Con este deceso, ya suman cuatro muertos durante el paro nacional indefinido que comenzó el pasado 13 de junio.

La Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) informó que un hombre que participaba de las protestas en Quito murió tras la represión policial que se registró la tarde de este jueves.

El fallecido fue identificado como Henry Quezada Espinoza y, de acuerdo con la organización, murió “debido a trauma penetrante de tórax y abdomen por perdigones”.

El hecho ocurrió en el parque El Arbolito, aledaño a la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), en la capital de Ecuador, y a una cuadra de la Asamblea Nacional.

El suceso también fue confirmado por la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos de Ecuador, que aglutina a 15 agrupaciones y ha dado seguimiento a las protestas.

La Fiscalía General del Estado (FGE) informó que inició, de oficio, una investigación previa por la muerte de Quezada.

La represión

Más temprano, la Conaie había informado que la represión policial contra las miles de personas que protestan en Quito comenzó en los alrededores de la Asamblea Nacional, hasta donde había llegado una movilización encabezada por “mujeres y estudiantes”.

Ante la represión, los manifestantes retrocedieron a la sede de la CCE, donde se concentraron desde el mediodía, y al vecino parque El Arbolito.

La Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos denunció que el edificio de la Contraloría General del Estado (CGE), que está frente al parque El Arbolito, fue usado por la Policía Nacional “para lanzar bombas lacrimógenas a manifestantes”.

“La represión cerca a la Casa de la Cultura no contempla la presencia de mujeres, niños y niñas. El ataque es indiscriminado, las bombas surcan el cielo y caen también sobre la gente que se encuentra manifestándose”, señaló la Alianza.

Por su parte, la Policía Nacional informó que seis uniformados resultaron heridos durante los hechos ocurrido en las inmediaciones de la Asamblea.

Cuatro muertes

Con la muerte de Quezada ya son cuatro los fallecidos en el marco del paro nacional indefinido que comenzó el pasado 13 de junio.

El primer fallecido fue un joven de 22 años, identificado como Jhonny Saúl Félix Muenala, quien murió al caer a una quebrada el pasado domingo, en medio de una “fuerte represión por parte de policías y militares”, durante el séptimo día del paro nacional, en el sector Collas, al norte de Quito, según informó la Alianza.

El segundo muerto fue un dirigente indígena de 42 años, de nombre Byron Holger Guatatuca Vargas, quien, de acuerdo con la Alianza, “fue impactado por una bomba lacrimógena en su cabeza”, cuando protestaba en la ciudad de Puyo, provincia de Pastaza el martes.

Sobre estos primeros dos casos, la Policía Nacional negó la responsabilidad de sus agentes en los hechos. Con relación a la muerte de Félix dijo que se trató de un accidente y en cuanto a Guatatuca informó que “se presume que la persona falleció a consecuencia de la manipulación de un artefacto explosivo”.

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El tercer muerto fue identificado como Marcelino Villa, de 38 años. La bancada parlamentaria del movimiento político indigenista Pachakutik informó que este hecho ocurrió durante la madrugada del miércoles en la localidad de Tarqui, provincia de Azuay, al sur de Ecuador; el hombre fue hallado tirado a un costado de la vía Panamericana Sur y entre sus piernas se encontró un casquillo similar al de las bombas de gas lacrimógeno.

¿Y el diálogo?

“Mientras asesinen al pueblo no existen garantías” para el diálogo, advirtió la Conaie en su cuenta en Twitter luego de la muerte de Quezada.

Una de las condiciones que ha puesto la Conaie para iniciar negociaciones con el Gobierno de Guillermo Lasso fue el “cese inmediato de las acciones de represión y criminalización”.

A esa demanda se le suman la “derogatoria del estado de excepción y garantías de no imponer nuevos decretos en el marco del actual paro nacional”, el “cese al ataque y respeto de las zonas de resguardo humanitario” y “que toda la agenda sea puesta en la mesa y no existan puntos inviables  para el gobierno, sino esfuerzos para atender el clamor ciudadano”.

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