“No podemos tomarlo como un juego”, advirtió el mandatario brasileño.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, clasificó este lunes los ataques a las sedes de los tres poderes en Brasilia, perpetrados el pasado 8 de enero, como “una revuelta de ricos que perdieron las elecciones”.
“Lo que ocurrió en el Palacio de Planalto, en el Congreso y la Corte Suprema fue una revuelta de ricos que perdieron las elecciones. No podemos tomarlo como un juego. Porque un día el pueblo puede cansarse de ser pobre y hacer que las cosas cambien en este país”, comentó durante la toma del cargo de Aloizio Mercadante como presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).
En su discurso, en el que subrayó la importancia de combatir la pobreza, Lula afirmó que ganó las elecciones “para hacer los cambios que no se hicieron”. “Este país no puede seguir gobernado por una pequeña minoría“, afirmó.
Desde que tuvieron lugar los ataques, considerados los más graves contra la democracia desde la dictadura, la Policía lleva a cabo una intensa investigación para identificar a los participantes y a sus presuntos financistas.
La semana pasada, el presidente acusó directamente al examandatario Jair Bolsonaro de participar “activamente” en los disturbios.
“Gravísimas calumnias”
Por otro lado, Lula aclaró que países como Cuba y Venezuela no han podido saldar sus deudas con el BNDES por la decisión unilateral de Bolsonaro de no mantener las relaciones bilaterales con esas naciones.
“No lo hicieron porque el presidente [Bolsonaro] decidió romper relaciones y no cobrar para poder seguir atacándonos“, sentenció.
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Durante la campaña electoral, el ultraderechista fue muy crítico con los préstamos que se otorgaron desde esa institución estatal a países de la región durante los anteriores gobiernos de Lula.
“Este banco fue víctima de gravísimas calumnias durante el último proceso electoral. Las narrativas, aunque sean mentiras, valen más que las verdades muchas veces contadas. En los últimos cuatro años, vivimos un proceso de mentiras locas”, afirmó Lula.
El presidente reiteró que “está seguro” de que en su Gobierno “esos países pagarán, porque son todos países amigos de Brasil”.
Lula explicó que, entre 1998 y 2017, BNDES financió servicios de ingeniería para empresas brasileñas en 15 países de América Latina y el Caribe, y que los préstamos dieron “ganancia”.