En los últimos diez años solo los tres principales clientes de EE.UU. desembolsaron cerca de 30.000 millones de dólares para adquirir armamento norteamericano 

Los planes del Pentágono de vender armas a Taiwán por 2.000 millones de dólares no solo añaden un nuevo factor potencial en la creciente tensión entre EEUU. y China, que considera la isla como parte de su territorio, sino que vuelve a poner de relieve cómo Washington utiliza la industria militar como instrumento de dominio geopolítico.

Los propios EE.UU. no ocultan su hegemonía en este rubro. Así, el senador Marco Rubio reconoció que de esa manera el país norteamericano logra influir en el curso político de algunos de sus socios.

“Las ventas de armas son importantes, no solo por el dinero, sino porque también proporcionan ventajas sobre el comportamiento de Arabia Saudita en el futuro”, manifestó el legislador conversando con CNN. Y añadió: “[Los sauditas] necesitarán nuestras piezas de repuesto, nuestro entrenamiento. Y esas son cosas que podemos usar para influir en su comportamiento“.

Esta especie de hegemonía la reflejan las cifras del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en cuyos registros la nación norteamericana ocupa el primer puesto en volumen de ventas de armamento.

Sumas exorbitantes

De acuerdo con el organismo, el ‘top tres’ de clientes de la industria militar de EE.UU. a nivel mundial lo lidera Arabia Saudita, que solo en 2018 desembolsó a Washington 3.350 millones de dólares, mientras que del 2008 al 2018 destinó la exorbitante cifra de 13.720 millones.

Le siguen Australia y Emiratos Árabes Unidos, países que también del 2008 al 2018 pagaron a EE.UU. 8.090 y 7.600 millones de dólares, respectivamente.

Enojo entre aliados

En Asia mientras tanto, Turquía e India no solo coinciden en la adquisición millonaria de pertrechos de producción estadounidense, sino que además en los últimos años ambos países han puesto la mirada en el mercado ruso, específicamente hacia el complejo antimisiles S-400.

En el caso de Nueva Delhi, en octubre de 2018 firmó con Moscú un acuerdo para el suministro de cinco baterías del sistema de defensa. Mientras que Ankara a finales de 2017 selló un acuerdo similar para la compra de dos S-400, provocando con ello la irritación extrema en Washington y en el seno mismo de sus socios de la OTAN.

En la región latinoamericana encontramos que México tampoco ha escapado a esta especie de dependencia de las armas norteamericanas, pues entre 2008 y 2018 este país le compró a su vecino del norte armamento por valor de 899 millones de dólares.

¿Amenaza a la paz mundial?

La hegemonía de EE.UU. en este rubro —que se viene consolidando desde hace décadas— se ha sentido incluso en Irak y Afganistán, dos naciones donde años atrás la Casa Blanca ordenó intervenciones militares. Así, si sumamos las facturas que entre 2008 y 2018 Washington les pasó a estos dos países, obtenemos la impresionante cifra de 6.850 millones de dólares.

Pero a pesar de su indiscutido dominio en la venta mundial de armas, siempre que se habla de poderío militar Washington no deja pasar la oportunidad de sacar a flote el ‘fantasma’ de Rusia. Y, sin embargo, la brecha entre ambos claramente va en aumento: si en el periodo del 2009 al 2013 EE.UU. superaba a Rusia en un 12 %, ahora esa diferencia entre ambos alcanza un abismático 75 %. Estas estadísticas permiten que cada uno pueda sacar sus propias conclusiones sobre qué nación pone en juego la paz mundial.

 

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