Perder diez hijos a la vez luce exagerado. Pero le ocurrió en la tierra de Uz a un hombre en la antigüedad. Decía Maquiavelo que una de las cosas que más le duele a un hombre es perder su patrimonio. Por esa razón los políticos juegan en aumentar o destruir el patrimonio y riqueza de amigos y adversarios. 

Precisamente también eso le ocurrió al hombre más rico y poderoso entre los orientales. Pero como si fuera poco también perdió la salud. Tantos eventos juntos parecen no reales en una misma persona.

En la experiencia clínica vemos duelos múltiples. Los duelos y pérdidas de Job en menor escala, pero con un impacto terrible en personas que carecen de la gran fe del patriarca y de una capacidad de confiar en Dios y de esperar pacientemente su restauración.

Hemos observado personas que han perdido a varios hijos en incendios. Asesinatos a más de un hijo. La pérdida de un cónyuge por enfermedad y en pocos meses la muerte de otro familiar. 

Perder el trabajo, caer en crisis económica y luego perder la pareja. Estos duelos múltiples o pequeñas agonías tipo Job, son probablemente más frecuentes de lo que creemos. 

Cuando alguien pasa por duelos simples o múltiples pueden presentarse episodios depresivos, síntomas psicosomáticos con trastornos como cefaleas frecuentes, dolores musculares, dermatitis, problemas estomacales entre una gran variedad de síntomas. 

Se requiere un apoyo psicoterapéutico y manejo del duelo. Se pueden presentar trastornos del sueño como insomnio y por efecto del duelo se puede afectar el estado de ánimo con pocas ganas de vivir, poco deseo de trabajar y pocas ganas de comer o de tener relaciones sexuales.

Algunas personas en duelos no resueltos pueden caer en consumo de alcohol y de otras sustancias. No se debe minimizar el fuerte duelo que dejan las roturas amorosas que se combinan con otras pérdidas o que implican nuevos cambios laborales, mudanzas o conflictos relacionales con los hijos por la reorganización del sistema.

Muchos médicos al no encontrar evidencias de enfermedad física refieren sus pacientes a servicios de Terapia Familiar o ayuda psicológica y psiquiátrica, cuando después de duelos recientes o duelos de varios meses, pero no resuelto, presentar síntomas que requieren apoyo y terapia de duelo; con el fin de aceptar las pérdidas y afrontar el proceso de volver a la normalidad. 

La restauración se logra luego de la aceptación y asumir la necesidad de continuar la vida y encontrar el sentido de la vida en las nuevas circunstancias. Ese es el propósito de la Terapia en este tipo de casos.

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