Santo Domingo, RD.- Sentado en la cama, subiendo unos trabajos al computador, ahí le llegó la llamada al árbitro dominicano Ramón Ferrer, tan positiva que su corazón se alegró y entristeció al mismo tiempo.

De labios de Rick Riecker, supervisor y director del departamento de árbitros de la Major League Baseball recibió la noticia que todo quien aspira llegar al techo principal quiere escuchar: Ser un árbitro permanente en las Grandes Ligas.

Desde ya, la tarde del sábado 22 de febrero se enmarca entre los días inolvidables de este nacido en Santo Domingo, pero que vivió niñez y juventud en el sector El Cacique de Monte Plata a la que considera su adorado lar nativo.

“De verdad no me esperaba ser llamado, antes de partir de Dominicana había escuchado que al menos un árbitro se retiraría, pero luego me enteré que eran cuatro los retirados y esto incrementó el hecho de ser bailoteado, aunque no me hice ilusiones de que sería de los afortunados”, expresó Ferrer, en su primera visita al país luego de ser confirmado como un auxiliar de Grandes Ligas a tiempo completo.

Ferrer, quien el 22 de abril del 2016 se convirtió en el primer árbitro dominicano en laborar en un partido de las Ligas Mayores, en el choque entre Indios de Cleveland y Tigres de Detroit, describió brevemente el gran momento en que recibió la grata noticia.

“Indescriptible, muy emotivo de verdad, se me salieron las lágrimas por un buen rato y ni el habla me salía, me quede en shock hasta que poco a poco pude reponerme”, externó el quisqueyano.

  Ya de vuelta en sí, se comunicó con su esposa Fiordaliza Frías, luego y de varios intentos logró conversar con su madre y acto seguido telefoneó a su mentor y descubridor, Mónico Zayas, quien en el 2001 fue la persona que le colocó el arbitraje en su camino, pues Ferrer había aplicado para realizar el curso de anotación.

“No señor, usted es un magnífico talento para ser árbitro de béisbol y marcará un antes y después en el arbitraje dominicano”, recuerda Zayas que le informó en ese momento.

“A Zayas le agradezco casi todo lo que ha sido mi carrera, de no haber sido por esa gran visión que tuvo no estaría en el lugar en que me encuentro”, agrega Ferrer, quien dijo que ya se trabaja en el visado de su mentor para que lo observe trabajar en Grandes Ligas.  

“Desde que lo ví note que tenía el talento suficiente para convertirse en un árbitro de Grandes Ligas, es un gran orgullo para nosotros los latinos el poder contar con un compatriota en este difícil trabajo”, señaló de su lado, Lázaro Díaz, el auxiliar cubano con varios años en esta profesión.

De vender ahuyamas a laborar en GL
Arbitro
. En el 2000, cuando las Grandes Ligas habían estado por última vez en dominicana, Ferrer era un mozalbete que vendía ahuyamas y maíz en el parque del poblado El Cacique en Monte Plata.

También tenía que trasladarse desde Monte Plata a la zona franca de Baní a vender ropas para contribuir con el sustento familiar. “Recuerdo que entre todo ganaba 150 pesos por días y había que laborar mucho”, señala.

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