Una hazaña única en la construcción de un puente

En los alrededores del Sisal en una porción gigante de tierra que se había acondicionado para la siembra de Cabuya para la fabricación de sacos el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina ordenó construir un puente.

 Él estaba al tanto del proyecto que se pensaba llevar a cabo. ´´Quiso cerciorarse por sí mismo de cómo iban las cosas en esa zona de Azua, decidió el día 6 de agosto del año 1950, siendo las 3 de la tarde, llegar a la comunidad del Rosario. Como señala el señor Nandito de La Paz en la obra ´´El Sisal: Esclavitud y Muerte en la era de Trujillo´´, escrita por el párroco Rafael Cuello:

“Llegó en su carro negro él y su chofer y detrás en otros dos vehículos venían dos coroneles, un capitán y dos segundos teniendo al llegar al arroyo las Auyamas el río llevaba un poco agua y como había llovido el día anterior las gomas delanteras del carro del dictador, se enterraron en la arena que había arrastrado el río; Trujillo había salido del carro y se encamino al vehículo de los oficiales que le acompañaban y les ordenó que la próxima semana se construyera un puente en ese lugar, unos de los oficiales les observó al dictador, que el tiempo resultaba corto para realizar dicha construcción por sus grandes dimensiones a que Trujillo contestó eso lo veremos”.

“El viernes 09 de agosto se apersonó con un ingeniero constructor llamado Aníbal Rodríguez y le dijo que le daba 6 días para la contracción del puente, al cumplirse el tiempo dado por el dictador, este se apareció con 3 capitanes, 1 ingeniero constructor y de inmediato uno de los oficiales que le acompañaban se dirigió al ingeniero Rodríguez que estaba construyendo el puente y sin preguntarle nada le propinó una tremenda patada, el profesional intentó agarrarse del capitán y por respuesta el sanguinario militar se asestó en la cara otro golpe descomunal, quedando inconsciente tirado en el suelo, el dictador que aún no había salido del carro en el momento que recibió el infeliz ingeniero la paliza y se dirigió al otro carro en que está otro ingeniero que había venido con ellos advirtiéndole de entrada que sus órdenes se obedecían y que no quería excusa como la que dio el pela plátano del ingenierito ese, apelando a su acostumbrada arrogancia se despidió diciendo que ese mismo día empezara su labor y que el lunes 12 él iba a pasar por ese puente, ese mismo día en la noche el ingeniero contrató 550 hombre, llevó 4 plantas eléctricas, también contrató 15 camiones para cargar arena, gravilla, y varilla y otros dos para cargar cemento, el ingeniero sospechaba que su vida corría peligro sino terminaba el puente por lo menos el domingo 11 de agosto en la noche para que el lunes pudiera pasar el afamado sátrapas por ese lugar, hizo una vehemente suplica a sus trabajadores pidiéndoles que hicieran su mayor esfuerzo, ya que su vida está en peligro, pues el antiguo ingeniero Rodríguez, había sido transportado en unos de los carros de los oficiales y probablemente estaba gravemente herido o tal vez muerto”.

“El domingo a las 11 de la mañana los últimos toques no se hacían esperar y ya a las 3 de la tarde había finalizado la construcción del puente sobre el arroyo de las Auyamas. El ingeniero con una alegría a flor de piel formó en una fila frontal a todos los trabajadores y a medida que les proporcionaba el pago les daba un fuerte abrazo y les expresaba fervorosamente las gracias por su colaboración y esfuerzo, ya que por ellos había salvado la vida. El lunes a las 09 de la mañana la silueta portentosa de aquel caudillo inmisericorde se dejaba notar allí le esperaba una gran multitud, pero no se desmontó cruzó a toda velocidad por encima del puente y continuó para la comunidad de puerto viejo, una hora más tarde volvió a parecer, se desmontó y saludó al ingeniero”.

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