La realidad que construimos en nuestra mente es muy poderosa. A veces nos convencemos de que nadie nos ama.
Podemos creer que no le importamos a nadie. Esos pensamientos de minusvalía nos pueden llevar al aislamiento y hasta el suicidio.
Hay que desconfiar de percepciones y sentimientos que nos asaltan que pueden ser dañinos a nuestra vida o que distorsionan realidades objetivas o emocionales.
Dudar como método y estrategia de Descartes, es útil en nuestro mundo emocional, en esos momentos en los cuales los pensamientos no son faros seguros.
No nos guían a buen puerto y los resultados pueden ser funestos.
Las reflexiones objetivas, en calma, después de tomar tiempo fuera: nos alejan del error, y como colofón recordar no tomar decisiones cuando estamos en graves crisis existenciales, si al hacerlo corremos el riesgo de tomar malas decisiones.
Si se da un tiempo a que la crisis se calme, podemos tomar mejores decisiones de pareja o con nuestros hijos.