Para el Conep el proyecto debe ser socializado y en medio de una crisis no es factible

Santo Domingo, RD.- En 2015, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reconoció que la economía colombiana venía con un desempeño extraordinariamente bueno durante la última década, situándose entre las más dinámicas de América Latina. Sin embargo, necesitaba una reforma tributaria integral que fomentara la inversión y su diversificación para que pueda situarse en la senda hacia un crecimiento más sólido, sostenible e inclusivo.

Hoy su posición es diametralmente diferente. La OCDE advierte que no ve viable una reforma tributaria en Colombia debido a la cercanía de las elecciones, ni en España, donde la recuperación económica todavía no es un hecho.

“La principal prioridad política debe ser la eliminación de las diferencias normativas regionales que son obstáculos al crecimiento de las empresas, en particular mediante la aplicación de la Ley de Unidad de Mercado”, consideró la entidad en su informe “Hacia el crecimiento 2021 dando forma a una recuperación vibrante” y recalcó que esta medida ayudará a corregir desequilibrios fiscales. Sin embargo, plantea que el reajuste de políticas públicas puede generar una recuperación pospandémica más fuerte, resiliente, equitativa y sostenible.

¿Qué pasa hoy? Colombia está sumida en el caos social por las protestas en rechazo del proyecto de reforma tributaria que sometió el presidente Iván Duque, que también hicieron saltar del cargo al ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, un día después de que se ordenara el retiro la propuesta legislativa. Las manifestaciones han dejado al menos 19 fallecidos.

A finales de 2020, el Gobierno dominicano se vio obligado a modificar el proyecto de Presupuesto sometido para 2021, pues incluyó figuras impositivas que generaron un rechazo generalizado de todos los sectores.

Entre los nuevos impuestos que debieron ser desmontados estuvieron el 8% a las ganancias extraordinarias de las empresas durante la pandemia, el 3% a las compras en dólares y el que se cargaría a los servicios digitales, entre otros.

La reforma fiscal ha sido tema del que se ha hablado demasiado. Esto es lo que expresa el presidente Luis Abinader, para quien “no hay nada nuevo sobre eso”. De algo sí está seguro el jefe de Estado: será una combinación de ampliar base tributaria, disminuir tasas y eliminar otras cuya gestión resulta costosa y complicada para el Estado.

El Presidente afirma que no quiere parches, como ha sucedido en las últimas reformas al sistema tributario. “Nos hemos referido en innúmeras ocasiones, incluso en un discurso de 2020, donde dijimos que este año se debía discutir para su implementación en 2021”.

Su respuesta sobre si habrá o no reforma fiscal en este año, en un contexto de recuperación económica a partir del 3.1% de crecimiento del producto interno bruto (PIB) durante el primer trimestre de este año, fue al término de una sesión de preguntas durante el lanzamiento del Programa Nacional de Empleo, una iniciativa que llevaba al menos nueve años en espera.

Explicó que la Estrategia Nacional de Desarrollo, frente a la crisis de la pandemia, ya mandaba desde hace ocho años a hacer la reforma fiscal. Estamos tarde ocho años. “Y yo quiero que se explique que cuando se habla de una reforma fiscal estamos hablando dos áreas, que es la reforma tributaria y la reforma del gasto público”, indicó.

El Presidente se refiere a que en la reforma del gasto público, que es la eficientización del gasto, ya el Gobierno lo está haciendo, especialmente con las partidas que a su juicio no agregan mucho a la calidad de vida de los dominicanos. Dijo que no es un tema sencillo.

“No he visto que los organismos hayan dicho que se tenga cuidado (con la reforma fiscal), ellos lo que han dicho es que se haga la reforma; los que creen que debemos tener cuidado somos nosotros, el gobierno, para manejarse de la mejor manera”, sostuvo Abinader en declaraciones ofrecidas en el Palacio Nacional.

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la experiencia con las reformas tributarias en América Latina y el Caribe durante los últimos 20 años muestra que los cambios en la política tributaria solo pueden arrojar los resultados esperados cuando se ha prestado suficiente atención a la implementación simultánea de una administración tributaria eficiente.

En su Panorama Fiscal para América Latina 2020, plantea que la reforma debería tender a fortalecer los principios de eficiencia, equidad y simplicidad en el diseño de los tributos y contribuir a la alineación de los incentivos de los agentes con el cumplimiento efectivo de sus obligaciones tributarias.

¿Hay un proyecto?

El ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Miguel Ceara Hatton, reveló que “más o menos” hay un proyecto de reforma fiscal elaborado, pero que no le toca a él decirlo, sino al Presidente en su momento, pero “claro que sí existe, hay borradores”.

Además, como señaló el Presidente, este tema no es un asunto sencillo. Lo comparó con un tablero donde hay cosas que suben y otras que bajan, por lo que entiende que debe operarse sobre un principio de justicia y de equilibrio.

Ceara Hatton, al recordársele que la economía está en proceso de recuperación y que eso podría postergar la reforma, dijo que eso es parte de lo que se discute. Obviamente, indicó, si se ve que se está subiendo por un lado es posible que se puedan reducir figuras.

A su entender, la reforma fiscal debe tener cinco elementos. El primero tiene que ver con que la gente tenga claro para qué es que se quiere el dinero, lo cual guarda relación con el pacto del agua, inversiones en actividades productivas, salud y educación, ya que los recursos deben servir para algo, que es mejorar la calidad de vida de la gente.

El segundo elemento que plantea es la transparencia del gasto, lo cual considera lo más importante, ya que la gente debe estar segura de que el dinero no se lo van a llevar y por lo tanto el Gobierno tiene que tener absoluta transparencia de cómo se va a gastar ese dinero. “Esto es fundamental, es decir, que la población y la prensa tenga acceso a la misma cantidad y calidad de información que puede tener acceso el ministro de Hacienda o del de Economía”, sostuvo.

El tercer elemento, según el ministro de Economía, es el relacionado con la calidad el gasto, pues a su entender resulta un imperativo revisar los costos unitarios, ya que en el Estado prácticamente no se conocen.

“Hay que hacer una revisión de los costos unitarios. Hay que saber cuánto cuesta una carretera por kilómetro, cuánto cuesta un aula, es decir, ese tipo de información y revisarlo. Digo, se sabe un número, pero hay que revisarlo si realmente eso es lo que cuesta. Además, hay que dejar de gastar donde no se necesita”, explicó.

El funcionario garantizó que el Gobierno ha hecho un gran esfuerzo para dejar de gastar donde no se necesita y sí hacerlo no es necesario, pero hay que hacer más esfuerzos.

El cuarto elemento, considera, tiene que ver con los principios tributación, a fin de definir cuáles serán los principios a seguir en este proceso y la quinta etapa, que las detalló, son las figuras impositivas.

De su lado, el presidente del Senado, Eduardo Estrella, reveló a elDinero que hasta esa cámara no ha llegado ningún anteproyecto de reforma fiscal. “Vamos a esperar que el poder ejecutivo y el Consejo Económico y Social discutan y planteen una propuesta al Congreso Nacional que, en su momento, cuando llegue allá, nosotros la discutiremos como es de lugar.

El economista Franklin Vásquez plantea otras posibilidades. Sugiere que la discusión sobre la reforma fiscal, a propósito de los efectos de la pandemia y a pesar del proceso de recuperación económica, se diseñe para que entre en vigencia el 1 de enero de 2023, de modo que haya suficiente tiempo para su discusión en la sociedad y aprobación en el Congreso.

La posición del Conep

El presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), Pedro Brache, consideró que ninguna reforma (fiscal) puede ser sometida en un momento de crisis, en un momento malo, sino que, al contrario, debe someterse cuando la economía está bien. A su entender, cuando el panorama económico está mal resulta mucho más difícil y fuerza a hacer cosas que normalmente no son las mejores.

El empresario consideró pertinente que la economía se siga recuperando (para la reforma) y que la paciencia que ha demostrado el Estado, en este caso el presidente Abinader, es muy atinada.

“Consistente con lo que dice el Presidente, lo primero que hay que tener es una gran consulta al respecto porque nada puede ser impuesto en estos tiempos. Tenemos que lograr un consenso general de todos los entes de la sociedad para empezar a hablar de este tema. Lo que yo siempre oigo que va a ser tarde o que no es tarde, cuando el tiempo está, está. Primero hay que consensuar las cosas. Tarde se hace cuando no consensuamos”, explicó.

Respecto a la posición del expresidente Leonel Fernández, quien en una entrevista con elDinero expresó que la reforma fiscal debió someterse en el período 2016-2020, cuando la economía estaba creciendo, Brache dijo que “el expresidente Fernández es una persona brillante y nunca voy a estar en contra de algo que diga él”.

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Por El Dinero