Las discrepancias entre los líderes de las dos principales economías de la UE son de larga data, indica Bloomberg.
La cumbre sobre Ucrania que se celebró en París el lunes ha puesto al descubierto las desavenencias políticas entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, que van más allá de la diferencia de visiones en la política internacional, informa Bloomberg citando fuentes cercanas a ambos líderes.
A los líderes de los dos países les cuesta trabajar conjuntamente desde hace tiempo, e incluso se habla de cierta “falta de química” desde el primer día, según un funcionario francés. Así, dijo que Macron ve a Scholz como un “líder sin coraje ni ambición” e incapaz de pensar más allá que en el corto plazo.
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Miembros del entorno del canciller alemán también consideran que ambos dirigentes no se llevan bien. “En Berlín, Macron es visto como una figura monárquica a la que se le da mejor emitir grandes visiones que cumplirlas”, reporta el medio.
Después de la reunión en París, Macron llamó la atención a sus aliados sobre quienes “habían ofrecido a Ucrania meros cascos y sacos de dormir” al inicio del conflicto, una clara alusión a Alemania que seguramente no fue bien recibida en Berlín. En dos años, Alemania se convirtió en el segundo mayor abastecedor de ayuda militar al Ejército ucraniano, después de EE.UU.
Asimismo, la polémica insinuación del presidente francés sobre el envío de tropas a Ucrania, además de sembrar una ambigüedad, deliberadamente, según fuentes citadas, para generar incertidumbre en las mentes de los planificadores militares rusos, iba en contra de la actitud expresa de Scholz. El líder alemán se apresuró a distanciarse de las declaraciones de Macron, seguido de la mayoría miembros de la OTAN.
Aunque Macron organizó la cumbre en la que participó una veintena de países para disipar dudas sobre la unidad en el apoyo a Kiev, “esa unidad no tardó en fracturarse, en parte por la disputa entre los jefes de las dos mayores economías europeas”, concluye Bloomberg.
Macron y Scholz se conocen desde hace tiempo, habiendo desempeñado anteriormente como ministros de economía y de finanzas de sus países. Una fuente citada por el medio asegura que el punto de inflexión en las relaciones entre los políticos fue cuando Scholz sugirió en 2018 que Francia se prive de la membresía permanente del Consejo de Seguridad de la ONU a favor de la Unión Europea. Fue el mismo año que París empezó a adelantar a Berlín en crecimiento económico, remarca el medio.