Por Agencia EFE

Las inversiones globales en eficiencia energética, en un contexto particular de crisis por la guerra en Ucrania, han dado un salto del 16% en 2022, con US$560,000 millones, lo que hace pensar a la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que este año podría marcar un punto de inflexión.

En su informe anual sobre eficiencia energética, que es una de las claves para cumplir con los objetivos internacionales de lucha contra el cambio climático, la AIE señala a partir de datos preliminares de 2022 que la economía mundial ha utilizado la energía un 2% más eficientemente que en 2021.

Eso significa casi cuadruplicar la tasa de mejora de los dos últimos años y prácticamente duplicar la de los últimos cinco.

Por eso considera que si el ritmo de progreso continúa avanzando en los próximos años, 2022 podría marcar “un punto de inflexión vital para la eficiencia” y el cumplimiento de llegar a cero emisiones netas de gases causantes del calentamiento global para 2050.

Según los cálculos de los expertos de la agencia, sus países miembros se han ahorrado este año US$680,000 millones en la factura energética gracias a las medidas de eficiencia que se vienen adoptando desde el año 2000.

Eso incluye, por ejemplo, las inversiones realizadas en el aislamiento de edificios o en coches que consumen menos.

Los autores del informe constatan que la crisis energética mundial desencadenada por la invasión rusa de Ucrania, y en particular el aumento de los precios, ha aumentado de forma radical el interés por la eficiencia como forma de ahorrar.

El director general de la AIE, Fatih Birol, hizo un paralelo con la crisis del petróleo de los años 1970, que ya dio lugar a “un impulso masivo” por parte de los gobiernos que se tradujo en muchas mejoras, y añadió que con la actual “estamos viendo signos de que la eficiencia energética vuelve a ser prioritaria”.

Algo positivo porque, según Birol, “la eficiencia energética es esencial para hacer frente a la crisis actual, por su enorme potencial” para afrontar retos como el de una energía asequible, la seguridad en el aprovisionamiento y el cambio climático.

La agencia recuerda, en cualquier caso, que la mejora de 2022 llega después de que el covid tuviera como efecto la sucesión de “dos de los peores años de la historia en cuanto a progreso de la eficiencia energética mundial, con una caída de los beneficios anuales a la mitad”.

En efecto, las ganancias anuales en eficiencia quedaron reducidas a un más que escueto 0.5% en 2020 y 2021 en un contexto en que primó la alimentación de la industria intensiva en energía mientras otros sectores sufrían fuertes caídas de actividad y se producía una ralentización en los progresos en eficiencia en edificios y fábricas.

El ritmo de avance ya se había desacelerado anteriormente. En la pasada década, se había pasado de un 2% anual en la primera mitad al 1.3% en la segunda.

Según las estimaciones de la AIE, para alcanzar las metas de las cero emisiones netas para 2050 habría que llegar a una cadencia de mejora anual de la eficiencia energética de alrededor del 4% anual esta década.

En 2022 se han visto avances por ejemplo en la electrificación del transporte y de la calefacción. Uno de cada ocho coches vendidos en el mundo es ahora eléctricos y se han comercializado casi tres millones de bombas de calor sólo en Europa (frente a 1.5 millones en 2019), que se consideran más eficientes que otros sistemas de calefacción que utilizan combustibles fósiles como el gasóleo o el gas.

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