso cuya concretización depende de las medidas que se vayan tomando en el proceso de recuperación económica por el que hemos de avanzar.

Sexto. Ha sido fundamental el trabajo conjunto con las autoridades de la nación y con otras instituciones. Día a día el sector industrial ha tenido las puertas abiertas para ir subsanando situaciones, plantear propuestas, avanzar en acciones y políticas que favorezcan reducir el impacto negativo sobre la economía y la sociedad dominicana.

Hacia el futuro

La preocupación fundamental se ha centrado en aplanar y reducir la curva de contagio, pero el impacto económico obliga a pensar en cómo buscar un balance entre la recuperación económica, por un lado, y las mayores garantías para la salud de los ciudadanos, por el otro.

La AIRD, junto con otras organizaciones, ha propugnado por una “reapertura inteligente” de la actividad económica en que se tomen en cuenta tanto la relevancia económica como el riesgo de transmisión, y en que se proceda con todo un conjunto de protocolos que garanticen que ese riesgo de transmisión se reduzca al mínimo. Las industrias dominicanas pueden garantizar un bajo riesgo de transmisión, con las medidas de protección y seguridad pertinente y con los reajustes necesarios en sus operaciones, pero además las industrias dominicanas se revelan en los actuales momentos como punta de lanza fundamental tanto para el mercado interno como para la reactivación de las exportaciones.

Las empresas han elaborado sus propios protocolos que contribuyen con el manejo seguro de sus operaciones, con el distanciamiento físico, contribuyendo así a evitar el surgimiento de nuevos casos.

Hay que recordar que toda epidemia tiene riesgos de segundas y terceras ola. Prepararnos cada vez mejor…

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Por El Dinero