Las discusiones frecuentes, el irrespeto al cónyuge a solas o en público, intolerancia ante la conducta del otro: son indicadores de que se necesita ayuda profesional y terapia de pareja, en especial si estas pautas se han agregado a una relación que no las tenía y que se llevaba con armonía.
La disminución del deseo sexual por el cónyuge, alguna otra disfunción sexual en el hombre o la mujer, poca pasión en la relación sexual: ameritan cambios y asistencia profesional.

Los conflictos de pareja son muy complejos. Cada caso es muy particular.
Existen parejas que logran funcionar con pautas que la mayoría no tolera. En algunas relaciones lo principal es lo sexual, en otras no. 
Otras relaciones guían su relación hacia lo económico y otras hacia la validación social de cada uno.

Los problemas de comunicación impactan mucho la relación de pareja, no sólo la verbal, sino también la no verbal, los gestos y en particular el comportamiento o conducta. 

Es un axioma de la comunicación que toda conducta es comunicación.
Las parejas van cambiando con el ciclo de la familia o el período evolutivo en que se encuentren. 

Factores del contexto como enfermedades, estrés, crisis económicas, planes personales, desencanto en la relación: pueden afectar a una relación que en el pasado funcionaba bien.

La Terapia de pareja, inspirada en la familiar sistémica, da un abordaje que procura cambios en ambos miembros de la pareja. El terapeuta se mueve en el sistema explorando las familias de origen de ambos, rasgos personales como temperamento y personalidad, rigidez emocional, y factores sistémicos que afectan la relación. Se trabaja la lealtad familiar, afectividad, y se procura mejorar la intimidad y la pasión. 

Otras parejas consultan por infidelidad sospechada o ya demostrada.En algunas puede haber violencia física y psicológica y en otras celos, que en algunos casos puede ser patológico y en ocasiones es el motivo de consulta.
Diferencias en las creencias y hábitos personales y familiares arrancan la felicidad en las parejas. Se enseña la flexibilidad y ver otras realidades personales y familiares con respeto y aceptación.

Los conflictos son muy particulares y complejos. En la terapia de pareja ambos cónyuges se deben comprometer con el cambio y la terapia como proceso se va ejecutando pacientemente, procurando pequeños cambios que luego pueden lograr cambios mayores, por el efecto de bola de nieve o avalancha.

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