Azua, RD.-Santiago Encarnación, a quien todos conocen popularmente como “Viejo Lípido”, nació el 20 de mayo del año 1971 en el municipio de Las Matas de Farfán, en la provincia de San Juan. Se trasladó a Padre Las Casas junto a sus padres a muy temprana edad. De ese lugar era oriunda su progenitora. Allí creció y se dedicó a las labores agrícolas.

Empezó sus andanzas en busca de nuevos rumbos, llegando en la década de los años 80 al pequeño poblado de El Corozo en el distrito municipal de Villarpando, provincia de Azua. Ahí lo acogieron como un nuevo hijo.

Más de la mitad de su vida la lleva dedicándose al trabajo conocido popularmente como ”chiripa”, también a la crianza de animales que lo ayudan a sobrevivir. 

Según sus documentos de identidad “El Viejo Lípido” tiene 49 años de edad, pero algunas personas que lo conocen desde su llegada a la localidad, dicen que este ya era un hombre adulto.

Ancianos de su época aseguran que Lípido llegó al Corozo luego de las devastaciones del huracán David, el cual afectó la República Dominicana en el año 1979, siendo supuestamente un señor mayor. Pero su cédula de identidad para ese entonces decía que “El Varón” Tenía 8 años, razón por la que existe la duda de en su fecha de nacimiento.

Una de las características que ha llevado a Santiago a ser una persona muy popular y querida en el lugar, es su amor a Jesucristo. Según varias anécdotas contadas por personas allegadas a él, “Lípido” era un corrupto y alcohólico, siendo el mismo alcohol que lo lleva a los caminos de Dios, “una noche consumió tanto alcohol que su cuerpo no resistió y se puso muy mal de salud, desde entonces decidió entregar su vida a Dios”, cuentan residentes de El Corozo. 

El Viejo Lípido pasa gran parte de sus días caminando por diferentes lugares predicando la palabra de Dios, motivando las personas para que busquen a Cristo. Su estropeada biblia, una tambora y un “megáfono” creado por el mismo, son sus compañeros en la misión de adoración y salvación.

Una misión que para muchos, le ha encomendado Dios al misionero.

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