Buscar complacer a la gente puede ocurrir por distintas razones. Aquí te las explicamos.

Cuando tenía poco más de 20 años, en la cúspide de mis años de buscar complacer a la gente, salí con un aspirante a poeta.

Decía que no quería trabajar porque interfería en su proceso creativo. Vivía felizmente en casa de sus padres; yo pagaba todo lo demás.

El Times  Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos. 

A medida que aumentaban mis deudas, seguí siendo su cajero automático humano porque temía que, si dejaba de serlo, rompería conmigo.

Cuando por fin le informé que se había acabado la fiesta, desapareció, dejándome con el ego herido y mal historial crediticio.

Buscar complacer a la gente, la tendencia a dar prioridad a los deseos y necesidades de los demás a expensas de los tuyos —que en inglés se conoce como people-pleasing—, ocurre por una serie de razones, dijo Ilene Cohen, terapeuta y autora de When It’s Never About You.

Algunos de nosotros formamos este hábito de niños y lo llevamos hasta la edad adulta, dijo, mientras que otros lo utilizan para hacer frente a la incompetencia social, la ansiedad o el miedo al conflicto.

Pero complacer a la gente también puede sentirse bien, por lo menos al principio, añadió Cohen. Cuando satisfaces las necesidades de los demás, “eres el que es responsable”, dijo. “Eres a quien acude la gente”.

Con el tiempo, sin embargo, el hábito “engendra resentimiento o levanta tus muros”, afirmó Nedra Glover Tawwab, terapeuta y autora de Consider This: Reflections for Finding Peace.

Si estás acostumbrado a dar prioridad a los demás, puede resultar angustiante defenderte a ti mismo. Y una vez que empiezas a hacerlo, los demás pueden tener objeciones, dijo Cohen. Así que exploré con expertos los miedos que impulsan el comportamiento de buscar complacer a la gente, y cómo superarlos.

El nuevo tú asertivo puede tomar a la gente por sorpresa, y si llevan mucho tiempo oyendo “sí”, puede que sigan presionándote cuando oigan “no”, dijo Jefferson Fisher, autor del libro de próxima publicación The Next Conversation: Argue Less, Talk More.

Aunque haya un poco de resistencia, mantente firme. A la gente puede no gustarles tus límites al principio, pero también puede aprender a respetarlos, dijo Tawwab.

Fisher sugirió algunas estrategias para evitar la resistencia: empieza por decir a los demás que vas a decepcionarlos. Puedes intentar decir: “Esto te va a decepcionar: esta noche no puedo”, dijo Fisher.

Decir esto en voz alta te ayuda a asumir el control de tu miedo a decepcionar a la persona, dijo.

O puedes enmarcar los límites como promesas que te haces a ti mismo. Cuando dices algo como: “Me prometí a mí mismo que esta semana no me comprometeré demasiado”, dijo Fisher, puede que la gente no entienda tus razones, pero tenderá a respetar tu decisión.

También puedes practicar decir “no” con alguien en quien confíes utilizando juego de roles, añadió Benjamin Bernstein, psicólogo clínico del Hospital Silver Hill de New Canaan, Connecticut (en su caso, dijo, suele ser su esposa).

Bernstein dijo que, cuando sientas la tentación de recurrir a tu afán de complacer, intenta anticipar las cosas concretas que conseguirás si te mantienes firme, en lugar de imaginar la desaprobación de la otra persona.

Digamos que quieres pedir un aumento de sueldo, pero tienes miedo de disgustar a tu jefe, dijo. “Muy pocos jefes dirían: ‘¡Dios mío, estaba esperando a que lo pidieras!’”, dijo Bernstein.

Así que, en lugar de pensar en la reacción de tu jefe, dijo, céntrate en la recompensa que buscas: dinero extra, un puesto diferente, más días de vacaciones. Enfocarte en los beneficios puede reforzar tu motivación para ir tras lo que quieres, dijo Bernstein.

El miedo al abandono a menudo impulsa a las personas complacientes, dijo Bernstein. Pero a veces, añadió, puedes sentirte aún más solo cuando abandonas tus necesidades para complacer a otra persona.

Así que si la gente desaparece cuando dejas de esforzarte por complacerla, como hizo mi novio amante de la poesía y reacio al trabajo, “lo único que significa es que no estaban ahí para ti”, dijo Fisher. “Estaban ahí por ellos”.

A veces, los hábitos de buscar complacer a la gente están arraigados debido a una historia familiar de abusos, dijo Cohen. Si este es el caso, o si complacer a la gente está afectando a tus relaciones y a tu bienestar, pero te sientes incapaz de dejar de hacerlo, considera la posibilidad de trabajar con un terapeuta, dijo Cohen.

Pueden ayudarte a identificar pautas, reconocer desencadenantes, sanar de abusos o traumas pasados y ayudarte a establecer límites, dijo.

Todas las relaciones requieren dar y tomar un poco, añadió Fisher, pero si el buscar gustarle más a alguien genera que te gustes menos, no vale la pena.

“No hay nada malo en complacer a las personas”, dijo Fisher. “Solo asegúrate de ser una de ellas”.

Autor

Comparte la Noticia: