Santo Domingo, RD.- La majestuosidad y espectacularidad del famoso Cirque du Soleil tuvo sus orígenes en las calles, cerca de la ciudad de Québec, Canadá (1980). Para entonces eran conocidos como “Los caminantes sobre zancos” de Baie-Saint-Paul, presentando un espectáculo ecléctico, donde se destacaban malabaristas, bailarines, tragafuegos y músicos que encantaba a la gente de la localidad.

Son precisamente esos orígenes, los que se destacan en esta nueva entrega, el talento humano, las destrezas, el arte, la buena música, el canto, las acrobacias y demás números que dieron inicio a este famoso circo, que ofreció una visión única de las artes circenses: libre de animales y basado en la vistosidad y espectacularidad de las destrezas humanas.

Es precisamente lo que, en esta oportunidad, nos entrega “El Cirque du Soliel Bazzar”, que instaló su carpa en el campo de golf del Hard Rock Hotel de Punta Cana, bajo la producción de SD Concerts, del empresario Saymon Díaz y que tendrá sus funciones hasta el 23 de febrero, una propuesta en la que muestra la esencia y el arte netamente humano.

Sus productores lo definen como “un laboratorio ecléctico de creatividad, donde sus acróbatas, bailarines y músicos diseñan un espectáculo de elegante propuesta” y que cuenta un colectivo de 39 artistas que fascinan dentro de una gran carpa con sus performances, donde nos muestran sus destrezas en contorsionismo, danza aérea, malabarismo, acrobacias y gimnasia sobre trapecios, cuerdas, bicicletas, aros…

La gran carpa, con capacidad para 1,500 personas, aloja a sorprendentes cirqueros que en cada acto dan todo de sí. Lo del ciclista es de máxima emoción. Sus piruetas, que los preadolescentes soñarían ponerlas en práctica en sus barrios, son de fascinante atractivo. Arriba, abajo, al revés… Su cuerpo es un puro dínamo sobre sus ruedas, generándose una energía rítmica de especial encanto.

El número del hombre de fuego genera uno de los momentos de mayor expectativa porque este atraído manipulador logra una demostración brillante que no es simple jueguito al dominar el fuego que el primer hombre descubrió hace 790 mil años atrás. Uno llega a pensar que va a quemarse el cuerpo al jugársela toda.

El número de los “mallakham” tiene poder sobre el escenario. Por primera vez en la historia de Cirque du Soleil, los artistas muestran fortaleza y hazañas técnicas.

El acto clásico del trapecio adquiere una elegancia admirable en dos bailarinas que se entrelazan en una danza en el techo, dándole un toque sublime de manera sincronizada.

Especial mención se la gana “El Maestro”, Steven Bishop, el hilo conductor del laboratorio instalado en Punta Cana. Hay muchos momentos de buen humor y cuando menos se espera se escucha una expresión del “tigueraje dominicano”, que saca risas a la multitud. Un saludo a lo dominicano: “Klk”, por ejemplo… O cuando al “Maestro” se le oye decir: “Este sombrero lo compré en la Duarte”.

Un lujo de esta propuesta es la música. Es en vivo. Y la cantante, Destani Wolf, se luce en medio del escenario en el que ella encaja a la perfección. Su voz es de ensueño. Un sonoro aplauso para ella. Extensivo al pianista y a los demás músicos.

El “Bazzar”, de dos horas de duración (25 minutos de intermedio) comprende un montaje de más de 100 personas, 27 técnicos y 39 artistas en escena.

Los organizadores del evento resaltaron que es muy importante lograr traer este trabajo a Punta Cana, uno de los destinos turísticos más exclusivos del Caribe. “Es una experiencia única que podrán vivir tanto los dominicanos como los turistas que visiten este paraíso del entretenimiento”, destacó Finn Taylor, vicepresidente senior de los espectáculos de gira de Cirque Du Soleil.

  La ruta.
“Bazzar” rueda desde octubre de 2018 cuando estrenó en la India. Es la producción original número 43 de Cirque du Soleil desde la creación de la compañía, en 1984, en Montreal, Canadá.

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