El ex jefe de Estado reside desde hace meses en Abu Dabi tras varias investigaciones que lo implicaban con casos de corrupción.
La Casa Real ha desmentido este lunes que el rey emérito de España, Juan Carlos I, esté en “estado grave” de salud, tal como había afirmado horas antes la periodista Pilar Eyre, especializada en la familia real española, sobre la que ha escrito varios libros.
“El rey Juan Carlos está en estado grave y la Casa Real valora la posibilidad de su traslado a España“, había sostenido Eyre sobre la salud del ex jefe de Estado. Además, también aseguraba que Elena y Cristina de Borbón, las dos hijas de Juan Carlos de Borbón, habían sido los dos únicos miembros de su familia que habían acudido a visitarlo a Abu Dabi, donde reside en la actualidad.
Los primeros en desmentir esta información fueron periodistas de la revista del corazón ¡Hola!, que contactaron con el rey emérito, a quienes aseguró: “Estoy perfectamente. Hago dos horas de gimnasia al día y me encuentro muy bien”.
El exmonarca también se ha puesto en contacto con el conocido locutor de radio Carlos Herrera, quien ha asegurado en su programa que Juan Carlos “se encuentra como un oso”. “¡Será otro rey! Porque con el que yo he hablado esta mañana está extraordinariamente bien de salud”, ha enfatizado Herrera.
Causas abiertas
El rey emérito vive fuera de España desde el pasado 3 de agosto, cinco meses después de que su hijo y sucesor en la Corona, Felipe VI, tomara la decisión de retirarle su asignación económica personal como miembro de la Familia Real, después de que se conociera que estaba siendo investigado por el supuesto cobro de comisiones ilegales por las obras del AVE a la Meca en 2014.
Además, a principios del pasado mes de diciembre, el ex jefe de Estado regularizó casi 700.000 euros con Hacienda. Este pago guarda relación con el caso de las tarjetas opacas que tanto él como otros miembros de su familia utilizaron durante al menos tres años, entre 2016 y 2018, para el pago de viajes, hoteles o restaurantes, entre otros gastos personales.
Felipe VI también anunció que renunciaba a cualquier posible herencia de su padre cuyo origen pudiera “no estar en consonancia con la legalidad”. Así, se interpreta que el alejamiento de Juan Carlos pretendía evitar el deterioro de la imagen de la monarquía española.