En el estudio participarán hasta 90 voluntarios sanos que estarán expuestos al coronavirus en un entorno seguro y controlado.
Reino Unido se convertirá en el primer país del mundo en llevar a cabo un estudio en el que los participantes estarán expuestos al coronavirus en un intento de entender cómo el patógeno afecta a las personas y determinar cuál es la dosis mínima que causa la enfermedad. Los científicos sostienen que el estudio va a tener un papel clave para el desarrollo de vacunas y tratamientos eficaces contra el covid-19.
Este miércoles el Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial (BEIS, por sus siglas en inglés) del país ha anunciado que el organismo para la ética de ensayos clínicos ha dado luz verde para iniciar la investigación que contará con hasta 90 voluntarios de entre 18 y 30 años.
El estudio cuenta con la financiación del Gobierno británico, que destinó 33,6 millones de libras esterlinas (46,6 millones de dólares) y comenzará dentro de un mes. Los científicos instan a que se unan jóvenes sanos. Todos los participantes estarán expuestos al coronavirus en un entorno seguro y controlado, y estarán bajo observación del personal médico las 24 horas al día.
Después del inicio del estudio, se podría administrar a pequeños grupos de candidatos una vacuna anticovid, cuya seguridad ya haya quedado demostrada durante los ensayos clínicos, antes de que los expongan al virus para así identificar las vacunas más eficaces y acelerar su desarrollo.
De momento los investigadores están buscando a los voluntarios que correrían el menor riesgo de desarrollar complicaciones en el caso de que se infecten con coronavirus, ofreciendo una remuneración por su participación.
El estudio también ayudará a los investigadores a entender exactamente cómo reacciona al coronavirus nuestro sistema inmunitario y qué factores influyen en la transmisión del SARS-CoV-2, así como la manera en la que un infectado transmite las partículas víricas en el ambiente.
Los estudios en humanos de este tipo desempeñaron un papel importante a lo largo de la historia para acelerar el desarrollo de tratamientos contra las enfermedades como la malaria, la fiebre tifoidea, el cólera, el norovirus o la gripe y ayudaron a determinar qué vacunas tendrían más probabilidades de pasar con éxito la tercera fase de ensayos clínicos que suele requerir de la participación de miles de voluntarios.