Expertos consideran que República Dominicana está en capacidad de aumentar su flujo de visitantes y proteger sus recursos naturales al mismo tiempo

Convertido en la actividad que más recursos económicos le aporta a República Dominicana, el turismo se esfuerza por llegar a la meta establecida por el presidente Danilo Medina en 2012 de alcanzar la cifra de 10 millones de visitantes para 2022. En 2018 se logró la visita de 6, 568,888 turistas.

Alcanzar la citada meta aumentaría significativamente los ingresos en divisas generados por el turismo que en 2018 ascendieron a US$7,610.4 millones, según el Barómetro Turístico del Ministerio de Turismo. Sin embargo, lograrla también compite con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con el medio ambiente a ser cumplidos para 2030.

Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), esta actividad puede contribuir, directa o indirectamente, a los 17 ODS. “Concretamente, el turismo aparece en las metas de los objetivos 8, 12 y 14 que están respectivamente relacionados con el desarrollo económico inclusivo y sostenible; el consumo y la producción sostenibles y el uso sostenible de los océanos y los recursos marinos”, indica el documento titulado El Turismo y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, publicado por el organismo.

A Svenja Paulino, de la Corporación Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ por sus siglas en Alemán), le preocupa la meta del país de llegar a 10 millones de turistas con el menor impacto negativo al medio ambiente y cumpliendo los objetivos internacionales, tomando en cuenta la capacidad de absorción de un país como República Dominicana y los desafíos innatos que trae consigo el turismo.

Paulino es la directora del Programa Biodiversidad y Negocios para América Central y República Dominicana de la GIZ, mediante el cual trabajan desde 2014 enfocados en medio ambiente y negocios, especialmente en el área turística.

“Tanto a nosotros como al gobierno de República Dominicana nos interesa conservar la biodiversidad porque es el capital natural del turismo, de la población en general, pero también la biodiversidad como capital natural de los sectores económicos es algo importante que cuidar porque no queremos turistas nada más por los próximos 10 años, sino para todas las próximas generaciones”, explica.

Sin embargo, para Bolívar Troncoso, experto en turismo sostenible, el país no sólo puede llegar a 10 millones de turistas, sino hasta 20 millones. “Conozco la experiencia de la isla Mallorca en el Mediterráneo español que recibe 12.5 millones de turistas en 4,000 kilómetros cuadrados y no ha impactado. Si nosotros tenemos 12 veces la extensión territorial de Mallorca, con esas políticas que le estoy planteando y con todo el territorio, tenemos capacidad para 20 y más”, sostuvo.

Estas políticas que menciona Troncoso se refieren a la diversificación del producto turístico, pues está convencido de que esta es la garantía para que no se produzca un caos a nivel de impacto ambiental por la prevalencia del turismo de sol y playa que genera gran impacto en las costas.

Como creador de la Organización Dominicana de Turismo Sostenible y con vasta experiencia fruto de los años que trabajó en el Ministerio de Turismo, Troncoso manifiesta que se ha avanzado bastante en la diversificación, pues según los cálculos que maneja, el turismo de sol y playa representa el 78% de la oferta, mientras que el otro 22% está repartido en turismo de naturaleza, de salud, religioso, inmobiliario, entre otros, aunque no existen estadísticas oficiales de cómo está divido el pastel turístico en el país.

La Tercera Comunicación Nacional de República Dominicana ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, correspondiente al período 2014-2017, lamenta que no se haya definido la huella de carbono ni la hídrica del sector turismo a nivel nacional, por lo que se hace difícil medir su impacto real. Reconoce que ninguna otra industria socioeconómica de la zona costera depende tanto de los recursos naturales como la industria turística.

El informe manifiesta que “a pesar del crecimiento significativo del sector turismo, este presenta elementos preocupantes relacionados básicamente a su desarrollo poco ordenado y diversificado, con la agravante de que nuestro modelo turístico descansa básicamente en el concepto sol y playa, y está concentrado sólo en algunas áreas del país”. Por lo tanto, recomendó “promover el agroturismo y el ecoturismo como una modalidad del turismo sostenible que favorecería el descongestionamiento del turismo costero-marino”.

Desde al área de planificación territorial del Ministerio de Turismo también se comparte la necesidad de diversificación. La clave para lograr el difícil pero necesario equilibrio entre desarrollo turístico y conservación del medio ambiente está en cómo se proyecta el desarrollo y en manejar la capacidad de carga de cada espacio, manifiesta la arquitecta Maribel Villalona, directora del Departamento de Planificación y Proyectos de la entidad estatal.

“La diversificación de la oferta turística al interior del territorio nacional enriquece la experiencia del turista, disminuye la presión sobre la costa y produce crecimiento económico, elementos mandatorios del eje 3 de la Estrategia Nacional de Desarrollo, al tiempo que produce cohesión territorial”, manifiesta.

Explica que desde el Ministerio se impulsa la estrategia de Turismo de Circuitos y Multidestinos, que oferta tres grandes zonas del país y múltiples experiencias: circuito este con sol y playa, circuito sur con el turismo de naturaleza y el circuito norte con la oferta de turismo comunitario. Se promocionan también otros segmentos de mercado, como el turismo cultural y urbano a través de la Ciudad Colonial y Santo Domingo, y del centro histórico de Puerto Plata.

Una de las áreas a las que se apunta es el ecoturismo, la cual tiene gran potencial, según manifiesta Ekers Raposo, encargado del Departamento de Ecoturismo del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Durante 2018, un total de 1,773,323 visitantes acudieron a unas 40 áreas protegidas del país, de los cuales 72% eran extranjeros, según las estadísticas oficiales.

Aunque el Ministerio de Medio Ambiente administra 128 áreas protegidas, no todas están habilitadas con la infraestructura adecuada para recibir visitas, como es el caso de Cabo Francés, en el municipio Cabrera, provincia María Trinidad Sánchez, el cual está en planes de habilitarse, y otras, por sus carácteristicas, no admiten la precencia de grandes cantidades de personas, como la Reserva Científica Villa Elisa, en Montecristi, la cual está destinada en mayor proporción para la investigación.

Las áreas protegidas de mayor cantidad de visitas en 2018 fueron Cotubanamá (Isla Saona), Loma Isabel de Torres, en Puerto Plata; Cueva de los Tres Ojos, en Santo Domingo; Isla Catalina y el Salto de la Damajagua, en Puerto Plata.

Empresas hoteleras

Aunque existe el interés por la diversificación, por el momento sol y playa sigue siendo el motivo de visita por excelencia, y la zona este, especialmente Punta Cana, lleva la voz cantante en la captación de visitantes. Las estadísticas del Banco Central referentes a la llegada de pasajeros por los distintos aeropuertos del país establecen que en 2018, de 5,618,561 turistas extranjeros que llegaron al país por vía aérea, 3,891,327 lo hicieron por el aeropuerto de Punta Cana, representando el 69.3% de los arribos.

La Encuesta de Opinión, Actitud y Motivación a Extranjeros no Residentes, publicada por el Banco Central, revela que en 2018 el motivo principal por el que los turistas eligieron el país como destino en sus vacaciones fue por la calidad de las playas (35.0%) y hospitalidad (18.1%), seguido del clima (17.3%), entre otros.

Dada esta realidad, ¿qué hacen las empresas hoteleras y las autoridades gubernamentales para proteger la biodiversidad costera? Para empezar, está contemplado en las normativas el cumplimiento de una serie de requisitos a la hora de iniciar un proyecto hotelero, como realizar un estudio de impacto ambiental, tener una planta de tratamiento de aguas residuales, respetar la distancia entre la playa y la infraestructura, entre otros.

Sin embargo, más allá de los preceptos legales, expertos consultados coinciden en que cada vez mayor cantidad de empresas hoteleras realizan acciones voluntarias a los fines de contribuir al turismo sostenible.

Desde métodos de conservación de agua y de uso del plástico hasta políticas para el empleo de pesticidas que no contaminen el medio ambiente, los hoteles que forman parte de la Asociación de Hoteles y Turismo de República Dominicana (Asonahores) integran en sus operaciones medidas para hacer uso eficiente de los recursos naturales que forman parte del negocio turístico, asegura el vicepresidente ejecutivo de la asociación, Andrés Marranzini Grullón.

“Definitivamente el capital invierte donde tiene el retorno garantizado y el modelo que está dando la talla desde el punto de vista de negocio es el modelo de sol y playa en un esquema de todo incluido a través de un sistema de tour operación”, indica.

Ante la meta de aumentar la cantidad de turistas a 10 millones, considera que el espacio de la zona Este no será suficiente para acogerlos, por lo que está consciente de que será necesario expandir el desarrollo a otros polos, algo que asegura ocurrirá muy pronto.

A nivel particular, Jake Kheel, vicepresidente del Grupo Puntacana, asegura que todas las decisiones importantes de su empresa toman en cuenta el impacto ambiental. También reconoce otros esfuerzos del sector privado en el país.

“Se han visto iniciativas privadas de minimizar el uso de materiales desechables, en la reducción del consumo de energía e implementación de energía renovable; programas de inclusión social y diversas iniciativas en reducir el impacto a la zona costera. Aun falta mucho por hacer, pero comparado con años anteriores, se han logrado muchos avances”, destaca.

La representante de la GIZ señala que el Grupo Puntacana fue uno de sus primeros aliados, pues al inicio del trabajo buscaban pioneros para mostrar que sí era posible combinar medio ambiente y negocios. Actualmente trabajan en conjunto temas de tortugas, especies invasoras como el pez León y la conservación de arrecifes de coral.

De su lado, Bolívar Troncoso considera que en los últimos 10 años los hoteles han ido cambiando. “Tenemos más de 20 playas certificadas con bandera azul que es una certificación que obliga a que esas playas manejadas por hoteles no se impacten ambientalmente”, refiere.

A nivel público, los ministerios de Turismo, y el de Medio Ambiente, así como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) llevan a cabo desde 2016 el Programa Biodiversidad Costera y Turismo, que se enfoca en la revisión de políticas públicas, planificación y otros temas generales como planes de ordenamiento territorial que luego aplican en Samaná y Montecristi, las dos provincias piloto en las que trabajan.

Un gran reto

El coordinador nacional del proyecto, Jonathan Delance, que también realiza acciones en otras zonas, revela que la contaminación por plástico ha sido uno de los problemas más grandes que han descubierto. En ese orden, explica, dan la posibilidad a hoteles y restaurantes en la zona costera de recibir capacitación e información en este aspecto.

Para él, la clave para lograr un turismo ambientalmente sostenible está en el manejo. Basándose en los principios de no utilizar los recursos más rápido de lo que la naturaleza los regenera y no contaminar a una velocidad mayor a la que se absorben, recomienda invertir más en mejorar los servicios ecosistémicos que ofrecen los recursos naturales.

Delance considera necesario ser más eficientes para que la contaminación llegue en menor cantidad o lo más degradada posible y hacer un balance entre lo que consume y desecha cada turista y la tecnología a aplicar para que el impacto sea menor.

En el caso de que la meta de aumentar la cantidad de turistas sea únicamente para percibir mayores recursos económicos, prefiere incrementar el gasto de los visitantes que ya recibe el país, puesto que, a mayor cantidad de personas, mayor contaminación.

“Si es por el gasto, quizás me concentraría más en tener menos turistas, mayor gasto y dar un turismo de más alto estándar y, el turismo que va creciendo, ordenarlo para que las inversiones se coloquen en el lugar donde se deben colocar.

Avance sostenible con aportes a la economía

Observar los avances en turismo sostenible obliga al país a concentrarse también en los desafíos a superar. Consultados en esta investigación coinciden en que el manejo de los desechos sólidos sigue siendo una gran problemática medioambiental que encuentra un caldo de cultivo importante en el sector turístico.

“Se calcula de 3 a 6 kilos de basura por turista. Imagínese en un país que está recibiendo 6.5 millones de turistas al año. Esos sólidos son echados a cielo abierto”, lamenta Bolívar Troncoso, quien atribuye a falta de políticas de Estado que no se haya mejorado este problema. Para el experto, se debe además evolucionar a plantas biológicas para el tratamiento de aguas residuales, ya que no tienen tan alto consumo energético y son más eficientes.

La representante de la GIZ, Svenja Paulino, además de atender el tema de los residuos sólidos, sugiere ofrecerles a los gobiernos locales mejores herramientas y mecanismos de sanción para que puedan implementarse de forma adecuada el marco legal. Considera esencial que el gobierno cree un buen ambiente de negocios para las empresas hoteleras y un mayor acercamiento entre gobierno y sector privado.

“Es muy importante que el gobierno entienda mejor al sector privado y que lo acepte. A veces el sector privado está percibido como los malos que hacen daño, pero no es así, hay cosas buenas y cosas malas en todos los sectores, la comunicación y el diálogo en todos los sectores es importante para la mejora”, recomienda.

Biodiversity Check

Herramienta desarrollada conjuntamente con la comisión ambiental del SICA, mediante la cual expertos en turismo realizan diálogo con representantes de los hoteles y luego desarrollan un plan de acción con medidas para la biodiversidad de aplicación voluntaria.

Alrededor de 30 hoteles del país la han aplicado. Desarrollo de una plataforma de avistamiento de ballenas en conjunto con la cooperativa de pescadores Espíritu Santo en Cayo La Farola, Samaná, para reducir la cantidad de embarcaciones con turistas que presionan las ballenas en la bahía. Alternativa fuera del mar que al mismo tiempo produce recursos económicos para los pescadores.

Los ministerios de Turismo y Medio Ambiente, con el apoyo del PNUD, otorgaron a 5 de 7 centros de buceo en Samaná la certificación Green Fins por buceo responsable y protección de arrecifes. Sustancias tóxicas de algunos bloqueadores solares, tocar los corales durante el buceo y el anclaje pueden matar la estructura de coral que tarda hasta un año para crecer un solo centímetro.

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Por El Dinero