En el estado de Sao Paulo, Brasil, hay 15 casos confirmados de intoxicación y 164 bajo investigación.
Bruna Araújo de Souza, de 30 años, murió el lunes en el municipio de São Bernardo do Campo, en el estado brasileño de Sao Paulo, después de ser hospitalizada en estado grave tras ingerir vodka con jugo de durazno.
El Ayuntamiento de São Bernardo do Campo confirmó la muerte y detalló que la joven perdió la vida como resultado de que la bebida había sido adulterada con metanol, recoge G1. Su caso se convierte así en la primera muerte por alcohol contaminado en ese municipio y la tercera en el estado de Sao Paulo, entidad en la que hay 15 casos confirmados de intoxicación y 164 bajo investigación.
Araújo había sido hospitalizada a finales de septiembre, después de consumir la bebida adulterada en un concierto, al que asistió con una amiga, identificada como Gabriela Damasceno, y otras dos personas más.
La amiga contó a la prensa que el grupo abrió la botella normalmente y preparó dosis con hielo y jugo de durazno, como solían hacerlo siempre, y que nadie mostró síntomas en ese momento. «Estaba feliz, bailando, no se quejaba de nada», dijo sobre Araújo.
Se desploman las ventas en los bares de la mayor megalópolis de Sudamérica por esta razón
Los síntomas
No obstante, al día siguiente, los efectos del envenenamiento se comenzaron a manifestar. «Tenía náuseas, vómitos y visión borrosa«, dijo Damasceno al respecto.
Previo a su hospitalización, Araújo envió mensajes de voz a su amiga relatando esos síntomas de la intoxicación: «Estoy aquí destruida. Destruida. Parece que bebí la cachaza (bebida alcohólica brasileña) de todo el mundo».
En otro momento, describió que se le dificultaba hasta hacer tareas simples. «La sensación es horrible. Se siente como si me fuera a desmayar, ni siquiera puedo mirar la pantalla del teléfono celular», le contó.
Pese a la rápida atención en el Hospital de Emergencias de São Bernardo do Campo, donde ingresó en estado grave, Araújo no resistió. Según las autoridades, la joven murió después de adoptar un protocolo de cuidados paliativos, en una decisión tomada por el equipo médico junto con la familia.
