Como padre, hermano y amigo, me preocupan mis allegados que se están contagiando de Covid-19. Siento dolor por los fallecidos que conozco y por los que no conozco.
Siento angustia por la gente que se pasa días esperando una prueba. Causa congoja ver a una familia sabiendo que su pariente tiene fiebre y ha salido positivo al virus.
Me angustia escuchar llamados a clases presenciales en escuelas y universidades, cuando hay padres como yo que vemos un peligro para nuestros hijos ir a aulas cerradas, cuando la epidemia está azotándonos con más fuerzas.
Escucho a niños y adolescentes que temen por su vida. He recibido llamadas de estudiantes universitarios que se han contagiado en sus barrios y comunidades. Me preocupa la salud de mis colegas médicos, de enfermeras y bioanalistas que están en primera línea del campo de batalla.
Cada familia es un sistema. Quisiéramos que todos sobrevivan al concluir la pandemia. Igual con los amigos que se irán. Que no los despediremos, que dejarán asuntos inconclusos. En fin familia a cuidarse. Amigos queremos vernos y compartir otra vez.
Se requiere que todos seamos responsables. Hacer cuarentena voluntaria en la familia. Sólo salir a lo necesario. Usar mascarillas, lavarse las manos con frecuencia y mantener distancia física de los demás. Pero por sobretodo pedirle a Dios protección sobre nuestra familia y sobre República Dominicana y cada ser humano amenazado por este contagioso virus.
Podemos vencer esta epidemia de Covid-19 con nuestra responsabilidad ciudadana, con autocuidado y con el apoyo de nuestras autoridades de salud y la entrega de nuestros héroes del sector salud.