Los insectos amputados sobrevivían a sus heridas un 90 por ciento de las veces en los experimentos que hizo un grupo de científicos.
La vida de una hormiga carpintera de Florida puede ser brutal. Estas hormigas de centímetro y medio son territoriales y tienen violentos combates con hormigas de colonias rivales en el sureste de Estados Unidos.
El combate puede dejar a las hormigas con heridas en las patas. Pero, como han descubierto recientemente unos científicos, la evolución de estas hormigas produjo un tratamiento eficaz para las heridas: la amputación.
En la revista Current Biology del martes, los investigadores informan de que las hormigas arrancan a mordiscos las extremidades heridas de sus compañeras de nido para evitar infecciones. Aunque se sabe que otras especies de hormigas curan las heridas de sus congéneres, normalmente lamiéndolas, esta es la primera vez que se sabe que una especie de hormiga utiliza la amputación para tratar una herida.
Las hormigas del estudio solo amputaron ciertas heridas de las patas, lo que sugiere que son metódicas en sus prácticas quirúrgicas. Aparte de los humanos, no se conoce ningún otro animal que realice este tipo de amputaciones. La prevalencia de este comportamiento entre las hormigas carpinteras de Florida plantea interrogantes sobre su inteligencia y su capacidad para sentir dolor.
A principios de 2020, Dany Buffat, estudiante de posgrado de la Universidad de Wurzburgo, en Alemania, estaba observando una colonia de hormigas carpinteras de Florida en su laboratorio cuando notó algo extraño. “Una hormiga estaba mordiendo la pata de otra”, explicó Buffat, quien ahora es biólogo en la Universidad de Lausana, en Suiza, y coautor del estudio. Su asesor en Wurzburgo no le creyó al principio.
“Pero entonces me enseñó un video y supe de inmediato que teníamos algo entre manos”, dijo Erik Frank.
Empezaron a hacer un seguimiento de la tasa de supervivencia de las amputados. Inesperadamente, las hormigas con extremidades amputadas sobrevivían el 90 por ciento de las veces.
Y lo que es más sorprendente, las amputaciones parecían consentidas. “La hormiga presenta su pata herida y se sienta tranquilamente mientras otra hormiga la arranca con mordiscos,” explicó Frank. “En cuanto la pata cae, la hormiga presenta la herida recién amputada y la otra hormiga termina el trabajo limpiándola”.
Tras observar decenas de amputaciones, los investigadores observaron que las hormigas realizaban el procedimiento solo con compañeras de nido con heridas en el muslo.
Para entender por qué las hormigas amputaban solo a las que tenían heridas en los muslos, los investigadores realizaron amputaciones en hormigas con heridas en la parte inferior de las patas. La tasa de supervivencia de las amputadas en experimentos fue solo del 20 por ciento.
“Cuando la herida está más lejos del cuerpo, las amputaciones no funcionan, pero cuando está más cerca del cuerpo, sí funcionan”, explicó Frank.
Esto era contrario a la intuición. Pero una explicación surgió después de que Frank y su equipo realizaran escáneres de microtomografía computarizada a las amputadas.
Las hormigas tienen varios músculos por todo el cuerpo que mantienen la hemolinfa, su versión de la sangre, fluyendo. Las hormigas carpinteras de Florida tienen muchos de estos músculos en los muslos. Cuando sufren una herida en el muslo, el flujo de hemolinfa se reduce, lo que dificulta que las bacterias pasen de la herida al cuerpo. En estos casos, si se amputa rápidamente toda la pata, la probabilidad de infección es muy baja.
Pero cuando una hormiga carpintera de Florida se lesiona la parte inferior de las patas, las bacterias pueden penetrar en su cuerpo muy rápidamente. En consecuencia, el plazo para una amputación satisfactoria es estrecho y las probabilidades de que tenga éxito son escasas. Las hormigas, en cierto modo, parecen ser conscientes de ello, dijo Frank.
“Es una locura pensar que la evolución de animales tan simples como las hormigas pueda haber producido un comportamiento tan complejo”, dijo Daniel Kronauer, profesor asociado de la Universidad Rockefeller de Nueva York, quien estudia las hormigas y otros organismos altamente sociales, pero no participó en la investigación. “Pero no me sorprendería que otras especies de hormigas tuvieran un comportamiento similar”.
Tales amputaciones benefician a toda la colonia al salvar vidas y frenar la propagación de patógenos, dijo Kronauer.
“Aproximadamente entre el 10 y el 20 por ciento de las hormigas que salen a cazar acaban heridas a lo largo de su vida. Si las colonias no hubieran desarrollado estrategias para ayudar a estas hormigas a recuperarse, tendrían que producir entre un 10 y un 20 por ciento más de hormigas para compensar esta pérdida”, explicó Frank. “Al rescatar a las heridas, ahorran una enorme cantidad de energía a nivel de la colonia”.
Frank, quien ha dedicado su carrera a estudiar cómo las hormigas tratan las heridas, dijo que los hallazgos de su nuevo estudio han cambiado su forma de ver a los insectos.
“Me ha hecho apreciar el valor que tiene una hormiga individual en una colonia y lo beneficioso que es atender a las heridas en lugar de darlas por muertas”, concluyó.
Fuente: The New York Times en Español