Los efectos de la corriente de El Niño se hicieron sentir en el sur de África, donde cerca de 70 millones de personas sufren los efectos de la sequía y la escasez de alimentos, publicó NBC News, citando un informe de Unicef.
Para evaluar la situación, líderes de 16 naciones de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC, por sus siglas en inglés) se reunieron en la capital de Zimbabue, Harare, y expresaron que la sequía iniciada a comienzos de este año afectó la producción agrícola y ganadera, lo que derivó en la escasez de alimentos y en daños en las economías.
“La temporada de lluvias de 2024 ha sido difícil, ya que la mayor parte de la región ha experimentado los efectos negativos del fenómeno de El Niño, caracterizado por el inicio tardío de las lluvias”, expresó Elias Magosi, secretario ejecutivo de la SADC.
Para paliar los efectos de la sequía, la región lanzó en mayo último un pedido de asistencia humanitaria por 5.500 millones de dólares, pero las donaciones no llegaron, manifestó el presidente de Angola, João Lourenço. “Lamentablemente, la cantidad movilizada hasta ahora está por debajo de las cantidades estimadas y me gustaría reiterar este llamamiento a los socios regionales e internacionales para que redoblen sus esfuerzos para ayudar a nuestra gente que ha sido afectada por El Niño”, expresó.
Declaración de emergencia y pedidos de ayuda
Frente a esta situación, Zambia y Zimbabue debieron declarar el estado de desastre por la crisis alimentaria, mientras que Namibia y Lesoto pidieron ayuda humanitaria.
En Malawi, la situación es crítica. La sequía disparó la crisis en un país en el que más del 80 % de sus habitantes dependen de la agricultura de secano. En ese país de unos 9 millones de personas, casi la mitad necesita asistencia humanitaria, según Unicef.
En la aldea sureña de Jangiya, de solo 80 hogares, sus pobladores debieron recurrir a la ingesta de semillas de hierbas arrancadas de los campos, ya que los cultivos se marchitaron debido al intenso calor. En ese país, según medios locales, 17 personas tuvieron que ser hospitalizadas en abril pasado por comer tubérculos venenosos.
Unicef ya se había referido a la situación de Malawi en un informe publicado en mayo del año pasado, en el que advirtió que los niños estaban “en el extremo más agudo de la policrisis mundial”. “La inseguridad alimentaria, agravada por la creciente crisis climática, los brotes de enfermedades y la recesión económica mundial amenaza con causar estragos y perturbar la vida de millones de niños”, detalló. Además, aseguró que 573.000 niños de hasta 5 años corrían riesgo de sufrir malnutrición.