Un hombre bañado de odio interpretó el sentimiento nacionalista de su pueblo y convirtió ese sentir social en un movimiento político que exaltaba la superioridad de una raza sobre otra.

Con campos de exterminio, con gases venenosos y grandes incineradores le quitaron la vida a cerca de seis millones de judíos. El odio como doctrina política acecha no solo a Hitler, está presente en cada postura humana que vestida de superioridad y exclusión amenaza la esencia nuestra: la humanidad.

Los pensamientos infraniveles incluyen el odio, la culpa, el miedo y los prejuicios. Son pensamientos que dañan a otros y nos dañan a nosotros mismos. Pueden frenar el desarrollo personal y social, también generar guerras y genocidios como el moderno suceso de Rwanda.

Debemos evadir los pensamientos infraniveles, ver la humanidad como la meta y educar nuestros pensamientos hacia la solución de grandes problemas. Pensar racionalmente y con objetividad. Evadir los prejuicios y tener fe en el porvenir.

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