Solo el huracán Georges provocó daños a República Dominicana superiores a los US$2,624 millones.

El paso de diversos fenómenos atmosféricos supone impactos socioeconómicos y ambientales significativos para los países. República Dominicana no está exenta, ya que está expuesta, por su ubicación, a amenazas de origen hidrometeorológico y geofísico, tales como tormentas tropicales, inundaciones, sequías y sismos.

Desde 1998 a la fecha, por República Dominicana han pasado decenas de tormentas tropicales y/o huracanes que han impactado a sectores productivos de la economía, tales como la agricultura, la industria y los servicios, así como a sectores sociales, entre ellos, vivienda, educación y salud e infraestructuras.

De acuerdo al informe de gestión financiera y aseguradora de riesgo de desastres en República Dominicana, la exposición y vulnerabilidad de amenazas naturales se efectúan a través de eventos como las lluvias tropicales, las cuales pueden ocurrir varias veces al año, provocando daños inferiores al 1% del producto interno bruto (PIB).

Sin embargo, el estudio, realizado por el Banco Mundial (BM) y con la colaboración del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), explica que el daño anual promedio asociado a desastres se estima en US$420 millones (0.69% del PIB). Respecto a los daños extremos, por ciclón, pueden exceder los US$1,997 millones (3.3% PIB), con una probabilidad anual de 5%.

Según el Germanwatch Global Climate Risk Index 2015, República Dominicana se posiciona como el octavo país más afectado por eventos climáticos, entre 183 países, y presenta un elevado nivel de pérdidas económicas.

En 1998, el huracán Georges, el que más daños y pérdidas provocó al país, en términos absolutos, tuvo un impacto económico de US$2,624 millones, alcanzando el 14% del PIB. Los daños y pérdidas fueron equivalentes al 63% de la deuda externa de la fecha.

En tanto que para 2003, las inundaciones de los ríos Yuna y Yaque del Norte, los daños y pérdidas se estimaron en US$61.3 millones, es decir, un 0.2% del PIB. El estudio puntualiza que, aunque esa pérdida neta de activos fue de efecto menor para la capacidad de ahorro e inversión en formación de capital, ocurrió durante un período de desestabilización económica y financiera causada por la crisis bancaria nacional.

El huracán Jeanne, en 2004, causó daños y pérdidas totales por US$417 millones, que se estiman en un 1.3% del PIB. En esta ocasión, el país requirió de asistencia externa por el poco espacio fiscal del que disponía el Gobierno como consecuencia de la crisis financiera de 2003.

Noel y Olga, en 2007, provocaron daños cuantificados en US$437 millones. Noel, que afectó directa o indirectamente a más del 70% de la población, provocó daños y pérdidas por 1.2% del PIB y se caracterizó por su muy amplio alcance, de acuerdo al informe del BM.

Entre las personas directamente afectadas, más del 90% estaban bajo la línea de pobreza, lo que obligó al Gobierno a asumir importantes gastos de compensación. En 2007 se destinaron RD$3,000 millones de reasignaciones presupuestarias inmediatas (casi US$90 millones o el 1.1% del total de los gastos del Gobierno para ese año).

En 2008, el gasto social en compensaciones a la población afectada y los montos de inversión requeridos para la reposición de la infraestructura requirieron de asignaciones presupuestarias adicionales o de alteración en las líneas presupuestarias inicialmente programadas.

El huracán Irene, en 2011, tuvo un impacto económico de RD$413 millones, y un PIB agropecuario de 0.35%. En 2012, las lluvias tropicales tuvieron un impacto económico de RD$86 millones, mientras que representó un 0.07% del PIB agropecuario. En ese mismo año, el huracán Isaac, dejó daños por alrededor de RD$929 millones. Impactó el el 0.71% del PIB agropecuario.

Isaac provocó la evacuación de más de 7000 personas, destruyó 49 viviendas, varias zonas rurales quedaron aisladas por las inundaciones. Asimismo, se reportaron pérdidas en el sector agropecuario que superaron los US$30 millones.

Además, el derribo de árboles y cables provocando por el fenómeno dejó 148 circuitos del sistema de energía eléctrico a nivel nacional fuera de servicio, por lo que más de 700,000 clientes pasaron el día sin luz en sus hogares.

Otro huracán que también afectó al país en 2012 fue Sandy, con un impacto de RD$993 millones y un PIB agropecuario de 0.76%. Este fenómeno fue la decimoctava tormenta de esa temporada y el más mortífero ciclón tropical de la temporada de huracanes de 2012. Las viviendas destruidas y dañadas superaron los 3,500, de acuerdo al Centro de Operaciones de Emergencias (COE).

En cambio, para 2017, los huracanes Irma y María pusieron el país bajo alerta, y obligó a más de 80,000 personas dejar sus viviendas. Aunque estos eventos no tuvieron un impacto devastador, como ocurrió en otras islas del Caribe, estos fenómenos dejaron considerables pérdidas materiales.

De acuerdo al Ministerio de Agricultura, para ese entonces, unas 80,000 tareas fueron afectadas por las lluvias e inundaciones dejadas por los referidos huracanes. Mientras que los daños en infraestructuras viales superaron los RD$3,000 millones, según el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).

Sectores afectados

El estudio del Banco Mundial, presentado en 2015, resalta que el sector agrícola ha sido el más afectado por los impactos de los ciclones tropicales, lo cual, asegura, muestran la urgente necesidad de adoptar un enfoque integral de gestión de riesgo de desastres para reducir la vulnerabilidad de las comunidades y las pérdidas potenciales del sector agrícola en caso de desastre.

Los cuatro eventos más importantes de los últimos 40 años a nivel agregado (David y Federico en 1979, Georges en 1998, Jeanne en 2004 y Noel en 2007), aseveran que este sector ha acumulado más del tercio de los daños y pérdidas estimados. El resto de los daños y pérdidas se han producido en los sectores sociales (12% – vivienda, educación, salud) y en las infraestructuras (20%), en el período señalado.

En el caso de Noel en 2007, hasta un 76% de los daños y pérdidas ocurridos en los sectores productivos se atribuyeron a la agricultura. Productos esenciales en la dieta de los dominicanos y especialmente para la población de bajos recursos, tales como el pollo o el plátano y el guineo, fueron afectados, obligando a las autoridades a recurrir a importaciones extraordinarias para satisfacer demanda en algunos rubros.

“En el sector agrícola, las pérdidas indirectas provocadas por variaciones de flujos debidas a interrupciones de servicios o el difícil retorno a la producción representaron el 82% de la afectación, mientras que el 18% restante estuvieron asociadas a los daños directos a los cultivos”, señala el estudio.

El turismo es otro de los sectores clave en la economía dominicana que también está expuesto, de acuerdo al informe del BM. Subraya que, aunque el peso relativo del turismo en el PIB ha ido decreciendo en los últimos años, el sector representó el 6.1% del PIB y el 5.9% del empleo en 2012.

Establece que el paso de un ciclón, además de los daños a la infraestructura hotelera, provocó pérdidas indirectas por la disminución del flujo de turistas y requirió de esfuerzos y tiempo para recuperar la imagen del país en los mercados internacionales.

En el caso particular del huracán Jeanne, en 2004, afectó especialmente la zona de Samaná y el Este del país, donde se concentra la gran mayoría de la oferta hotelera. Estimó que las pérdidas indirectas provocadas por la disminución en el flujo de turistas representaron el 75% de los daños directos asociados a reconstrucción de hoteles y atracciones turísticas.

Los daños a las infraestructuras de transporte, electricidad y agua potable, al ser funciones de soporte de la economía, tienen un efecto de derrame sobre los demás, puntualiza el estudio. El impacto que pueden tener los desastres para la sostenibilidad de las finanzas públicas se ve potencialmente agravado por el ya alto nivel de endeudamiento del país.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) destaca que, según evidencia empírica, los pobres se ven más fuertemente impactados por los desastres durante la temporada ciclónica que cada año se inicia el 1 de junio y que concluye el 30 de noviembre de cada año. En el caso de la tormenta Noel, por ejemplo, el organismo señaló que más del 90% de la población directamente afectada estaba bajo la línea de pobreza.

Efectos humanos y medidas de algunos sectores de RD

Miles de dominicanos han sido afectados de manera directa entre 1973 y 2017. En este período el país fue impactado por al menos 80 fenómenos climáticos. Dentro de estos se destacan tres huracanes categoría 3, cinco categorías 4, y cuatro huracanes categoría 5, trayendo consigo miles de muertos por causa de las inundaciones, desbordamientos de ríos y deslizamientos de tierra, según datos de la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet).

Para este 2019 se esperan un total de 13 tormentas nombradas, cinco de las cuales se convertirían en huracanes y dos de estos en intensos con categoría 3,4 y 5 en la escala Saffir–Simpson.

Algunas medidas:

Eléctrico
“Las centrales de generación, en su mayoría, están preparadas para resistir impactos de tormentas tropicales y huracanes importantes. Se toman las prevenciones desde el inicio de la temporada ciclónica 2019”, aseguró a elDinero Manuel Cabral, vicepresidente de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE).

Añadió que su compromiso es mantener la estabilidad y seguridad del sector eléctrico, dentro de sus competencias, para que se mantengan en “optimas” condiciones, así como coordinar con las autoridades competentes.

Empresarial
“Nosotros estamos trabajando y apoyando al Centro de Operaciones de Emergencias (COE) en todos los programas de emergencia, a nivel de todas las industrias, sobre todo las focalizadas en diferentes zonas del país, para evitar mayores pérdidas. Estamos ayudando también a la ciudad de Santo Domingo”, afirmó a elDinero Circe Almánzar, vicepresidente ejecutiva de la Asociación de Industrias (AIRD).

Trabajo
Winston Santos, ministro de Trabajo, exhortó a todos los sectores del país a estar pendiente a las informaciones y alertas que emite el COE. “Hay que resguardarse para evitar daños a propiedades y a personas, o sea, que ha tomar las precauciones debidas”, indicó.

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Por El Dinero