El satélite Encélado es el único lugar en el sistema solar donde estas particulares formaciones geológicas podrían haber surgido.

La luna helada de Saturno, Encélado, ha sido de particular interés para los científicos desde que fue observada en detalle por la sonda espacial Cassini de la NASA en 2005. Debajo de la superficie de este satélite del planeta gaseoso yace un océano que podría albergar vida extraterrestre.

Otro misterio de esta luna helada han sido las cuatro largas fisuras observadas en su polo sur. Una nueva investigación, publicada en la revista Nature Astronomy, explica cómo se formaron estas llamadas ‘rayas de tigre’ y por qué Encélado es el único lugar en el sistema solar donde estas características podrían haber surgido.

Según explicó el autor principal del estudio, Douglas Hemingway del Instituto Carnegie en Washington, estas fisuras de 135 kilómetros de largo corren en líneas paralelas a intervalos de aproximadamente 35 kilómetros.

“Lo que las hace especialmente interesantes es que están en erupción continua con hielo de agua, incluso mientras hablamos. Ningún otro planeta o luna helada tiene algo como ellas”, agregó el científico.

Las mareas y el enfriamiento

Ante todo, los investigadores descubrieron que estas rayas podrían haberse formado en cualquier extremo de la luna, pero fueron las del sur las que se abrieron primero. Utilizando modelos de computadora y aplicando conceptos de la teoría elástica lineal, el equipo pudo simular cómo la capa de hielo responde a la acumulación gradual de presión en la superficie.

Un factor determinante en el proceso tiene que ver con la órbita altamente excéntrica de Encélado, que aleja a la luna de Saturno y luego la regresa nuevamente. Las mareas producidas por este proceso crean calor, deformando la luna, por lo que Encélado puede mantener agua líquida debajo de su corteza helada.

Estas deformaciones se producen con mayor fuerza en los polos, donde el hielo es más delgado. En algún momento de la historia de la luna, mientras atravesaba un período de enfriamiento, el agua se congeló debajo de las capas. Y debido a que el agua se expande cuando se congela, esto ejerció una tremenda presión sobre la corteza, causando la primera grieta gigantesca en el polo sur.

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