El PIB dominicano supera en más de cinco veces al de Haití.

Santo Domingo.-República Dominicana y Haití son naciones, que cuanto mucho, comparten isla, desde un punto de vista económico y estadístico, aunque su historia tiene mucho en común. Mientras en el lado Este está uno de los países de más rápido crecimiento de América Latina y el Caribe, al Oeste se encuentra la nación más pobre de la región.

Una muestra de esa realidad contrastante es que, económicamente hablando, Haití cabe más de cinco veces en República Dominicana. Se trata de un hecho analizado desde factores como el crecimiento del producto interno bruto (PIB), índice de desempleo, exportaciones y principales sectores que movilizan a ambos Estados, incluyendo la llegada de remesas.

Sin embargo, evaluar esos indicadores es quedarse en las cifras más superficiales de la realidad de los países. Para llegar a niveles de desarrollo como los que presenta República Dominicana, o la realidad de Haití, deben darse otros escenarios.

El portal Our World In Data cita que la pobreza, la prosperidad y el crecimiento a menudo se miden en términos monetarios, más comúnmente como ingresos de las personas. Si bien las medidas monetarias tienen algunas ventajas importantes, tienen una gran desventaja, y es que “son abstractas”, señala la publicación.

“En el peor de los casos, las medidas monetarias –como el PIB per cápita– son tan abstractas que olvidamos de qué se tratan en realidad: el acceso de las personas a bienes y servicios”, indican. A esto el Fondo Monetario Internacional (FMI) agrega que el crecimiento económico es la base para superar la pobreza y mejorar los niveles de vida. Pero para que sea sostenido e inclusivo, sus beneficios tienen que llegar a todos.

Es en ese sentido donde entran en juego variables como capacidad productiva, la inestabilidad política o social, institucional, democracia, los niveles de pobreza o desigualdad e indicadores medioambientales. A estas factores el vicepresidente ejecutivo del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (Crees), Miguel Collado Di Franco, agrega la funcionalidad de las instituciones, es decir, la fortaleza de estas.

“De igual forma, la efectividad del poder judicial y cómo protege los derechos esenciales de las personas: a la vida y a la propiedad”, añade.

Algunos de estos factores se vuelven determinantes para la llegada de la inversión extranjera directa y el buen clima de negocio, variables que permean otras ramas de la economía de un país.

Entonces, ¿cómo se diferencian Haití y República Dominicana en ese sentido?

Variable: política

Haití vive uno de los períodos más difíciles de su historia reciente. Actualmente, está sumido en una crisis política, humanitaria y de seguridad de larga data que ha dejado inoperativas a todas las ramas del gobierno, aseguran desde Human Rights Watch en una publicación.

Desde la década de 1980, Haití ha tenido más de 20 mandatarios, entre ellos militares, que encabezaron por dictadores, gobiernos de transición, interinos, provisionales y recientemente consejos de ministros. Esto se debe a golpes de Estado que la han convertido en la nación del continente que más gobiernos ha tenido en menos tiempo. El asesinato de Jovenel Möise, en 2021, agregó un elemento peor a su realidad.

Mientras tanto, República Dominicana, en ese período, ha registrado ocho mandatarios en 13 períodos de gobierno distintos. Para Collado Di Franco, la estabilidad política, que complementa las instituciones, refleja “que hemos tenido más estabilidad y mejores instituciones”.

Ligada a la variable política está la “democracia” y desde el 2006, en Haití solo se ha deteriorado, de acuerdo con los datos del Índice de Democracia, una publicación anual de The Economist Group. Hace casi dos décadas, ese indicador estaba en 4.19 y a pesar de mostrar mejoras en 2018 cuando subió a 4.91, actualmente tiene una puntuación de 2.81. En todo ese tiempo, República Dominicana ha promediado 6.

Seguridad

La estabilidad social es fundamental para el desarrollo económico. Una publicación del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (Mepyd) cita cómo el Gobierno de Haití anunció la eliminación de los subsidios a los combustibles en junio de 2018, para compensar el costo adicional por la eliminación del acceso a petróleo con financiamiento concesional.

La medida fue derogada tras el rechazo generalizado de la población y una serie de movilizaciones populares que conllevaron a la destitución de tres primeros ministros en un año y un deterioro de la estabilidad política y económica. A su vez, la no eliminación de los subsidios ha generado mayor presión fiscal y el aumento de la inflación.

Se trata de una realidad analizada por Estados Unidos en su estrategia para prevenir conflictos y promover estabilidad para Haití en los próximos 10 años. Entre las principales preocupaciones para desarrollar su plan se destacan la disminución de la inseguridad personal, la incapacidad de circular libremente, así como dificultad y costo de obtener los necesarios bienes y servicios debido a perturbaciones causadas por la violencia.

“Una mayor seguridad será una condición previa para el éxito en la implementación de estrategias estadounidenses para abordar los factores de inestabilidad e inseguridad”, cita el documento. La plataforma Event Data Project (ACLED) incluyó a Haití en su lista de “10 conflictos por los que preocuparse” en 2022 debido a que los conflictos y protestas, así como las muertes por violencia, que han ido en aumento.

Por su parte, de acuerdo con el portal Allianz, uno de los grupos aseguradores y proveedores de servicios financieros más importantes del mundo, entre los principales problemas que podrían provocar revueltas sociales en República Dominicana está el estado de derecho y los escándalos de corrupción.

“Otro factor que alimenta el malestar público son los persistentes problemas sociales, como el alto desempleo, la desigualdad de ingresos, la escalada de la criminalidad y la falta de confiabilidad de la electricidad”, indican. En ese sentido, Collado expresó que, sin derechos de propiedad bien definidos, y sin baja mora judicial y costos razonables para resolver conflictos, es difícil tener un buen clima de negocios.

Desigualdad

Para analizar la desigualdad de un país, hay distintos indicadores o índices. Sin embargo, el más conocido es el denominado coeficiente de Gini. Este mide la desviación de la distribución del ingreso entre individuos u hogares en un destino determinado respecto de una distribución perfectamente igual.

Un valor de 0 representa igualdad absoluta, mientras que 100 sería el mayor grado posible de desigualdad. Esta medición refleja el grado de desigualdad de riqueza en un momento determinado, aunque puede no captar cómo los niveles promedio de ingresos mejoran o empeoran con el tiempo.

En 2022, República Dominicana registró el coeficiente de Gini más bajo en la región, marcando un 38.5. Entre 2010 y 2021, los datos de Haití sobre el grado de desigualdad en la distribución del ingreso basados en el índice alcanzaron 41.1. En ese período, para el lado Este sumaron 39.6.

Una reciente publicación del Fondo Monetario Internacional indica que el nivel de vida de República Dominicana es aproximadamente un tercio del de Estados Unidos. Esto contrasta con América Latina en su conjunto, donde el nivel de vida medio es aproximadamente un cuarto de Norteamérica.

Otros indicadores no son tan amables con el país. En 2021, el índice de recuento de la pobreza mostró un aumento hasta el 23.9%, su punto más alto. Este porcentaje señala la proporción de la población que vive en la pobreza, según los parámetros establecidos por los gobiernos locales, regionales o nacionales. En 2020, en Haití a tasa de pobreza alcanzó casi el 60%, señala el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

A esto se suma que es uno de los países más densamente poblados del Caribe con 388.6 habitantes por kilómetro cuadrado (km2) en 2019. En República Dominicana esa cifra alcanzó 223 hab./km2 en 2022.

La economía dominicana y haitiana tiene una diferencia 355%.

Un reporte sobre Haití de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación sostiene que la inestabilidad política e institucional, la ausencia de reformas económicas y de un marco presupuestario, en conjunto con el incremento de la inseguridad y la paralización del país como forma de protesta contra el gobierno son causas que han profundizado problemas ya existentes. Entre ellos citan el déficit de las finanzas públicas, la elevada inflación o la ausencia de infraestructuras.

Indicadores

Según el informe Doing Business 2020, República Dominicana y Haití muestran disparidades significativas en su capacidad para facilitar el inicio de negocios en comparación con otras economías de la región. Mientras el primer destino está ubicado en el puesto 112 con una puntuación de 85.4 sobre 100 en el índice de facilidad para iniciar un negocio, situándose por debajo del promedio regional de América Latina y el Caribe, que es de 79.6.

Haití, por su parte, enfrenta desafíos significativos en este aspecto, ocupando el puesto 189 con una puntuación de apenas 36.4, lo que refleja las dificultades extremas para iniciar un negocio. Asimismo está ubicado en el puesto 170 sobre 188 países en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 2021, y enfrenta una tasa de desempleo que aumentó a 14.8% en 2022. Además, el 76% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y el 24% de la población vive en la pobreza multidimensional severa. La tasa de alfabetización, aunque muestra mejoras, sigue siendo baja, con solo el 61.7% de la población capaz de leer y escribir.

En República Dominicana, a abril de 2022, el 3.06% de la población dominicana se encontraba en situación de pobreza extrema, según datos del Mepyd. La tasa de alfabetización de adultos, estuvo registrada en 94% en 2016. El país tiene un Índice de Desarrollo Humano (IDH) bajo o medio-bajo, lo que sugiere un nivel relativamente alto de desarrollo humano en todo el país.

Los indicadores macroeconómicos en Haití en 2022 fueron negativos en su conjunto. El PIB ha tenido un crecimiento negativo del 1.7% en su cifra interanual acumulada. Se trata de la cuarta vez desde 2010, cuando el terremoto sacudió el país, que el PIB decrece en un año natural, tras caer un 1.8% en 2021, un 3.3% en 2020 y un 2% en 2019.

El PIB ascendió en 2022 a $21,130 millones, lo que sitúa a Haití como el país más pobre del continente americano en términos per cápita, apenas por encima de los US$2 al día que marca, según el Banco Mundial, la frontera de la pobreza extrema.

Para República Dominicana, el 2024 sería el año en el que se convierta en la séptima economía en América Latina y el Caribe.

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Por El Dinero