Ya hay diversas iniciativas con el objetivo de frenar los viajes exclusivos para compras.
Las ventas de productos nacionales en Uruguay se redujeron este año de manera abrupta entre un 30 % y 40 % debido a que los ciudadanos prefieren atravesar la frontera para comprar en Argentina, lo que aparentemente ha provocado una crisis económica y política para el Gobierno del presidente Luis Lacalle Pou.
El creciente y sostenido fenómeno ya fue bautizado como “pandemia de frontera” por Fernando Pache, presidente de la Cámara de Industrias de Uruguay, que, al igual que otros colectivos, le ha solicitado medidas urgentes al Gobierno de Lacalle Pou.
Los viajes de compras se explican debido a la amplia brecha cambiaria que hay entre ambos países y que provoca que en Uruguay, en promedio, los precios de los bienes sean hasta un 180 % más caros que en Argentina.
Por eso los uruguayos cruzan las fronteras, principalmente durante los fines de semana, para acudir a los supermercados del país vecino a comprar productos básicos de limpieza o alimentos no perecederos. También acuden a farmacias, a comercios de ropa, zapatos, juguetes. Todo sirve.
Aprovechan, además, para llenar los tanques de sus vehículos, ya que en Uruguay los combustibles tienen los precios más altos de la región.
El gasoil, por ejemplo, en Uruguay vale 1,48 dólares el litro y la nafta, 1,97 dólares. Por el contrario, en Argentina ambos combustibles cuestan entre 25 y 36 centavos de dólar si se toma en cuenta el mercado paralelo de divisas, que es el que suelen usar los turistas extranjeros.
Alternativas
Por eso, es común que en las ciudades de Salto, Fray Bentos y Paysandú los uruguayos atraviesen los puentes internacionales para abastecerse. Los autos y las camionetas de todo tamaño vuelven atiborrados de productos, lo que termina afectando el comercio interno que padece una constante reducción y los consecuentes reclamos de las cámaras empresariales y los microempresarios.
En respuesta, el Parlamento de Uruguay creó una comisión especial que está concentrando y analizando propuestas para tratar de enfrentar la crisis.
Una de las iniciativas más controvertidas la presentó Carlos Cabrera, un abogado de Paysandú que planteó la posibilidad de establecer cupos diarios de uruguayos que tengan autorización para cruzar la frontera en ida y vuelta durante el día. En este esquema, la prioridad la tendrían las personas de menos recursos.
El presidente de la Cámara de Industrias de Uruguay, en tanto, planteó la posibilidad de que el Gobierno refuerce los controles en la frontera para limitar los volúmenes de mercadería que se ingresan e impedir que se siga profundizando la caída de las ventas que ya alcanzan un nivel de entre el 30 % y el 40 %.
Sin solución
A nivel local, la ciudad de Salto, limítrofe con la argentina Concordia, es una de las que más se ha estado organizando para resistir el impacto económico. Por eso, comerciantes y empresarios crearon el colectivo Salto en Movimiento que ya le exigió al presidente que les otorgue beneficios impositivos, se regule el precio de los combustibles y se redacte una ley que controle la micro importación.
Por otra parte, Peche advirtió que el problema se agrava porque a las personas o familias que van a comprar sus propios productos, se suman los contrabandistas que cruzan las fronteras y adquieren bienes al mayoreo que luego revenden en Uruguay.
Por su parte, desde mediados de año Lacalle Pou se comprometió a reforzar los controles para evitar el contrabando con operativos en los que participan la Policía, las Fuerzas Armadas y la Aduana.
“Estamos con un problema en la frontera porque los precios de bienes argentinos son extremadamente más baratos y naturalmente los vecinos consumen donde les es más barato. Eso nos genera un desequilibrio y los comercios de nuestra frontera son castigados”, manifestó Lacalle Pou en mayo al diario El Observador.
Pero desde entonces la situación no ha mejorado.