Se trata de las más recientes víctimas políticas de un conflicto que dura ya décadas.

Sheikh Waseem Bari, líder regional del gobernante Patrido Popular Indio, fue asesinado en la zona en disputa de Cachemira, junto con su padre y un hermano.

Los tres fueron objeto de “fuego indiscriminado” cuando se encontraba fuera de su tienda en Bandipora (estado de Jammu y Cachemira) la noche de este martes, según comunicó la Policía local. Fueron ingresados en un hospital, donde fallecieron. 

El ataque, calificado como “terrorista“, tuvo lugar cerca de una comisaría. Se produjo apenas un mes después que los líderes políticos locales instaran a reforzar la seguridad tras el asesinato de un congresista hindú en esa disputada región.

Las fuerzas de seguridad indias llevan a cabo regularmente operaciones contra los insurgentes islamistas en la zona, desarticulando campos de entrenamiento e incautando armas.

Ocho de esos militantes fueron muertos en dos redadas el mes pasado, en las que se emplearon desde gases lacrimógenos y granadas de humo hasta armas letales.

Nueva escalada 

En los últimos meses, la violencia ha escalado en Cachemira: la India intensificó sus operaciones de contrainsurgencia, mientras los rebeldes —que abogan por independizarse o unirse a Pakistán— continúan sus ataques contra las fuerzas gubernamentales indias.

De acuerdo con un reciente informe de la Coalición de la Sociedad Civil Jammu-Cachemira —grupo local de derechos humanos—, en más de 100 operaciones militares realizadas desde enero en Cachemira han muerto al menos 143 rebeldes, 54 uniformados y 32 civiles.

La región de Cachemira es reclamada en su totalidad tanto por la India como por Pakistán, y en la actualidad permanece dividida entre estas dos potencias nucleares. La parte india ―Jammu y Cachemira― comprende tres regiones: Jammu, de mayoría hindú, Cachemira, de mayoría musulmana, y Ladakh, también de mayoría musulmana, pero con un alto número de budistas.

La disputa territorial se remonta a la descolonización británica de 1947, y desde aquel entonces ha sido causa de dos guerras entre ambas naciones. Nueva Delhi e Islamabad suelen culparse mutuamente de agresiones en la frontera, mientras los residentes de los pueblos vecinos se ven obligados a vivir en medio de intercambios de disparos.

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