Padres y madres que se desgastan ordenando y mandando a sus hijos y ellos no cumplen los mandatos. Ese panorama es común en padres con poca Jerarquía y que no vigilan sus órdenes para el cumplimiento. Los padres se quejan en consulta de que sus hijos no obedecen, no escuchan y no les hacen caso. 

Minuchin utiliza en uno de sus libros el concepto de Mandatos Fallidos para significar el no cumplimiento de las órdenes parentales. 

Cuando damos un mandato debemos proponernos que se cumpla. Hay padres que dan mandatos gritando y el hijo se va acostumbrando a no obedecer. Puede ser igual para maestros y sus alumnos. 

Debe ser un mandato claro y si el hijo no lo hace:  la segunda vez hacemos que lo haga. Con los maestros sería diferente porque las normas no recomiendan contacto físico para evitar confusiones. 

Un padre puede pedir al hijo una vez dejar de jugar, pero la segunda tomarlo de la mano y decirle que apague la computadora o recoja los juguetes. El maestro puede hacer lo mismo; cuidando no violar normas de las que existen. Pero puede con autoridad y respeto, sin gritar: solicitar la segunda vez que haga algo concreto. 

Repetir incesantemente las órdenes crea mandatos fallidos. Para dar buenos mandatos hay que dar órdenes claras. Con autoridad y amor, sin gritar y sin enojos. Hay que tener control emocional y evitar los sermones y consejos sin fin que crean discusiones. Por ejemplo, si es hora de mandar a un niño a bañarse, le damos una orden breve y directa “a bañarse” no agregamos nada. 

No sermoneamos, no le decimos sucio, no lo comparamos. La segunda vez le tomamos sin maltratarlos de la mano y le llevamos a bañarse. 

La Terapia Familiar ayuda a los padres a disciplinar adecuadamente, sin necesidad de maltratos físicos, ni verbales, se refuerza la jerarquía de ambos padres. Se crean límites y reglas y se le van enseñando de semana a semana, diferentes técnicas de Disciplina Positiva.

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