Santo Domingo.-República Dominicana se enfrenta al reto de producir alimentos no solo para su población de 10.7 millones de habitantes, sino también para abastecer a más de ocho millones de turistas que visitan el país cada año, así como la comida para abastecer a los cruceros que hacen escala en el país con no menos de tres millones entre huéspedes y tripulantes, y los 11 millones de haitianos que consumen gran parte de lo que importan desde aquí.

Durante un panel realizado en el Vigésimo Sexto Encuentro Nacional de Líderes del Sector Agropecuario, una reunión anual que organiza la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), cinco economistas coincidieron en que el país necesita adoptar medidas urgentes para mejorar la productividad, garantizar la seguridad alimentaria y proteger al sector agropecuario frente a las fluctuaciones económicas, como la del mercado cambiario.

Fernando Durán, administrador del Banco Agrícola, resaltó la preocupación por la estancada productividad en varios sectores clave como el arroz y las habichuelas, a pesar de haberse ampliado el área sembrada. “El rendimiento por tarea de producción se ha mantenido prácticamente invariable, lo que representa un grave problema para la competitividad del país”, dijo Durán.

Señaló que el arroz, a pesar de ser uno de los cultivos más importantes, presenta una brecha de productividad significativa en comparación con otros países de la región, lo cual pone en peligro el abastecimiento futuro y eleva los costos de producción.

En tanto que el exgobernador del Banco Central, José Enrique Louis Malkum, centró su intervención en la urgencia de implementar subsidios directos al sector agrícola para mejorar la competitividad y garantizar la seguridad alimentaria. “Es necesario que el gobierno asuma un papel más activo en la mejora de la productividad agrícola mediante subsidios y otras facilidades”, afirmó.

El economista considera que la falta de incentivos adecuados ha limitado la capacidad del sector para innovar y adaptarse a las exigencias del mercado global, afectando su competitividad.

Malkum destacó que el sector agrícola no solo enfrenta problemas estructurales relacionados con la productividad, sino que también necesita apoyo para enfrentar desafíos macroeconómicos, como el acceso limitado a financiamiento y los altos costos de producción. “El gobierno debe garantizar un entorno en el que la agricultura sea una actividad económicamente viable”, añadió, subrayando que sin políticas públicas efectivas, la brecha entre el sector agropecuario dominicano y sus competidores internacionales seguirá ampliándose.

El economista insistió en que, si bien los subsidios no son una solución permanente, representan una medida urgente para estabilizar la producción agrícola y permitir que los productores inviertan en mejoras tecnológicas y de infraestructura. “Debemos garantizar que los agricultores tengan acceso a los recursos necesarios para innovar y competir en un mercado global cada vez más exigente”, concluyó.

Por su lado, el economista Andy Dauhajre puso en el centro de su intervención el impacto que tendrá el crecimiento poblacional en la demanda de alimentos, afirmando que la República Dominicana no podrá sostener a una población proyectada de 24 millones de personas sin importantes reformas en el sector agrícola. “El país enfrenta un enorme desafío en términos de seguridad alimentaria, y debemos preguntarnos si estamos preparados para abastecer a una población que se duplicará en las próximas décadas”, afirmó.

Dauhajre también abordó el papel que el mercado cambiario juega en la rentabilidad del sector agropecuario, destacando que las fluctuaciones del peso dominicano han afectado gravemente la competitividad de los productos nacionales en el mercado internacional. “El sector agropecuario es uno de los más perjudicados por las fluctuaciones del tipo de cambio“, explicó. Las variaciones en el valor de la moneda encarecen los insumos y dificultan la exportación de productos, lo que, según Dauhajre, requiere una intervención estatal para estabilizar el mercado cambiario y proteger al sector agroalimentario.

Jaime Aristy Escuder, otro de los panelistas, se centró en el aumento acelerado de los precios de los alimentos que, según sus cálculos, ha crecido mucho más rápido que otros bienes de consumo en la economía dominicana. “El índice de precios de los alimentos ha aumentado de manera desproporcionada en los últimos años, afectando sobre todo a las familias de menores ingresos”, señaló Aristy. Este aumento pone en peligro la estabilidad de la economía familiar y hace que muchos dominicanos no puedan acceder a productos básicos.

Aristy Escuder también señaló que, aunque el aumento de precios tiene múltiples causas, existe un margen importante en el mercado de intermediación que está siendo acaparado por actores que no agregan valor significativo al producto final. “Es preocupante que una gran parte del precio que paga el consumidor no llegue al productor, sino que se quede en manos de intermediarios”, comentó. Esta situación no solo afecta a los agricultores, quienes reciben un menor porcentaje del precio de venta, sino también a los consumidores, que pagan precios más altos por los productos.

Asimismo, el consultor económico Henry Hebrard subrayó la importancia de la territorialización de las políticas públicas para garantizar que el desarrollo del sector agropecuario sea inclusivo y sostenible. El economista destacó que el subsector de la industria alimentaria representa un aporte significativo a la economía del país, con un valor de 14.4 millones de dólares, equivalente al 11.4% del PIB. Sin embargo, Hebrard advirtió que este potencial no puede ser aprovechado sin una mayor integración de los jóvenes en el sector y una política pública coherente que fomente su participación.Hebrard señaló que una de las principales barreras que enfrenta el sector agropecuario es la falta de financiamiento adecuado. “El Estado debe crear las condiciones necesarias para que los productores, especialmente los jóvenes, tengan acceso a crédito en condiciones favorables”, explicó. Aseguró que las reformas que se están implementando deben enfocarse en reducir las tasas de interés y facilitar la creación de empresas en el sector agropecuario, con el fin de revitalizar la economía rural.

El economista concluyó subrayando que, para que el sector agropecuario vuelva a ser un pilar de la economía dominicana, se necesita una política económica sólida y una mayor estabilidad en el mercado cambiario. “Sin una política macroeconómica coherente, el sector agropecuario continuará siendo uno de los más afectados por las fluctuaciones del tipo de cambio y la falta de financiamiento”, dijo Hebrard. Propuso que el Estado fomente la integración de las empresas agropecuarias para crear economías de escala que permitan competir de manera más efectiva en el mercado internacional.

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Por El Dinero