Azua.-La comunidad de Sajanoa, en la provincia de Azua, sigue siendo un claro ejemplo del abandono estatal y del incumplimiento de promesas que, gobierno tras gobierno, se han convertido en simples palabras vacías. Durante más de 25 años, sus moradores han esperado con paciencia y ya con creciente indignación, el tan prometido asfaltado de sus calles.

En campañas políticas, es común ver a funcionarios y candidatos recorrer Sajanoa, estrechar manos, hacer promesas y anunciar planes de desarrollo. Sin embargo, cuando llega el momento de cumplir, el polvo y el lodo vuelven a ser los protagonistas. Las imágenes de la comunidad muestran el mismo panorama de siempre: caminos intransitables, calles en mal estado y una población cansada de escuchar excusas.

La pasada administración del gobierno prometió el asfaltado, pero los trabajos nunca se materializaron. Hoy, la historia se repite. Los residentes se sienten burlados, no solo por un partido político o una gestión en particular, sino por el Estado dominicano en su conjunto.

Sajanoa no pide lujos ni favores, solo exige lo que le corresponde: infraestructura básica y dignidad. El asfaltado de sus calles no es un capricho; es una necesidad para la movilidad, la salud y el desarrollo económico local.

Desde aquí, hacemos un llamado al presidente Luis Abinader y al ministro de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), Eduardo Estrella, para que miren hacia Sajanoa con responsabilidad y sensibilidad social. Ya es hora de que esta comunidad deje de ser parte del programa del abandono y el olvido, y se convierta en símbolo de cumplimiento y justicia social.

Sajanoa ha esperado demasiado. Y el silencio oficial, ante tanto reclamo, se siente como una nueva forma de burla hacia su gente trabajadora.

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