La filosofía de vaciar, aplastar, cerrar y depositar tras la meta de ser empresas responsables.

La protección del medio ambiente y los recursos naturales ha pasado de la teoría la práctica. Empresas, comunidades, organizaciones empresariales, gobiernos locales, medios de comunicación, organismos multilaterales, entidades regionales y líderes políticos tienen el tema en su agenda. Casi nadie se escapa del discurso que enarbola la necesidad de actuar con responsabilidad con el entorno. Aplicar políticas de economía circular y utilizar productos biodegradables ocupan más espacio en los planes de desarrollo de los países y, particularmente, del sector privado.

Hay cuatro verbos que aluden la responsabilidad de los consumidores y las empresas con el medio ambiente: vaciar, aplastar, cerrar y depositar, a los que deben sumárseles reducir, reutilizar y reciclar.

La multinacional Coca Cola, junto con otras similares en México, fijaron estos conceptos dentro de su política de responsabilidad a través de PetStar, una planta recicladora con capacidad para procesar poco más de 50,000 toneladas al año. Es, hasta el momento, la más grande del mundo. El modelo está en ruta a ser replicado en República Dominicana a una escala más pequeña, entendiendo las particularidades del mercado local.

La industria dominicana, de su lado, está enfocada en aprovechar sinergias para, además de proteger el medio ambiente, lograr economía de escala. PetStar ha recibido la visita de misiones de empresarios dominicanos con miras a ver cómo funciona todo el proceso. Multiform, Plastifar, Diesco y Alpla lideran, junto a otros empresarios, la propuesta para el primer proyecto.

De acuerdo con un informe de Dominicana Limpia, que utiliza datos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en el país existen alrededor de 358 vertederos a cielo abierto y, de ellos, sólo tres están controlados. Resalta que cada 135 kilómetros cuadrados hay un tiradero de basura y que cerca del 60% están ubicados en zonas hídricas de importancia para la vida humana en el país.

Lejos de la percepción que se tiene entre la población, según el informe manejado por Dominicana Limpia, el 51% de los desechos sólidos es materia orgánica, mientras que un 16% está compuesto por cartones y papeles. Los plásticos representan el 13%, vidrios un 6% y metales un 3%. El resto tiene una ponderación de un 11% en la clasificación que utilizan las autoridades oficiales.

El Ministerio de Medio Ambiente y la Liga Municipal Dominicana estiman que en el país se generan diariamente alrededor de 12,000 toneladas de desechos sólidos, que sumarían alrededor de 4.3 millones al año. Estos números establecen, según la ponderación que otorgan las autoridades, que 2,193,000 toneladas son desperdicios orgánicos.

A propósito de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio de este año, la Cepal puso de manifiesto que los graves episodios de contaminación atmosférica que ha conocido América Latina y el Caribe dejan evidencia de las carencias de información, regulación y gestión ambiental.

“La contaminación del aire se verá agravada en la región por el cambio climático, lo que constituirá una carga económica adicional para los sistemas de salud de los países”, sostiene la institución regional.

La Cepal llama a los Estados de la región a mejorar la información sobre las emisiones y a abordar la contaminación del aire con políticas integrales, participativas y basadas en evidencia. Insta además a una acción coordinada en los niveles local, nacional, regional e internacional para abordar este tema.

Política local

República Dominicana, de su lado, considera la protección medioambiental como un tema constitucional. La sección IV, sobre los derechos colectivos y del medio ambiente, destaca el rol del Estado en la conservación del equilibrio ecológico. Lo incluye, además, en al artículo 67 y el numeral 5 de este articulado.

Dominicana Limpia es un ejemplo de la articulación de los sectores públicos y privado, pues es una alianza que concatena instituciones de diversos sectores, incluidas empresas privadas.

El plan es una iniciativa del Gobierno dominicano, a través del Ministerio de la Presidencia, en coordinación con la Dirección General de Programas Especiales de la Presidencia (Digepep). También aquí convergen ministerios, la Federación Dominicana de Distritos Municipales (Fedodim), la Cervecería Nacional Dominicana y el Centro de Innovación Atabey, para trabajar en las municipalidades del país.

Iniciativa privada

La Asociación de Industrias (AIRD), que marcó un antes y un después con la implementación de los programas de reciclajes, llevando a cabo programas pilotos en empresas de sus miembros cuando el tema aún no era de preocupación general, ha impulsado y socializado el término de economía circular.

Para tales fines, suscribió un convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su calidad de administrador del BID-LAB, para implementar el “Programa de innovación y re-manufactura en los sectores del plástico y construcción”, denominado como Proyecto de Economía Circular. Plantea un modelo de intervención que genere un cambio de conducta en un grupo de empresas en torno a la reducción y aprovechamiento de los residuos generados en los procesos de transformación y posconsumo.

Según describe el documento firmado entre ambas entidades, entre los objetivos del programa están la recuperación de los residuos PET, PEAD, aluminio y otros materiales, para evitar se entierren, mediante su valorización; implementar campaña y programas de educación cívica ecológica, para concientizar al consumidor y buscar cambios en malos hábitos de disposición de los envases.

Uno de los aspectos considerados de mayor relevancia en el acuerdo es el aprovechamiento de sinergias entre el Gobierno y municipios para analizar y atender áreas críticas, buscando soluciones de fondo, especialmente en el manejo integral de residuos. Además, busca vigilar y participar en la creación de legislación, reglamentación y normatividad para que sean razonables y den certidumbre.

Uno de los puntos de mayor atención tiene que ver con promover la creación de una nueva industria recicladora que genere un mercado nacional, empleos y certidumbre de consumo. También, plantea la creación de una imagen pública de acción de la Industria.

Está previsto que el proyecto se ejecute a través de 4 componentes: (i) Mapa de ruta para la transformación industrial hacia una economía circular; (ii) Proyectos pilotos en el sector plástico y sector construcción; (iii); Bolsa para el intercambio de materiales (residuos / desechos); (iv) Comunicación y difusión para la replicabilidad. De hecho, ya hay cadenas de supermercados que han iniciado programas de eliminación de fundas plásticas o incentivan a que sus clientes tomen sólo las necesarias.

Los principales indicadores del proyecto incluyen: (i) 100 empresas que demuestran un cambio de comportamiento al adaptar su cadena productiva bajo una lógica de economía circular (reúso, reducción y extensión vida) de sus residuos posproducción; (ii) 450 empresas que adoptan nuevas prácticas tecnológicas a través del uso de la bolsa para el intercambio de residuos que les permita valorizar sus residuos; (iii) La creación de la Mesa de Economía Circular para reunir a los actores clave involucrados e impulsar la recuperación y valorización de materiales en el país.

En agosto de este año, la AIRD recibió al ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Ángel Estévez, quien compartió su visión en un tema tan neurálgico para la nación y para la industria como es el plástico. Para la organización, según un documento circulado a propósito del encuentro, la cooperación entre el sector público y privado se está convirtiendo en una constante. “En ocasiones requiere esfuerzos, trabajo, confianza, pero esta cooperación es una condición indispensable para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), compromiso clave del país y de las empresas dominicanas”, destaca la organización.

Según la AIRD, muchas empresas en República Dominicana reconocen que integrar los principios de sostenibilidad planteados en los ODS en sus culturas corporativas y operaciones no solo es un imperativo ético, sino un factor clave de competitividad, necesario para el posicionamiento de la empresa a mediano y largo plazos en el mercado local y en el mercado internacional.

El ODS 8.4 plantea “mejorar progresivamente, de aquí a 2030, la producción y el consumo eficientes de los recursos mundiales y procurar desvincular el crecimiento económico de la degradación del medio ambiente, conforme al Marco Decenal de Programas sobre modalidades de Consumo y Producción Sostenibles”, teniendo como áreas temáticas relevantes el desarrollo de empresas, el medio ambiente y empleos verdes y el futuro del trabajo.

“Vamos a tomar medidas juntos para hacer del plástico un artículo necesario y bien manejado”, señaló Estévez ante la matrícula de la AIRD que participó del encuentro, al tiempo de valorar el Programa de Innovación y Remanufactura en los Sectores del Plástico y Construcción y las medidas tomadas por la Asociación de Industrias y muchas de sus empresas.

“La única forma es que la sociedad se integre y se pueda desarrollar lo que se llama la “economía circular, la cual generará empleos e ingresos para sectores pobres, así como nuevas iniciativas empresariales”, destacó el funcionario.

Junto al tema de economía circular, la AIRD ha estado trabajando, además de una agenda en torno a temas legislativos, en los temas del cambio climático, eficiencia energética, reciclaje, valoración de los residuos sólidos como fuente de nuevas materias primas y, por lo tanto, fuentes de riqueza, con lo cual establece con claridad el mensaje de ser proactivos en los temas ambientales, lo cual se relaciona con responsabilidad social, pero también con sostenibilidad de los negocios.

Para Rosa Rijo, directora ejecutiva de la Fundación Tropigas, las industrias y las empresas quieren ser parte del cambio, razón por la cual están dispuestas a modificar procesos para lograr mayor valor de sus recursos y que estos puedan ser reutilizados, reduciendo los desechos generados e impactando menos el medio ambiente.

“Apostar a la sostenibilidad genera una mejor imagen corporativa ante sus grupos de interés, alcanzando mayor rentabilidad a largo plazo, una vida útil más larga para sus recursos materiales e innovación y competitividad en el mercado. Ya no es posible pensar en ser sostenible sin considerar los aspectos sociales y ambientales en la estrategia de negocio”.

A su entender, las industrias y las empresas, como generadores o responsables de la contaminación del medio ambiente, deben empezar por la casa, sensibilizando y educando su primer grupo de interés, que son sus colaboradores, enseñándoles a manejar adecuadamente sus recursos, reducir el consumo de agua y electricidad; reutilizar materia prima, utilizar energía renovable, desarrollar un programa de reciclaje, construir alianzas con el gobierno y educar a los consumidores sobre el consumo responsable.

En los ejemplos que cita de economía circular están la compra, reparación y venta de móviles usados; decoración con materiales reciclados, tener un sistema a tratamiento de agua residual para ser reutilizada, casas hechas con mezcla de plástico reciclado y uso de fuentes renovables para la generación de energía.

Empresa biodegradable

Una empresa dominicana hizo historia en febrero de este año al convertirse en la primera en recibir una certificación como productora de películas de plástico biodegradable.

Se trata de la compañía Gomas y Plásticos (Goplaca), que fue certificada por la británica Symphony Enviromental como el primer fabricante en República Dominicana que producirá películas de plástico biodegradable utilizando el aditivo d2w. La tecnología convierte estos materiales en biomasa y en agua, evitando que se conviertan en desechos sólidos contaminantes.

La entrega de esta primera acreditación que se otorga a una industria local fue realizada por el representante en el país de la compañía británica, Fernando González Nicolás, al vicepresidente ejecutivo de Goplaca, Erik Di Carlo, en su planta de producción ubicada en el sector de Mendoza, en Santo Domingo Este.

González Nicolás señaló que la biodegradación es una solución práctica y económica para la reducción de la contaminación de los plásticos, y añadió que eliminar totalmente los plásticos sería una tarea prácticamente imposible debido a lo muy útil que son los plásticos en la sociedad moderna.

Symphony Environmental cuenta con una reconocida tecnología que no solo biodegrada los plásticos sino también que controla el período en que se desea biodegradar el plástico dependiendo de la formulación utilizada.

Di Carlo dijo que Goplaca siente gran satisfacción al ser en primer fabricante de plásticos dominicano en certificase con esta tecnología por Symphony y de esta forma poder asistir a sus clientes a contribuir con la reducción de la contaminación que producen los plásticos tanto a nivel local como en el plano regional.

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Por El Dinero