Su óptica le permite tomar fotos con un nivel de detalle tres veces superior a cualquier otro instrumento de esa índole.
El pasado 31 de agosto tuvo lugar la inauguración oficial del Telescopio Solar Daniel K. Inouye, de la Fundación Nacional de Ciencias de EE.UU. (NSF, por sus siglas en inglés), el más poderoso del mundo. Ubicado en la cumbre del Haleakalā, en Hawái, está a punto de completar de manera exitosa su fase de puesta en marcha de operaciones. Las imágenes y los datos que generará revolucionarán la investigación de la física solar, según un comunicado difundido este lunes por el Observatorio Solar Nacional (NSO, por sus siglas en inglés) del país norteamericano.
Hace más de 25 años, la NSF inició la creación de un observatorio especial para realizar investigaciones profundas sobre la física solar y otros eventos meteorológicos espaciales que afectan a la Tierra. “El Inouye es el telescopio solar más poderoso del mundo y cambiará para siempre la forma en que exploramos y entendemos nuestro sol“, dijo el director de esa fundación, Sethuraman Panchanathan. “Los conocimientos que aporte transformarán la forma en que nuestra nación y el planeta predicen y se preparan para eventos como las tormentas solares”.
Durante esta fase inicial, que comenzó en febrero pasado, ha permitido realizar observaciones solares en coordinación con la nave Parker Solar Probe, de la NASA, y la Solar Orbiter, proyecto conjunto de la Agencia Espacial Europea y la estadounidense. “Con el telescopio solar más grande del mundo ya en operaciones científicas, estamos agradecidos con todos los que han hecho posible esta notable instalación”, dijo Matt Mountain, presidente de la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA, por sus siglas en inglés), entidad que tuvo una amplia participación en el proyecto. “Comienza una nueva era en la física solar“, exclamó Mountain.
Según el portal Gizmodo, el Inouye es el más reciente y potente de la red de telescopios solares que opera la NSF. Cuenta con un espejo de cuatro metros, capaz de tomar fotos de la atmósfera y la superficie solar con un nivel de detalle tres veces superior a cualquier otro aparato similar. Sus instrumentos de espectropolarimetría permiten medir con precisión el movimiento y comportamiento de las partículas que se mueven en nuestra estrella a nivel atómico, lo que proporcionará un entendimiento nuevo y muy superior de las dinámicas solares.