El maltrato y el descuido pueden apagar las llamas del amor. La comunicación hiriente y el maltrato físico pueden llevar nuestro corazón muy lejos, cruzar los mares y amurallarse en una Troya con otros brazos. 

Muy lejos, donde no podremos recuperar el amor perdido. En el accidentado viaje por el amor debemos construir una nostridad. 

Una Unión de dos que renuncian al egoísmo y al hedonismo de la vida sin compromiso, con el fin de crear un proyecto de pareja que cobije sueños, esperanzas, adversidades y una familia.

Que la nostridad (nosotros) sea un fértil jardín para una comunicación respetuosa, sin gritos ni heridas; que crezca la pasión, que sea propicio un sano desarrollo emocional para los hijos y que el amor termine sin miedo a la deslealtad, ni miedo a perder la vida por la violencia pasional. 

Y que de esa manera crezca la fe en el porvenir y la vida tenga sentido con esa persona que lucha con nosotros contra la soledad y contra el egoísmo humano.

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