El primer axioma de la comunicación humana dice que toda conducta es comunicación. Lo que decimos con palabras no siempre es lo que sentimos o queremos decir.

Reclamamos a nuestros hijos o pareja que se comuniquen con nosotros, pero lo entendemos como hablar o simple diálogo. 

Muchas veces no tomamos en cuenta que una conducta de la pareja o de un hijo nos está comunicando algo. Ese comportamiento tiene un mensaje que debemos leer. 

En ocasiones, las conductas de las personas que amamos nos están reclamando que le dediquemos tiempo. El mensaje puede ser que seamos más cercanos y afectivos. También nos pueden reclamar que humanicemos más las reglas, que seamos más flexibles.

En otros casos el mensaje puede ser inverso. Nos pueden pedir que pongamos límites como sería el caso del niño o adolescente que “pone mucha mano” sobre pertenencias de la familia o ajenas, que en lugares públicos y actos no tiene control y perturba los encuentros sociales. 

Con su falta de límites y unos padres que no lo controlan están pidiendo a gritos que le pongan límites. Quieren que sus padres le salven de un futuro sin reglas y de conductas que pueden romper las leyes y actuar delictivamente en el mañana.

Cuando aprendemos a leer la conducta y encontramos mensajes de nuestra pareja y de nuestros hijos: podemos cambiar y ser mejores padres y mejores cónyuges. Veremos el dolor que provocamos en nuestra pareja al engañada. 

Nos daremos cuenta que a veces lo que decimos y cómo lo decimos hieren los sentimientos de quienes amamos. Solo tenemos que ver el rostro de esa persona a la que le herimos, lo sentiremos y veremos dibujado el dolor que le hemos provocado.

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