Con la pandemia se dispararon los niveles de desigualdades en la región.

Santo Domingo, RD.- América Latina ocupa el puesto más alto de pobreza extrema en el mundo. De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la pandemia del covid-19 agudizó la miseria hasta alcanzar a unos 82 millones de personas en el 2021, cinco millones más que en 2020.

En su informe “Pobreza y distribución del ingreso”, la Cepal posiciona a Honduras en el nivel más alto de desigualdad en la región, por lo tanto, el 52.8% de sus ciudadanos vive en la pobreza. Establece que el 20.0% de la población está en pobreza extrema. En contraste, la cifra en República Dominicana se estima en 21.8%, mientras que el 5.6% de la población se encuentra en condiciones deplorables.

La pandemia también golpeó a Guatemala, posicionándolo en el segundo lugar con 50.5% en el valor de las líneas de precariedad. Conforme al Banco Mundial, la deuda pública y el déficit presupuestario han estado, históricamente, entre los más bajos e inestables del mundo.

En Nicaragua el producto interno bruto (PIB) aumentó un 10.3% en 2021 y continuó durante la primera mitad del 2021, con un crecimiento del 5.0%. Sin embargo, el paso de los huracanes Eta e Iota desaceleraron su crecimiento tras los esfuerzos de consolidación fiscal y la finalización de proyectos.https://3cf5457c85518932da101cbba5bdc4c4.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html

También, se suma Ecuador en el cuarto lugar, con un índice de pobreza extrema de 10.8%. El Banco Mundial explica que la economía del país suramericano es muy dependiente a los ingresos del petróleo. El oro negro representa entre el 14% y 20% del PIB, o sea, más de la mitad de los ingresos procedentes de las exportaciones. A tal efecto, igualmente se añade la falta de recursos en el país, la inseguridad jurídica y la falta de libertad económica.

Con respecto a Venezuela, la economía se orienta principalmente del mismo modo en la exportación, refinación y extracción del carburante. Desde 2013 existe una crisis económica como consecuencia de la caída de los precios del petróleo, las expropiaciones y las restricciones del control de cambio de moneda.

La industria venezolana ha llegado a sus mínimos y los malos manejos políticos siguen desperdiciando el escaso dinero que entra en el país petrolero.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) plantea como posible solución una mayor inversión de infraestructura. Adicionalmente, recomienda impulsar la productividad con mayor inversión, tanto pública como privada, en innovación de nuevas tecnologías y en formación de habilidades y competencias, todo esto acompaño de políticas públicas que promuevan la competitividad y los mercados flexibles.

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Por El Dinero