Medio Ambiente asegura que el año pasado recibieron alrededor de 243,548 visitantes.

Las cuevas que utilizaron los Taínos hace cientos de años para practicar rituales y refugiarse de las lluvias hoy en día constituyen una fuente de atracción para los turistas que visitan República Dominicana.

Esas cavernas, que servían de hogar para los primeros habitantes de la isla Quisqueya, contienen petroglifos y pictografías. En su interior se han encontrado muestras de arte rupestre y diferentes objetos fabricados con cerámica, piedras y otros materiales.

El espeleólogo (estudioso de las cavidades subterráneas), Domingo Abreu Collado, conoce muy bien las cavernas del país formadas por la erosión de corrientes de agua.

Estima que hay una cueva por kilómetro cuadrado, lo que significa que el país cuenta con más de 48,000 cavidades. Solo en Santo Domingo, entre las avenidas Italia y Luperón, hay 120 cuevas y todas son interesantes, sin importar el tamaño, porque tienen manifestaciones rupestres y animales, principalmente murciélagos.

Mientras que en Los Haitises hay más de 15,000 cavidades, pero la mayoría están inundadas y en proceso de formación.

“Eso importantiza las cuevas de República Dominicana y de la isla más que en otros sitios, porque es del trópico y en la zona tropical donde más vida existe”, explica Abreu Collado, quien funge como encargado de la Dirección de Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente.

Estas cavernas están dispersas por todo el territorio nacional, principalmente en Los Haitises, Parque Jaragua, Sierra de Bahoruco, Parque Cotubanamá (conocido como Parque Nacional del Este), Cordillera Septentrional y el llano costero. En la zona central hay menos cavidades, porque las rocas no son calcificables.

Desde San Cristóbal hasta Higüey hay varios farallones, pero hay uno que está más cerca del mar y es el soporte más extenso de manifestaciones rupestres. “Son 175 kilómetros de una única formación y la mayoría de las cuevas tienen arte rupestre aborigen y algunos yacimientos arqueológicos, es decir, que es la unidad de soporte rupestre más larga que existe en todo el Caribe”.

Todas las cuevas reciben visitantes, pero las más conocidas son las de Las Maravillas, Los Tres Ojos, El Pomier, Cabarete y Los Haitises.

Abreu Collado considera que las cavernas que más se proponen para visitación son las que contienen artes rupestres, tratando de que la gente asuma que la pérdida de la población aborigen es irreparable y que de ellos solo quedan esas manifestaciones.

“Esa era la forma de comunicación de los aborígenes. Esos dibujos es lo único que los mantiene vivos. Eso queremos transmitirlo a la gente. Esto hay que protegerlo porque de cerca de dos millones de habitantes aborígenes que habían en la isla no nos queda ninguno”, explica el experto.

Los Tres Ojos

La turista argentina Julia Ojeda vio fotos del Parque Nacional Monumento de los Tres Ojos en internet y pensó que no se lo podía perder, así que decidió visitar el lugar con sus amigas.

El parque está compuesto por tres lagos que se comunican. Cada uno tiene un nombre que lo identifica: el Lago de Azufre, porque el agua posee ese elemento químico; Las Damas, donde preferían bañarse las mujeres por ser el lugar más discreto, y La Nevera, llamado así porque su temperatura es más baja, debido a que no recibe la luz directa del sol.

Allí, Rafael Bienvenido Cabrera, mejor conocido como el “Tarzán dominicano”, escala las rocas de la cueva hasta llegar al lugar identificado con la Bandera Nacional para luego lanzarse al agua, hazaña por la que recibe propina de los turistas.

Cabrera tiene 69 años de edad y asegura que desde los 8 acostumbra a lanzarse de las rocas y bañarse en los lagos. Asegura que es la única persona con la aprobación de las autoridades para hacerlo.

“Esto era un balneario público y el presidente (Joaquín) Balaguer lo prohibió en el año 1968, comenzaron a construir el parque en 1970 y lo inauguraron en 1972”, destaca.

Para visitar el cuarto lago, denominado Los Zaramagullones, es necesario subirse a una pequeña barca de madera, bautizada como el “Titanic Junior”. Los interesados deben pagar RD$25 a los hombres que la mueven tirando de cuerdas.

El lago Los Zaramagullones, que lleva ese nombre por una especie de pato que habitaba en el lugar, está totalmente al aire libre y en él se puede observar una gran cantidad de peces y tortugas.

“Hay muchas tilapias, grandes y pequeñas, que son alimentadas por los turistas y personal del Ministerio de Medio Ambiente. También está prohibido pescar”, señala Juan Carlos Concepción, uno de los 23 guías turísticos que ofrecen sus servicios a los grupos de visitantes por RD$1,000.

La entrada a Los Tres Ojos tiene un valor de RD$100 para los dominicanos y RD$200 para los extranjeros.

Además, es la cueva más visitada a nivel nacional. El año pasado, según la estadística de la Dirección de Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente, recibió 176,779 personas, 41,013 nacionales y 135,766 extranjeros.

Cacibajagua del Pomier

Las cuevas del Pomier o Borbón, localizadas en San Cristóbal, son consideradas uno de los patrimonios más importantes de la humanidad.

De acuerdo con la guía turística de la cacibajagua (cueva de donde salieron los taínos en La Española), la reserva antropológica es un Monumento Natural Categoría III por su biodiversidad de especies endémicas, nativas y residentes, algunas de ellas en peligro de extinción y bajo amenaza por la actividad minera de la zona.

La caverna tiene más de 400 metros sin iluminación y los visitantes deben caminar por pasillos que conducen a diferentes salas.

El Museo del Hombre Dominicano realizó un informe en 1978, donde reportó un total de 590 pictografías y 21 petroglifos, que representan especies de animales y escenas mágico-religiosas.

En 2002 se removió de su interior una gran cantidad del material arqueológico de su piso y se diseñaron los corredores.

La Asociación de Guías y la Fundación Cuevas del Pomier realizaron un inventario del arte rupestre de la caverna en 2015. Registraron 812 pictografías y 28 petroglifos elaborados por los taínos con una mezcla de carbón vegetal y grasa animal.

José Corporán, presidente de la Fundación Cuevas del Pomier, asegura que la comunidad tiene grandes necesidades, a pesar de contar con el legado cultural más importante de los taínos.

“Tenemos la necesidad de una protección verdadera a este entorno de las cuevas. Nuestro interés es que el Estado ponga su mirada hacia El Pomier, tanto para la protección como para el desarrollo ecoturístico, ya que esta comunidad, con su patrimonio cultural, tiene un gran potencial turístico que podría ayudar al país y a la comunidad”.

Corporán considera que la comunidad está dispuesta a contribuir en ese sentido, ya que San Cristóbal tiene un turismo diferente y podría explotarse el turismo cultural.

La comunidad del Pomier, sección Borbón, con más de 12,000 habitantes, carece de los servicios básicos, como electricidad, agua y los caminos vecinales están en mal estado.

Aun así, en 2017 recibió 4,587 visitantes, 3,437 dominicanos y 1,150 extranjeros. Mientras que el año pasado 3,619 personas visitaron el lugar, 2,696 dominicanos y 923 extranjeros.

Corporán destaca la importancia de las cuevas y considera que si se acondicionan para recibir más turistas mejoraría la vida de los lugareños.

Cuevas del Mirador

José Ramón Arias, presidente de la Junta de Vecinos del Residencial José Contreras, propone que se realice un recorrido por las diferentes cuevas ubicadas en el Mirador Sur, para explicar a los visitantes que el tamaño de cada una y mostrar las pictografías que tienen en su interior.

“Es importante que las autoridades comprendan que puede ser utilizada como una vía turística, que puede llamarse la ruta de las cavernas de la Cayetano Germosén y que puede ser turístico y cultural”.

Arias manifestó su preocupación por la arrabalización que tiene la zona, debido a que las cuevas “se han convertido en un almacén de delincuentes, mendigos y drogadictos”.

Turismo

El Ministerio de Turismo asegura que el país cuenta con “una cueva para todos los gustos”, marcadas con petroglifos y pictografías que dejaron los taínos.

“Cerca de La Romana, la Cueva de las Maravillas presume de sus cientos de pictografías taínas, y en Cap Cana, Scape Park te lleva a descubrir los túneles de la Cueva de Iguabonita con sus impresionantes formaciones de piedra caliza. El Parque Nacional de Los Haitises, en Samaná, alberga cuevas a las que solo se puede acceder por el mar y cuentan con un gran número de pictografías”.

Además, indica que las cuevas menos visitadas, pero más impresionantes, están al suroeste, incluyendo El Pomier y Las Caritas de los Indios, frente al Lago Enriquillo.

Comparte la Noticia:

Por El Dinero