En la pobreza y en el día a día puede haber mucha tristeza, desesperación y miedos. No poder pagar la renta, el corte de servicios básicos, puede ser causa de estrés y mucha preocupación.

El mundo actual nos aleja del interior. Descuidamos controlar el pequeño mundo interno: nuestros pensamientos y emociones. 

Compramos por fuerza del consumismo y luego no disfrutamos lo comprado. El afán y las preocupaciones se roban nuestra vida. 

Olvidamos nutrir el espíritu y la mente; perseguimos con furor lo material. Luchamos por lo que no tenemos y descuidamos lo que verdaderamente tiene valor.

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