Impulsadas por las redes sociales, las atracciones en las que los visitantes interactúan con animales han aumentado en los últimos años. Los defensores de los animales se oponen a eso.

Tal vez los gatos sean los reyes de internet, pero los perezosos no se quedan atrás.

Con un rostro que parece sonreír y una necesidad fisiológica de aferrarse, este mamífero de movimientos lentos, originario de América Central y del Sur, ha sido objeto de frecuentes memes e inspiración de queridos personajes de animación. Pero últimamente los perezosos proliferan en la vida real, lejos de sus hábitats arbóreos. Se les puede alimentar, abrazar y fotografiar en parques de animales y tiendas de mascotas, a menudo a pesar de una procedencia poco clara y un cumplimiento poco estricto de las normas sanitarias y de seguridad.

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Los perezosos se unen a los zorros fénec de grandes orejas y a los kinkajús con su carita de bebé como atracciones estrella en la creciente gama de locales donde las interacciones con animales —cuanto más exóticas y cercanas, mejor— sustentan el modelo de negocio. El número de estos exhibidores con licencia del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) casi se duplicó de 2019 a 2021, con más de mil perezosos inspeccionados anualmente en los últimos dos años. Según datos federales, ha aumentado el riesgo de muerte animal y de brotes de enfermedades. También lo han hecho las lesiones en humanos, así como las preocupaciones de los expertos y las agencias estatales.

“El deseo de proximidad —de tocar, de sentir la presencia inmediata de los animales— es muy antiguo”, comentó Nigel Rothfels, historiador que estudia los zoológicos. “Quizá estemos predispuestos a ello. Pero el acceso y la demanda han aumentado”.

Ya sea en un dudoso puesto de carretera (como en la serie documental Rey tigre) o en un ‘recorrido tras bambalinas’ de una institución bien establecida, los encuentros suelen acabar, a propósito, en las redes sociales. Esa visibilidad normaliza los abrazos a las criaturas, pero muchos expertos en animales dicen que no debería ser así.

Las investigaciones demuestran que mostrar las interacciones puede inducir a la gente a pensar erróneamente que los animales pueden ser mascotas o a preguntarse si realmente están en peligro de extinción. “En pocas palabras, ver animales en contacto con personas puede provocar creencias negativas sobre la vida silvestre y la conservación”, afirmó Sally Sherwen, directora de conservación de la vida silvestre y ciencia de Zoos Victoria, una red de conservación en Australia.

Souvenir magnets and stickers hang from hooks on a wall. They feature sloths, otters and frogs with the SeaQuest logo.
Mercancía de perezosos a la venta.Credit…Kirsten Luce para The New York Times

SeaQuest, una cadena nacional de acuarios interactivos, es una empresa que ha llamado la atención de reguladores y defensores de los animales. Tiene siete instalaciones, desde Folsom, en California, hasta Woodbridge, Nueva Jersey, en la mayoría de ellas hay perezosos. Y por un costo adicional, los visitantes pueden tocar ardillas voladoras, bucear con mantarayas o retozar con nutrias y ualabíes. Si los animales desean este tipo de comunión es otro asunto.

En una entrevista en video, Vince Covino, quien fundó SeaQuest en Boise, Idaho, en 2015, dijo que los animales que exhibe SeaQuest disfrutan del contacto humano, y que el modelo tradicional de “mirar pero no tocar” era anticuado. Afirmó: “Ha habido un estigma durante mucho tiempo: no toques a los animales; no les des de comer. ¡Silencio!, están durmiendo; no quieren interactuar con los seres humanos”, y añadió: “Yo no me lo creía”.

Pero, según dicen algunos zoólogos y muchos defensores de los animales, las especies silvestres no están preparadas para encuentros cercanos, por muy lindos que se vean en la etiqueta #slothsoftiktok. Una adolescente de Michigan lo aprendió en carne propia cuando fue mordida por un perezoso en 2023 en una tienda de mascotas exóticas que ofrecía interacciones semanales. “Tenía dos heridas punzantes y le sangraba el brazo”, contó su madre a los medios locales.

Los perezosos “tienen mandíbulas extremadamente poderosas”, dijo Sam Trull, zoólogo y director del Sloth Institute (Instituto del Perezoso), un refugio sin ánimo de lucro en Costa Rica. “Pueden romper huesos con sus dientes. La única manera de que no sean agresivos con la gente es separarlos de sus madres a una edad muy temprana”, para aclimatarlos al contacto humano.

A mall storefront has an illuminated sign that says SeaQuest. Vending machines, benches, where a man sits, and planters with greenery are in front.
El SeaQuest en un centro comercial de Woodbridge, Nueva Jersey.Credit…Kirsten Luce para The New York Times

CIERTOS ANIMALES pueden disfrutar de la actividad humana, sobre todo en un entorno controlado, como los juguetones primates de un zoológico. Pero incluso en ese caso, depende de cada animal, dijo Jenny Gray, directora ejecutiva de Zoos Victoria y expresidenta de la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios. Según ella y otros expertos, obligar a un animal a tomarse fotos con humanos en un parque es una explotación.

Cada vez es más frecuente que los zoológicos acreditados ni siquiera permitan a los cuidadores fotografiarse con sus animales, para que el público no los perciba como buenas mascotas. El año pasado, el USDA trató de reforzar la normativa sobre la exhibición y el cuidado de animales salvajes, y la Sociedad Humana de los Estados Unidos ha abogado por que se reduzcan totalmente los encuentros porque “someten a los animales silvestres a toda una vida de traumas, miedo y estrés crónico”, dijo Laura Hagen, su directora de vida salvaje en cautiverio.

Cuando los zoológicos públicos se pusieron de moda hace más de un siglo, los expositores permitían todo tipo de conexión entre humanos y no humanos. Más tarde, los animales fueron aislados por motivos de seguridad, antes de que se volviera a permitir el contacto en las últimas décadas, explicó Rothfels, autor de Savages and Beasts: The Birth of the Modern Zoo (Salvajes y bestias: el nacimiento del zoológico moderno). Algunos zoológicos se han replanteado la puesta en escena de esos encuentros desde la perspectiva de los peludos y los emplumados.

“Nuestra prioridad es que el animal tenga lo que llamamos ‘decisión y control’”, dijo Dan Ashe, presidente de la Asociación de Zoológicos y Acuarios, un organismo de acreditación estadounidense. La institución actualizó sus lineamientos y les pide a sus miembros atender no solo la salud de los animales, sino también lo que Ashe denominó “su bienestar social y psicológico”, a fin de responder la pregunta: “¿los animales están contentos?”.

An otter is lying inside an enclosure; it looks through the glass to
Un huésped paga para alimentar a una nutria en el SeaQuest de Trumbull, Connecticut.Credit…Kirsten Luce para The New York Times

Según los activistas del bienestar animal, los que se encuentran en los SeaQuest no lo están. Esta empresa con fines de lucro no está acreditada por ninguna organización zoológica. En ocasiones ha entrado en conflicto con el USDA, que solo regula parte de la fauna expuesta. El verano pasado, el SeaQuest de Trumbull, Connecticut, con cuatro años de existencia, cerró sus puertas después de varios citatorios del USDA, incluida una ocasión en la que un petauro del azúcar mordió a un niño (el local fue criticado por su falta de supervisión). Otro centro de Colorado cerró este año tras recibir numerosas citaciones estatales y federales.

La empresa ha suscitado protestas casi constantes de antiguos empleados y grupos como PETA, que presentó denuncias por lo que denominó crueldad, negligencia y explotación en SeaQuest. Según los registros estatales obtenidos por The New York Times, casi cien animales, incluidos dos perezosos, murieron en la sede de Woodbridge entre 2019, cuando abrió, y 2023.

A fines del mes pasado, la división de peces y vida silvestre del Departamento de Protección Ambiental de Nueva Jersey envió a la compañía un aviso de infracciones de 32 páginas, en el que se enumeraban docenas de animales enfermos, heridos o maltratados, incluidos unos reptiles territoriales que se peleaban con tanta agresividad que se sacaban sangre, la cual se derramaba alrededor de su recinto. Una nutria y un puercoespín se escaparon, lo que fue grabado por las cámaras de seguridad pero pasó inadvertido para el personal. Una guacamaya roja estresada se arrancó las plumas. Las autoridades dijeron a SeaQuest que debía cambiar sus prácticas de inmediato y pagar una multa simbólica antes del 10 de julio, o arriesgarse a multas considerables y a la revocación de sus permisos y animales.

Cuando se le pidió que comentara las infracciones, un portavoz de SeaQuest remitió al Times a la sección de preguntas frecuentes del sitio web de la empresa. En respuesta a una investigación anterior de ABC News, la empresa publicó: “Entre 2021 y 2022, SeaQuest Woodbridge adquirió cientos de animales de rescate, muchos de los cuales estaban en muy mal estado de salud”. Los ejecutivos no respondieron a preguntas sobre incidentes específicos.

También murieron dos perezosos en un SeaQuest de Las Vegas. Al igual que los demás, se encuentra en un centro comercial cerrado, donde escasean la luz natural, la humedad, la vegetación y los suelos que se pueden excavar, el entorno ambiental en el que prosperan muchos animales.

Según Covino, los animales están más satisfechos allí que en libertad, porque la temperatura está controlada, se les alimenta según un horario y no tienen que enfrentarse a peligros ambientales.

Mencionó que la acidificación de los océanos amenaza a millones de seres vivos y agregó: “Es algo que está ocurriendo en todo el planeta, pero no en SeaQuest. Cuando la gente lo entiende, se da cuenta de que les va mejor en los centros comerciales”.
In the foreground, a large, orange lizard wears a halter and is on a leash that is being held by a worker. In the background, people can be seen sitting on benches.
Un empleado mantiene a una iguana atada con una correa durante la Hora Salvaje, mientras niños y adultos se reúnen a su alrededor en Nueva Jersey.Credit…Kirsten Luce para The New York Times

En los zoológicos tradicionales, las interacciones representan una fracción de los ingresos. En SeaQuest, donde las entradas cuestan a partir de 13,99 dólares, los empleados promueven “interacciones premium” más caras, como acariciar ardillas voladoras.

Su centro de Woodbridge Mall ha recibido muchas cartas desaprobatorias del Departamento de Pesca y Vida Silvestre del estado. En enero, la agencia notificó a SeaQuest que un brote de micobacterias en un tanque de tortugas podría propagarse a otros animales. “Estas micobacterias son muy contagiosas y mortales”, escribió la agencia, añadiendo que “instaba encarecidamente” a SeaQuest a detener las interacciones con los animales hasta finales de mayo. Pero SeaQuest no se detuvo.

A LO LARGO DE VARIAS VISITAS este año y el año pasado al SeaQuest de Woodbridge, la lista de animales cambió, pero no la actitud del público ante ellos.

Y una tarde del invierno pasado, se paseaba con correa a un varano acuático, un lagarto de aspecto prehistórico que puede medir más de dos metros.

Era la Hora Salvaje, cuando reptiles, aves y mamíferos desfilaban, a veces a la distancia de un hocico de su presa natural. A los grupos escolares y otros visitantes, los empleados les ofrecían una pitón real, que se deslizaba por el pelo de su cuidador, o un pato asustadizo, que intentaba huir volando. (Poco después, los dos varanos acuáticos del SeaQuest fueron eutanasiados, siguiendo las indicaciones de un veterinario, cuando desarrollaron diversos males). La Hora Salvaje sigue en el programa. Pero según el informe de infracciones del estado, nunca se permitió a SeaQuest pasear con correa a ningún animal regulado.

A large snake is wrapped around the torso of a person who is wearing a sweatshirt that appears to read “SeaQuest.”
Una empleada de SeaQuest manipula una gran serpiente durante la Hora Salvaje en Nueva Jersey. Credit…Kirsten Luce para The New York Times

Covino, director ejecutivo de SeaQuest, no tiene estudios formales de zootecnia, biología o zoología; fue un corredor de bolsa que abandonó ese campo después de que los reguladores le suspendieran temporalmente la licencia por irregularidades fiscales. Él y su hermano, Ammon Covino, tuvieron primero un acuario en Boise, pero Ammon fue encontrado culpable en 2013 por tráfico de animales, al intentar trasladar criaturas marinas de Florida a Idaho. Fue condenado a un año de prisión federal y se le prohibió participar en la industria de la vida marina, pero fue encarcelado de nuevo dos veces en 2016 por violar la libertad condicional después de que ayudara a su familia a abrir más locales. (La esposa de Ammon, Crystal Covino, es propietaria de un acuario en Austin, Texas, que también fue objeto de escrutinio por parte del USDA y las autoridades de Texas).

Cuando se le preguntó en la entrevista en video del año pasado si SeaQuest contaba con un responsable de ética animal, Vince Covino respondió: “¿Podrías definir la ética animal? No creo estar familiarizado con ella”.

Un ejecutivo del SeaQuest que estaba presente leyó una definición en internet.

SeaQuest no emplea a nadie con ese enfoque, dijo Covino, aunque su personal de primera línea está atento a los problemas. “Con 200 personas que llevan mil años trabajando en el sector del comportamiento animal, se adquiere un conocimiento tribal”, dijo. “Entre esas 200 personas, probablemente han visitado todos los zoológicos y acuarios del país”.

Consultados por otras opciones que los críticos consideran dañinas, como despertar a los perezosos y otros seres nocturnos para que interactúen con ellos, los ejecutivos dijeron que el equipo del SeaQuest había entrenado a los animales, mediante luces rojas, para invertir sus ritmos circadianos naturales y estar despiertos a horas que son mejores para las personas.

EL COMERCIO DE PEREZOSOS no está regulado a nivel federal, y los animales son accesibles a través de criadores aunque, según datos federales, muchos siguen siendo capturados en la naturaleza. Debido a que algunos estados no tienen directrices sobre los perezosos en cautividad, es imposible decir cuántos podrían ser exhibidos en todo el país, pero los activistas dicen que en los últimos años, ha habido un repunte, posiblemente debido a Rey Tigre.

Tras el éxito de la serie documental de Netflix, que ayudó a llamar la atención sobre la sórdida industria de los cachorros de tigre, se aprobó una ley federal sobre “grandes felinos” que prohíbe la posesión privada y la interacción con el público. La respuesta de los exhibidores de animales, según los conservacionistas, fue recurrir a criaturas más pequeñas y menos reguladas como “nutrias, perezosos y otros primates”, explicó Michelle Sinnott, abogada y directora de aplicación de la ley sobre animales cautivos de PETA. “Cada vez vemos más instalaciones, atracciones de carretera, que surgen de las casas de la gente”.

The face and paw of an otter is wedged between the frame of a wooden enclosure and the plexiglass wall. It appears to be trying to escape.
Una nutria asiática de garras pequeñas consigue abrir la esquina de su recinto de plexiglás en Trumbull, Connecticut.Credit…Kirsten Luce para The New York Times

En Long Island, un hombre llamado Larry Wallach, quien en su día dirigió un negocio de cachorros de tigre, ha sido citado en repetidas ocasiones por el Departamento de Agricultura de EE. UU. por condiciones inseguras para los animales, entre ellos un ualabí y un perezoso. Cuando la ciudad de Islip, Nueva York, intentó bloquear su tienda en 2022 por operar sin las autorizaciones pertinentes, él anunció que, en su lugar, llevaría perezosos, incluidos bebés, a las casas de los clientes. En marzo, un juez clausuró la tienda, donde los investigadores habían encontrado previamente un canguro, capibaras, chinchillas y petauros del azúcar, junto con siete perezosos. Wallach sigue promoviendo en las redes sociales los “allanamientos de morada” con animales. En una entrevista, dijo que sus animales siempre estuvieron bien cuidados, y añadió que planeaba reabrir su tienda en una ciudad con una zonificación más favorable. “Mientras todo sea criado en cautividad, no veo ningún problema”, dijo. “Todos mis perezosos son manejables”.

Más allá de la procedencia, algunos expertos en ética animal sostienen que las criaturas no domesticadas no pueden dar su consentimiento para que las toquen. ¿Realmente quiere una raya que la acaricie un niño de preescolar?

Los zoológicos y otras instituciones dependen de la participación humana para proteger a sus rebaños y comprender la grave necesidad de conservación. Pero Gray, jefe del zoológico australiano, dijo: “No hace falta tocar a todos los animales para sentirse enamorado de ellos”.

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