Se está considerando un acuerdo similar al que negoció Reagan para levantar el asedio de Beirut por parte de Israel en 1982, informa el periódico.
Funcionarios de Estados Unidos e Israel están discutiendo la idea de expulsar a miles de combatientes palestinos de Hamás de la Franja de Gaza, de forma similar al acuerdo que el presidente estadounidense Ronald Reagan impuso a Israel durante el asedio de Beirut en 1982, informa The Wall Street Journal (WSJ).
Reagan presionó al entonces primer ministro israelí, Menahem Beguín, para que dejara de bombardear la capital libanesa. La tregua mediada por Estados Unidos exigía el traslado de miles de combatientes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) a otros países.
Israel y Hamás acuerdan continuar la pausa en los combates
Los dirigentes militares y políticos israelíes se preguntan ahora qué hacer con los miles de militantes que constituyen la base de poder del grupo Hamás.
Según una propuesta, que el periódico describe como parte de las “conversaciones en curso entre Israel y Estados Unidos sobre quién gobernará Gaza” una vez finalizados los combates, miles de combatientes de bajo nivel de Hamás podrían abandonar el enclave asediado. Se espera que esta decisión socave la autoridad del grupo en el territorio.
Sin embargo, la viabilidad de la propuesta sigue en entredicho, según el informe. “No los veo tan racionales como la OLP”, dijo un alto funcionario israelí a WSJ. “Se trata de una organización más religiosa y yihadista vinculada a las ideas de Irán”, añadió.
También declaró que no está claro si los militantes de Hamás aceptarán la opción de la expulsión si se les ofrece. Sin embargo, “podría ser posible” si Israel no deja otra opción a los militantes, añadió.
Otra propuesta aboga por la creación de “zonas seguras” libres de Hamás a cargo de nuevas autoridades respaldadas por Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, Israel, Estados Unidos y los países árabes aún no se han puesto de acuerdo sobre quién debe gobernar Gaza o quién se encargará de la seguridad diaria de los dos millones de personas que viven en el enclave.