AIRD, MICM y Ecomod evalúan la ley de competitividad de las empresas manufactureras.

Hace más de 15 años se promulgó la Ley 392-07 sobre Competitividad e Innovación Industrial (RCII), que en pocas palabras creó de manera clara y manejable la forma institucional para que se permita el desarrollo de empresas manufacturas. Esto se lograría mediante instrumentos para apoyar la agilidad logística, el incremento en las exportaciones, la colaboración, entre otros factores.

Este régimen fue establecido en un contexto de apertura económica de República Dominicana para que la industria local pudiese competir en “igualdad de condiciones” con otros destinos. El denominado RCII se ha modificado varias veces para prolongar los incentivos tributarios al ISR societario, y también para adecuar el resto de los incentivos tributarios, según las experiencias acumuladas en su aplicación.

Como resultado, en los 15 años de aplicación del RCII se han calificado 732 industrias locales, aprovechando un 85 % los beneficios de la ley. De acuerdo con la “Evaluación de impacto de los beneficios fiscales del régimen de competitividad e innovación industrial”, elaborado por la firma ECOMOD, en conjunto con el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), para la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD).

En promedio, de acuerdo con el informe, se han incorporado 16 empresas por año, alcanzado un pico de 424 empresas calificadas en 2016 y cuyo total al cierre de 2022 era de 392 industrias. De estas, el 85% han aprovechado los beneficios de la ley, equivalente a un promedio anual de 273 empresas industriales.

De hecho, una gran variedad de actividades de la industria manufacturera local, que comprende a la industria alimenticia, de plásticos, farmacéuticos, impresión, productos químicos, metalúrgicos o construcción, se han visto beneficiadas del RCII. Este aplica la industria manufactura sin importar el sector al que pertenezca o su tamaño.

En la presentación del estudio, Magín Díaz y Edgar Morales, autores, junto a los directivos de la AIRD y Fantino Polanco, viceministro de desarrollo industrial del MICM, indicaron que 9 de cada 10 empresas optan por el mecanismo de depreciación acelerada. Esta elección es una señal positiva, señalaron, ya que indica que la inversión es a largo plazo. Los activos adquiridos son de mayor valor y demuestran la ambición de la industria por realizar inversiones significativas, con la expectativa de recuperarlas a lo largo del tiempo.

La evaluación revela que el incentivo que más se ha utilizado anualmente ha sido la exención del Impuesto sobre Transferencias de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS) en la adquisición de insumos, materias primas, maquinarias y equipos. En promedio, 273 beneficiarios usan este incentivo tributario, y el 88 % de las adquisiciones son insumos, mientras que el 12 % restante son maquinarias y equipos, cuya adquisición es menos recurrente.

Los panelistas explicaron que la inversión inicial con las rentas disponibles, que se denomina CAP, según la ley, no es realmente un crédito, a pesar de su denominación.

Detallaron que, en la práctica, funciona más como una deducción, lo cual tiene ventajas desde el punto de vista tributario. Aunque se llama crédito, se afirmó que no actúa contra un impuesto a pagar, sino que se trata de una deducción similar a un gasto en inglés, conocido como “expense” o “investment advances”.

Este mecanismo funciona como una especie de depreciación intermedia, alentando la inversión sin comprometer el pago de impuestos, ya que debe pagarse en su debido momento.

Por el contrario, el beneficio que menos se ha aprovechado ha sido la no retención de ISR por servicios profesionales prestados desde el exterior. En promedio, se solicita 10 veces por año, es decir solo el 3% de las industrias acogidas al Régimen, ascendiendo en promedio los gastos anuales asociados a este beneficio a RD$70 millones.

Otro de los beneficios que se la ha dado poco uso es la devolución de los ISC a los exportadores, que lo solicitan unas 12 empresas anualmente. Anualmente, un promedio de 240 empresas acogidas al RCII han hecho uso de los incentivos asociados al ISR societario, a las que se les ha autorizado un promedio anual de RD$3,785 millones en deducciones permitidas (crédito por inversión) o depreciación acelerada.

“A pesar de sus beneficios, este enfoque se utiliza poco. Creemos que, para su evaluación futura en el diseño, podría ser beneficioso vincular más este tipo de incentivo al momento en que se realiza, en lugar de años anteriores. Esto podría optimizar su efectividad y fomentar una mayor participación”, cita el documento.

Los montos de insumos, materias primas, maquinarias y equipos que las industrias acogidas al RCII han erogado sin el pago (parcial o total) del ITBIS ascienden a un promedio anual de RD$61,147 millones.

No obstante, ese valor no representa el impuesto dejado de recaudar, sino el costo de importación. En total, se han importado 115 distintos tipos de maquinarias y equipos; y 540 distintos tipos de bienes considerados insumos y materias primas.

En los 15 años, en promedio, el 57% de los negocios beneficiados son micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), de las cuales el 35% son micro y pequeñas. Asimismo, al analizar la composición de las industrias acogidas al régimen, según su antigüedad, se puede inferir que el RCII ha contribuido a una industria manufacturera dominicana más robusta y estable. Es así como, durante la vigencia de la ley, se han constituido 140 industrias locales, además, se han triplicado la cantidad de industrias con más de 10 años de antigüedad.

Productividad

Como resultado de acogerse al RCII, las empresas presentaron un crecimiento promedio superior a aquellas que no lo hicieron, incluso en el mismo sector. Asimismo, las ventas por unidad de empleo fueron 22% mayores a la tasa de incremento del resto de la industria no beneficiada.

El reporte detalla que las industrias acogidas invierten más que el resto a nivel nacional y han sido responsables del 56% del total de las inversiones en activos fijos netos (AFN). En consecuencia, estas empresas muestran una formación neta de maquinaria y equipo superior en un 266% a la tasa promedio de las no incentivadas.

Esto se ha traducido en una industria “intensiva en capital”, invirtiendo un promedio de RD$2.2 millones por cada empleado en el 2022. En lo que se refiere a su impacto económico, las industrias que han estado acogidas al RCII emplean más personas y le pagan mejores salarios, y estas diferencias han aumentado con los años.

Para 2022, las empresas del régimen de competitividad e innovación industrial presentaron 5.8 empleados más que el promedio del resto del sector y pagaron más del doble del salario promedio.

En la relación con el resto de la industria no incentivada, las empresas industriales acogidas al RCII registraron en promedio una tasa de crecimiento de los salarios mayor en un 15%, respecto a la tasa media de sus pares.

Exportación

En 15 años, las industrias acogidas al RCII han exportado más de 900 distintos productos, para un total en el periodo de US$15,303 millones.

La tasa de crecimiento promedio anualizada de las exportaciones de las empresas del RCII ha sido de 8%, que ha permitido duplicar las exportaciones de las industrias incentivadas, pasando de US$741 millones en 2008 hasta los US$1,530 millones en 2022, que representan el 47% de las exportaciones nacionales.

Dichas empresas han mostrado un crecimiento de sus exportaciones superior a la de sus pares en 59%.

De acuerdo con el informe, las industrias acogidas al RCII contribuyen de manera importante en las recaudaciones totales, incluso más que sus pares.

La tasa de crecimiento promedio anual de los impuestos pagados fue de 12.3%, cifra superior al crecimiento promedio del producto interno bruto (PIB) nominal de manufactura local (9.5%).

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Por El Dinero