Podemos exigir respeto a los demás y debemos hacerlo, pero en muchas ocasiones nos desgastamos exigiéndole a amigos o a parejas un trato de respeto que no nos brindan. 

Ponerse límites implica que quien debe cambiar, en algunas circunstancias, es uno mismo. ¿Por qué considerar como amigo a quien le pone a alguien sobrenombre y le hace burlas públicas?

Tal vez esa persona puede hacer un cambio y no obsesionarse con conservar esa amistad y buscar nuevos amigos. En ese caso esa persona se ha puesto límites a si mismo.

En las relaciones de pareja son comunes las exigencias de un cónyuge al otro para que cambie. Que no lo maltrate, que no le traicione, que le respete. El cónyuge ofendido reclama, ruega, exige, cela, persigue, se humilla. El cambio que requiere ponerse límites implica dejar de hacer esas conductas que no provocan el cambio en el otro y que denigran la dignidad del que recibe abuso emocional y a veces físico. 

Es un cambio de enfoque que busca restaurar la autoestima, el respeto propio y la posición de procurar relaciones justas mediante cambios en la forma de relacionarnos con los demás. Así no permitiremos los abusos que ya la otra persona repite automáticamente, cuando hemos permitido que nuestro amor propio haya sido fracturado.

Comparte la Noticia: