
Sus espacios se prestarían para generar más oportunidades de negocios, incluso de energía limpia.

Santo Domingo, RD.- Presurosos y con los primeros destellos del sol iluminando sus rostros, decenas cientos de hombres y mujeres marchan con esperanza hacia los mercados de abasto del Distrito Nacional en busca del sustento para sus familias, con la comercialización de los productos, pero con temores por las malas condiciones de los establecimientos.
Agrupados en un espacio que se ha convertido en su segunda casa y que carece de capacidad y condición para seguir albergando más puestos de ventas, los pequeños comerciantes buscan la manera de mantener sus negocios que en su mayoría son un legado familiar.

Entre los más populosos del Distrito Nacional figuran el “Mercado Nuevo” de Villas Agrícolas, el de Villa Consuelo, el de Cristo Rey, el de Gualey, así como el Mercado Honduras, Mercado Modelo, Plaza del Buhonero José Martí y Plaza de Buhoneros Independencia.
Estos centros, que reciben a diario alrededor de 2,000 personas cada uno y que algunos representan un atractivo turístico, reciben poca atención por parte de las autoridades, ya que, según algunos mercaderes, se han quedado en promesas para buscarles soluciones a las problemáticas que enfrentan desde hace décadas.
Filtraciones en las paredes y techos, limitaciones de sistema eléctrico; poca o ausencia de capa asfáltica y drenaje pluvial; manejo inadecuado de los productos agropecuarios y de los desechos por parte de los comerciantes, así como infraestructuras pequeñas que llevan a que los puestos de ventas se instalen en las calles, son algunos de los problemas que se repiten en cada uno de estos lugares de expendio de alimentos.
Para la directora ejecutiva del Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor (Pro Consumidor), Anina del Castillo, estas estructuras han perdido competitividad frente a los supermercados, debido a que son más inseguras y ponen en peligro la vida de quienes concurren allí.
Del Castillo explica que la carencia de equipos, herramientas, almacenes en frío y seco, así como de instalaciones sanitarias y de aseo para el personal, provocan contaminación cruzada y descomposición de los alimentos.
La jornada en cada uno de estos mercados comienza con una “caravana” de vehículos de carga que llegan desde las distintas regiones del país con alimentos, principalmente agrícolas, para abastecer los hogares dominicanos.
Las calles y parqueos fungen como espacios de descarga para estos camiones que obstruyen la vía pública y se suman al foco de contaminación de la zona.
Con frases como “Amigo, aquí es”, “¿Qué le damos?”, “venga”, “aquí encuentra las tres B: bueno, bonito y barato”, los oferentes buscan atraer entre el bullicio a los compradores.
“Aquí viene mucha gente, pero la venta ha bajado; primero porque muchos prefieren ir a los supermercados por la variedad de productos no perecederos y por la comodidad que ofrece su estructura física”, manifestó una vendedora del Mercado Nuevo de Villas Agrícolas.
Con preocupación expresó que para ella es casi imposible dejar de vender un día, pues no reuniría el dinero que necesita para cumplir con sus compromisos y mantener a su hija adolescente que le acompaña cada día.
Arrabalización
Una muestra de la necesidad de nuevos mercados o de la remodelación de los existentes, es el comercio informal que se desarrolla fuera de las instalaciones, así como la improvisación de puestos de venta en barrios del Gran Santo Domingo.
Por citar un caso, en el Mercado de Cristo Rey, un centro minorista de los más modernos de República Dominicana y que entró en funcionamiento con nuevas instalaciones en febrero de 2016, se evidencia esta situación.
Alex de la Rosa, miembro de la Asociación de Comerciantes del Mercado de Cristo Rey, describe la lucha que viven con los comerciantes que no han querido ocupar los puestos que esta nueva estructura tiene habilitados en su segundo nivel.
A diferencia de otros mercados de abastos, la edificación de Cristo Rey cuenta con ambiente controlado (AC), cuarto de refrigeración para los alimentos, almacenes de productos secos y ascensores. Asimismo, tienen un área destinada para la recreación de los moradores de la zona.
“Pero de nada sirve que sea un mercado moderno si las autoridades no le prestan las debidas atenciones”, condenó De la Rosa. El mercado fue construido con fondos de la Unión Europea como parte de su proyecto de recuperación de mercados.
Ventas y covid-19
Desde marzo, con la pandemia del covid-19, se han aplicado los protocolos necesarios para evitar la propagación del virus, han contado con la ayuda de la Alcaldía del Distrito Nacional (ADN), el Ministerio de Salud Pública y del Ejército Nacional para el manejo de la entrada al mercado, fumigación e higienización de los espacios.
La intervención fue necesaria porque los mercados no estaban preparados para recibir mayor flujo de consumidores. Para el presidente de la Federación de Comerciantes del Mercado Nuevo de Villas Agrícolas, Miguel Minaya, esta fue una prueba que evaluó las condiciones en la que los comerciantes exhiben sus productos.
Expresó que también recibieron, en octubre, la visita de Mario Lama del Servicio Nacional de Salud (SNS) junto con la alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía en pro de una solución rápida ante el hacinamiento de mercaderes.
Como parte de la solución detalló que hay un plan con los triciclos y carretas, que son alrededor de 1,700, para que no circulen en el mercado y así no obstruir las vías y facilitar la entrada y salida de los camiones.
El plan piloto consiste en habilitar la circulación de solo 500 triciclos que van a trabajar en dos horarios por día, divididos en 250 por tanda.
Faltan infraestructuras
Los mercados mayoristas, minoristas y mataderos regionales del país forman parte de la Red Nacional Alimentaria (RENA), instituida mediante la Ley 108-13 que crea Mercados Dominicanos de Abasto Agropecuario (Mercadom). Dentro de esta red opera el Merca Santo Domingo, ideado para ser un mayorista de abasto a mercados minoristas, supermercados y distribuidores. Aunque tienen ventas a mayoristas, predomina el mercado minorista de productores, donde se ofertan rubros agrícolas e industrializados directamente al consumidor.
El proyecto del Merca Santo Domingo fue iniciado en 2002 por el entonces presidente Hipólito Mejía e inaugurado 12 años después, en el 2014, por el expresidente Danilo Medina, con una inversión que superó los RD$5,000 millones.
Este centro de provisión agrícola es considerado el más grande del Caribe, establecido en un área de 1.2 millones de metros cuadrados, ubicado en el kilómetro 22 de la autopista Duarte.
El presidente de la Asociación de Comerciantes y Productores del Merca Santo Domingo, Leoncio Ortega Alcántara, explicó que existen 650 comerciantes en ese mercado, de los que solo 150 son mayoristas y el resto minorista. Estos últimos instalados en el área de detalle.
Dijo que los minoristas del Merca requieren ser capitalizados, ya que no venden lo suficiente para que los comerciantes tengan un negocio competitivo. Estos pequeños empresarios que generan alrededor de 3,000 empleos directos abogan por financiamientos del Banco Agrícola.
El esquema maestro incluía no solo construir el Merca, sino que los mercaderes mayoristas de los mercados del Distrito Nacional se trasladaran al Merca, pero no ha sido así, ya que continúan vendiendo sus mercancías en sus puestos habituales.
Los presidentes de las principales asociaciones de comerciantes de los mercados explicaron que los vendedores no quieren trasladarse al Merca por temor a perder su negocio que durante años han tenido en una zona céntrica del Distrito Nacional.
Dentro del plan de la Unión Europea para el rescate de los mercados dominicanos figuraba el remozamiento o reconstrucción de las antiguas áreas de comercialización de alimentos, trabajo que benefició a varias de ellas entre el 2014 y el 2019.
Según explican los comerciantes, en las plazas de venta minoristas (al detalle) que fueron intervenida no se contempló un plan de reubicación de los puestos, lo que ha provocado la instalación de vendedores en las periferias de los mercados aun cuando dentro existen puestos comerciales disponibles.
Los representantes de las organizaciones de mercaderes destacan que la “costumbre de los dominicanos es ir a los lugares fáciles” y que por eso los detallistas prefieren tener sus puestos fuera de las infraestructuras, pues entienden que hay mayor dinamismo allí.
Generación de energía
En el país se ha evidenciado un auge en la generación de energías renovables. Para Bernardo Castellanos, experto en energía, las características de los techos de estos lugares no son propicias para la instalación de paneles solares, pero con algunas modificaciones podrían aprovecharse.
Castellanos destaca que el consumo energético de estos centros de abasto es “muy bajo”, debido a que son instalaciones abiertas.
Sin embargo, cree necesario hacer un levantamiento en cada mercado para determinar su viabilidad, cantidad y costo. “La posibilidad de instalar paneles solares en los techos va a depender de la forma de los techos de cada instalación”, subraya Castellanos.
Pero para eficientizar estos mercados hace falta coordinación interinstitucional que incluya a todos los gobiernos municipales y la inclusión de alianzas publico privadas.
Desafíos
Pese a que los gobiernos, en conjunto con otras entidades han realizado importantes inversiones, sus desafíos, que anteceden a la llegada del covid-19, se han intensificado. Se observa que algunos de estos centros operan en condiciones limitadas respecto al manejo de los alimentos y su infraestructura.
Para la directora de ProConsumidor, entre los desafíos resaltan la necesidad de mejorar las infraestructuras y adecuarlas al tipo de establecimiento. Es decir, tener instalaciones sanitarias adecuadas. Insistió en que se debe crear un sistema eficaz de evacuación de efluentes y aguas residuales, así como tener un tratamiento de los desechos.
“Además, la cultura de nuestros mercados debe ser cambiada mediante la capacitación a cada proveedor. Con esto buscamos crear las condiciones para el manejo inocuo de los alimentos y su almacenamiento, evitando las contaminaciones cruzadas, prevención y control de plagas y roedores, así como promover una correcta higiene”, enfatizó Del Castillo.
Para José Díaz, presidente de la Federación Nacional de Comerciantes y Empresarios del país (Fenacerd) el Gobierno Central, juntamente con las autoridades municipales, deberían implementar un programa de construcción de mercados públicos en cada municipio desprovisto y que se remodelen aquellos que lo requieran.
También destaca que el Mercado Nuevo debe ser remodelado y ampliado en varios niveles y ser dotado de parqueos públicos que brinden seguridad e higiene a sus comprobadores.
Trabajo realizado por Massiel de Jesús Acosta, María del Carmen Guillén Aquino, Mayelin Acosta, María Eduvigen Santos Mateo y Liselotte Massiel Durán Estrella.