El fenómeno ha sido la causa del hundimiento de vehículos que circulan por la superficie en invierno.

Los enormes anillos que aparecen en el hielo del Baikal en invierno y en la primavera siberiana llevan décadas sorprendiendo a los habitantes de las costas del lago más profundo del mundo, y han sido objeto de investigación.

Similares a los círculos que suelen aparecer en campos, no deben su existencia ni a condiciones atmosféricas ni a burbujas de metano que suben desde el fondo del lago, como se creía anteriormente.

Los anillos han comenzado a formarse en el Baikal al menos desde 1969; algunos duran unos días y otros varios meses. Tienen una conducta imprevisible, surgiendo en diversas partes del lago año tras año, informa Live Science.

Recientemente, un grupo de investigadores de diversas nacionalidades ha realizado perforaciones en el hielo y colocado sensores en el agua. Los resultados mostraron la existencia de remolinos bajo la superficie congelada del lago, donde la temperatura del agua que forma estos remolinos está uno o dos centígrados más cálida que alrededor de los anillos. Las corrientes no son fuertes en el centro de estos fenómenos, lo que explica un mayor espesor de hielo en el centro. Al mismo tiempo, el hielo es más fino al borde de estos volúmenes de agua giratoria.

Datos de sensores e imágenes satelitales por infrarrojo han indicado que los remolinos se forman en el agua en el otoño boreal antes de que se congele el lago, y que los fuertes vientos que llevan agua desde una de las bahías aportan a su formación.

El espesor del hielo del Baikal en invierno permite a automovilistas acortar su viaje conduciendo por la superficie del lago. Pero la diferencia en el espesor del hielo por encima de los remolinos fue la razón por la que uno de los vehículos del grupo científico de Rusia, Francia y Mongolia quedó medio hundido en marzo de 2016. Peor suerte corrieron muchos autos, que terminaron completamente hundidos.

El autor principal del estudio, Alexei Kouraev, geofísico de la Universidad Federal de Toulouse (Francia), explicó que los anillos son invisibles a nivel del hielo, por lo que su grupo actualiza los datos sobre los remolinos en una web para advertir a los automovilistas.

Fenómenos semejantes han sido registrados en el lago Hovsgol, en Mongolia, y en el Telétskoye, en Rusia.

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