La Cepal estima que el PIB de Haití crecerá en un 0.3% tras un 0.7% en 2019.

Cerca de 3.7 millones de personas, equivalente a un tercio de los 11,123,176 habitantes de Haití, requieren de “ayuda alimentaria urgente”, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El organismo estima que el producto interno bruto (PIB) de la vecina nación cerró 2019 con un crecimiento de sólo un 0.7%, más bajo que el 1.5% que registró en 2018.

“Esta fue la primera variación negativa desde hace una década –después del terremoto de 2010 (-5%)– y la cifra alcanzada fue inferior a las expectativas planteadas a comienzos del año”, resalta la Cepal.

A finales de 2018 la Cepal pronosticó que la economía de Haití crecería en un 2.8%, bajo un escenario de mayor estabilidad sociopolítica, programas de “contención social” y eventualmente un acuerdo de Servicio de Crédito Ampliado (ECF) por tres años con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que facilitaría recursos financieros frescos y mayor reactivación de donaciones bilaterales y multilaterales.

Sin embargo, en abril rebajó sus expectativas para Haití a 1.3%, al actualizar sus proyecciones de crecimiento para el promedio de toda la región también a un 1.3%, menos que el 1.7% que había previsto en diciembre 2018.

Para 2020, la Cepal estima que Haití crecerá en un 0.3%, pero supeditado al desenlace de la actual situación de incertidumbre sociopolítica. También, a que sus autoridades puedan concretar nuevos programas que permitan obtener recursos financieros con organismos internacionales bilaterales y multilaterales.

Incertidumbre prolongada

Los resultados económicos de Haití están asociados a “una prolongada incertidumbre política y económica que se remonta a julio de 2018 y que en febrero de 2019 forzó nuevamente la renuncia del primer ministro, sin que hasta ahora haya concluido el proceso de ratificación de un nuevo titular”.

También, que entre septiembre y octubre de 2019 el entorno económico desfavorable de Haití se agudizó, además de que se le sumó una gran escasez de combustibles.

“En octubre se produjo una parálisis casi completa de las actividades económicas, financieras y educativas y también, en buena medida, de la propia administración pública. Esta situación de incertidumbre sigue hasta la fecha, con la manifiesta inconformidad de diversos sectores de la oposición política y legislativa, así como de la sociedad civil”, indica.

El economista Kesner Pharel asegura que la inestabilidad política mantiene a la economía haitiana en una contracción del PIB de -2%, según el Ministerio de Economía y Finanzas.

“Durante los últimos cinco años, el PIB ha crecido a un promedio de menos del 1%, que es menor que el crecimiento demográfico”, apunta. Añade que los choques a la oferta de la economía durante los últimos dos años debido a la crisis política causan fuertes presiones inflacionarias hasta alcanzar el alto nivel del 20%.

“La combinación de alta inflación y bajo crecimiento ha llevado a la degradación de la calidad de vida de la población, con más del 60% viviendo en la pobreza y el 25% en la pobreza extrema”, afirma.

Mientras, el economista Iván Ogando Lara, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en República Dominicana, lamenta que para este 2020 Haití mantenga indicadores macroeconómicos “tan o más” precarios que los que tenía previo al terremoto que asoló a Puerto Príncipe el 12 de enero de 2010.

El terremoto provocó más de 217,000 muertes y dejó más de 300,000 lesionados, mientras casi dos millones de personas perdieron sus hogares y más de medio millón tuvieron que refugiarse en otras zonas, como Miragoane, Petit Goave, Grande Goave, Cap Haitien, Les Cayes y Gonaives, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

La situación económica que prevalece, afirma Ogando Lara, “es consecuencia de la conjugación de diversos factores políticos y sociales internos y externos que han limitado las capacidades para construir un proyecto de crecimiento y desarrollo sostenible en el país”.

Insiste que “resulta decepcionante” constatar que a diez años del fatal terremoto las esperanzas que se forjaron en la sociedada haitiana de aprovechar la desgracia del movimiento telúrico para refundar la estructura socio-económica del país a partir de los recursos prometidos por la cooperación de la comunidad internacional, “en gran medida se han esfumado dejando muy poco en términos del impacto en el mejoramiento de la calidad de vida de la población”.

Lamenta que, a consecuencia de su letargo económico y social, se incrementó la brecha económica entre los dos países que comparten la isla de la Hispaniola. En 2009, según cifras del Banco Mundial, el ingreso per cápita de República Dominicana era 6.44 veces superior al de Haití. Para 2018, esa diferencia se había aumentado a 9.01 veces, lo que añade mayor presión a las secularmente complicadas relaciones bilaterales, dice el economista.

Más indocumentados

Los conflictos políticos y sociales en el país vecino llevaron a las autoridades dominicanas a anunciar, en forma reiterada y durante distintas época del año, el reforzamiento de la frontera para contrarrestar el ingresos de inmigrantes sin documentación.

Las cifras oficiales del Ministerio de Defensa apuntan a un aumento en el apresamiento de haitianos en la frontera. Entre enero y junio de 2018 el Ejército detuvo en la zona a 57,920 indocumentados, incluyendo a ocho venezolanos, seis vietnamitas, cuatro cubanos, dos chinos, un jamaiquino y un costarricense.

En el segundo semestre, según los datos del Ejército, detuvo a 53,718, incluyendo a un venezolano. En total en el año el número llegó a 111,638.

Entre enero y junio de 2019 el número de indocumentados detenidos en la frontera fue de 69,920, un total de 12,000 personas más, equivalente a un 20.7% respecto a igual período de 2018.

Mientras, entre enero y noviembre 2019 el Ejército apresó a 124,740 personas provenientes de Haití, un incremento de un 20.6% (21,278 indocumentados) más que los 103,462 detenidos en el mismo período del año anterior.

El sociólogo Rafael Durán Rodríguez, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), concluye, tras citar datos del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront), que “la inmigración irregular ha llegado a un punto en que la familia se está movilizando completa o casi completa, o peor si son mujeres y niños (as) solos, en situaciones de vulnerabilidad”.

Durán Rodríguez explica en el último informe migratorio difundido en diciembre pasado del Centro para la Observación Migratoria y el Desarrollo en el Caribe (Obmica), que sólo las tropas del Cesfront interceptaron en 2018 un total de 55,297 personas que quisieron entrar al territorio dominicano sin las documentaciones requeridas. De la citada cifra, un total de 55,248 eran haitianos, incluyendo a 13,665 mujeres y 2,660 niños.

Aunque carece de una cifra exacta sobre el número de integrantes de la diáspora del vecino país, el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) en Haití recuerda que sólo en República Dominicana, según la encuesta ENI-2017, residen 497,825 haitianos. La organización católica también destaca que Brasil acoge a unos 100,000, incluidos 50,000 inscritos en el registro laboral, y Chile a 179,338.

Baja el ritmo de la llegada de remesas

“Los ingresos por remesas (3.300 millones de dólares) mostraron cierta desaceleración (7%) en comparación con 2018 (19%)”, plantea la Cepal sobre Haití.

En 2018 el porcentaje del PIB representado por las remesas en Haití era 30.7%, según un documento de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que en este renglón solo pone por encima de Haití a Tonga (35.2%), Kirguistán (33.6%) y Tayikistán (31%).

“El turismo ha sido el sector más afectado por la crisis política. El pueblo haitiano en la diáspora no ha podido visitar el país”, afirma el economista Kesner Pharel, para quien “las perspectivas económicas no son muy buenas para 2020 ya que no se ha encontrado una solución política entre el presidente y la oposición que pide el despido de Jovenel Moise. El Ministro de Finanzas ha anticipado un crecimiento muy débil, solo de 0.2%, para 2020 y todavía una inflación muy alta al ritmo anual”, lamenta.

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Por El Dinero