Santo Domingo, RD.- La pandemia del Covid-19 ha fastidiado la vi­da en sociedad. Uno de los as­pectos en el que más se ha ensañado es el artísco, y el cierre del Estudio Diná, en los últimos días, ha sido una de los duros golpes que ha asestado a esta clase.

“La enseñanza musical dominicana está de luto”, colocó Manuel Tejada en la página de Facebook de Fari­da Diná, fundadora y direc­tora del espacio en el que durante casi cuatro décadas formó una enorme cantida­dad de instrumentistas .

“El país no puede permi­tir esa pérdida tras 37 años de formación de talentos de la música”, sigue diciendo la publicación del composi­tor, instrumentista, arreglis­ta y productor.

Como él, otros músicos tomaron el muro de Diná para externar su preocupa­ción por esta situción. “Es necesario que todas estas demostraciones lleguen al superior Gobierno, sobre todo al sector cultural. Al­go tenemos que hacer para que esta institución no des­aparezca”, escribió el maes­tro Rafael Solano en la mis­ma red social.

“El Estudio Diná está gra­bado en la historia del de­sarrollo de la música domi­nicana, su legado está ahí y permanecerá por siempre”, escribió el maestro Dante Cucurullo, quien recordó además que los exalumnos de esa institución que han decidido abrir escuelas, son como “sucursales”.

“Me siento impoten­te, devastada y sumamen­te triste”, ha dicho Diná, a quien le reconforta el he­cho de haber recibido más de 600 mensajes de apoyo luego de que hiciera públi­co el cierre de su escuela, al­go que ella valora mucho. “El que abre mi facebook se da cuenta de que hemos sembrado y hemos cosecha­do”, comentó la profesora a LISTÍN DIARIO al hablar de una escuela que formó a jó­venes que han desarrollado su talenteo en la música, la canción y la docencia.

Una academia que ini­ció de manera modesta en 1983, en la sala de su ca­sa, en la calle Ramón San­tana, en Gazque, ofrecien­do clases de piano y que se convertiría en un edificio de tres plantas con un equipo de 24 profesores y una ma­trícula de alrededor de 250 alumnos.

Un espacio en el que se impartieron todos los ins­trumentos, menos vientos-metales, y clases de canto, desde los seis meses (esti­mulacion temprana a tra­vés de la música) hasta la adultez, y con una sucursal en Santiago de los Caballe­ros inagurada en 2003, y que sigue funcionando. “La verdad, en un principio no pensaba que iba a crecer tanto”, asegura la docente y pianista.

 El cierre

Aparte de los artistas que han externado su pesar por el cierre, alumnos, padres de estos y exprofesores, le han dado a conocer su in­dignación, tristeza e impo­tencia por el cierre. La situación sanitaria que vive el mundo es lo que pro­vocó esto, ya que a pesar de que se adaptaron a ofrecer las clases de manera virtual, muchos padres no acepta­ron y la matrícula fue bajan­do. “Llegamos a un punto que ya no cubríamos la nó­mina. Seguimos luchando, vendiendo incluso artículos personales”, explica, ya que ha debido vender algunos pianos y otros instrumen­tos, hasta que llegó el mo­mento en que se dio cuenta de que ya no podía seguir.

Para volver a abrir no cuenta por ahora con los re­cursos necesarios. “Con fon­dos propios no lo creo. Con alguna ayuda que venga del cielo, porque ya no tenemos fondos con que reabrir”, la­menta Diná.

Lo que sí la llena de orgu­llo es saber que muchos de los alumnos de su escuela  han tenido éxito, en los es­cenarios y en la docencia.

Orgullosa

Aunque con el miedo de ha­cer alguna omisión y sin el menor ánimo de hacer sen­tir mal a alguno de sus exa­lumnos, menciona algunos de los músicos de los que es­tá orgullosa hayan pasado por la escuela.

Entre ellos Stephany Or­tega, cantante que ha es­tado nominada dos veces al Soberano, que otorga Acroarte; Giorgio Siladi, de la banda de pop Bocatabú; Rosana Rosario, violinis­ta de la Orquesta Sinfóni­ca Nacional, Martha Jhoa­na De Luna, pianista que ha desarrollado su carrera en Estados Unidos; Josean Jacobo, que con su grupo Tumbao ha editado varios discos de jazz, otros que han realizado doctorados en el exterior, como José Guillermo Puello. Además, Patricia Linares y Gilem Li­nares, que tienen sus acade­mias; Albania Gabot, pro­fesora de la Universidad Autónoma de Santo Do­mingo y Sly de Moya, profe­sor en la Universidad Pedro Henríquez Ureña. “Pero se­guro se me queda alguno y no quisiera que se sintieran mal”, dice apenada.

Otros logros de Estu­dio Diná que la enorgulle­cen son por ejemplo que su academia fue la primera en obtener licencia de Kinder­musik y que su hija, Fari­da Peña, sea la Mentora de Kindermusik international para Latinoamerica.

El hecho de que su pro­grama de clases esté ava­lados y ser miembros de la Asociacion Latinoamerica­na de Conservatorios y Es­cuelas de Musica (ALCEM), de la International Society of Music Education (ISME), de la Federación Coral del Caribe y Centroamérica.

También que sus alum­nos se hayan convertido en ganadores de concursos in­ternacionales en Venezue­la, Puerto Rico, Las Vegas, Luxemburgo, República Dominicana, entre otros.

 OTROS DATOS

Concurso.

Estudió Diná organiza el “Concurso Iberoame­ricano Para Jóvenes Pia­nistas”, primer y único certamen internacional de piano del país:.

Solidaridad.

Otras figuras de diferen­tes ramas del arte que han dedicado palabras de aliento son José An­tonio Rodríguez, Mó­nika Despradel, Anto­nio Melenciano, Ondina Matos, Nancy Vizcaíno, entre otras.

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