Santo Domingo, RD.- El empresario Fernando Capellán, presidente de Grupo M y considerado como un propulsor del desarrollo sostenible en República Dominicana, entiende que ya es hora de desarrollar Bahía de Luperón. Consciente de su gran potencial, busca que los munícipes de esta zona tengan una fuente de empleo digno a través de la ejecución de un parque ecológico, de nombre LimeStone, que se combinaría con otros proyectos complementarios de servicios a los turistas extranjeros y nacionales, especialmente veleristas.

El proyecto, en las cercanías de la bahía y con una inversión inicial de aproximadamente US$5 millones, pretende generar alrededor de 300 puestos de trabajo directos en distintas áreas, para dinamizar la economía local con el desarrollo y explotación del turismo náutico de recreo o velerismo. Capellán detalla que él mismo busca no solo mover la economía, sino preservar el medioambiente con la protección de la bahía y la construcción de un parqueo o marina en seco, lo que protegería los manglares, ahora afectados por la forma en que se amarran las embarcaciones.

Donde se construiría el parque tiene unos 107,000 metros cuadrados. De esta superficie el 80% está destinado, además, a la restauración ecológica con la plantación de más de 5,800 especies autóctonas y endémicas, tales como guayacán, caoba, mara, jobo, entre otras que se encuentran en distintas etapas.

Al respecto, el agricultor Rigoberto Cueto, llamado entre sus cercanos como Rigo, cuenta que antes de la adquisición de esos terrenos por parte de Capellán, allí operaba una ganadería, la cual afectaba la tierra.

Según estudios, el pastoreo o consumo excesivo del forraje, en la producción ganadera, genera un impacto ambiental negativo, debido a que esta práctica conduce a la degradación de la vegetación, la mayor erosión de los suelos, y el deterioro de su fertilidad y estructura.

Cueto, quien actualmente se dedica a la reforestación de esas tierras y a la apicultura, narra que antes era un “depredador de la naturaleza”, pero que ahora es un defensor de ella.

“Antes yo lo que hacía era que destruía el medio ambiente, no tenía conocimiento y por lo menos la gente que tenía al lado no me ayudaban, porque si yo hubiera tenido el conocimiento de lo que es el medio ambiente, nunca hubiera cortado un árbol. Sin embargo, ahora tengo entendimiento de lo que es el medioambiente y lo que quiero es proteger lo que hay”, expresa Cueto, que lleva 33 años en la finca.

Parque busca “anclarse” con una marina en seco

La marina en seco, con un astillero, con capacidad de alrededor de 200 embarcaciones, reduciría considerablemente la carga física de la bahía y por ende beneficiaría al medioambiente. Esta es la razón por la que LimeStone Park, en sociedad con la fábrica de barcos de recreo y turismo Aventura Boats, apuesta al progreso de la zona, con enfoque de cuidado al ecosistema.

El astillero, propiedad del arquitecto naval Luc Guessard, un francés radicado en República Dominicana desde hace más de dos décadas, es el único que opera en Puerto Plata, pero se encuentra muy reiterado de la bahía, lo cual impide el acceso de grandes embarcaciones.

Ariel Espinal González, ingeniero eléctrico y encargado de Producción de Aventura Boats, explica que con la sinergia entre Aventura Boats y LimeStone se ofrecerán servicios de aparcadero y reparación de botes, construcción de embarcaciones con más de 42 pies, lo cual, asegura, pasaría de 64 empleos actualmente hasta 500 puestos de trabajos directo e indirecto en beneficio de los munícipes.

“Nosotros fabricamos entre 12 y 13 barcos por año. Llevamos en total más de 120 embarcaciones en nuestros 17 años de operación”, destacó Espinal, quien lleva 12 años en la fabricación de barcos. Destaca que su costo varía según el tipo, diseño y tamaño.

Aventura Boats fabrica diversos tipos de embarcaciones, especialmente catamaranes, los cuales vende a nivel local y exporta hacia países del Caribe.

Para Mónica Capellán, gerente del proyecto LimeStone, esta iniciativa busca equilibrar las bondades medioambientales con el desarrollo económico sostenible. Recordó, además, que el proyecto está bajo la categoría cuatro de Refugio de Vida Silvestre, pero que la ley que los categoriza fue realizada en la década de los 70, lo que a su juicio debe ser revisado para su actualización, pero con “visión de mar”.

Asimismo, para el empresario Miguel Lama Rodríguez, presidente de la Corporación de Zona Franca de Santiago, tener una fábrica de barcos cerca de la Bahía Luperón trae consigo un conjunto de especializaciones en el ámbito laboral, tales como ebanistería, tapicería, técnico, plomería, entre otros.

“Y son cosas muy especializadas porque hacer un trabajo dentro de un barco no es igual a hacerlo en tu casa. Cuando empiecen a llegar barcos que demanden estos servicios de reparación se dinamizará la economía del pueblo”, dijo Lama.

Tanto Lama como Capellán reiteraron que la Bahía de Luperón tiene todas las condiciones para explotar el turismo de vela por la ubicación de la misma y protección a embarcaciones en temporada ciclónica. Sin embargo, sostienen que la misma requiere de ordenamiento y mayor apoyo de parte del gobierno de Luis Abinader, para atraer inversiones privadas de locales y extranjeros a través, si se quiere, de alianzas público privadas.

Para el alcalde municipal de Luperón, Douglas Ramón Pichardo González, este tipo de proyectos e iniciativas son bienvenidos, debido a que están pensados en cuidar el medioambiente y generar múltiples empleos.

Explicó que, como gran defensor del desarrollo, está de acuerdo con la explotación de la ensenada, debido a que todo lo que surja aquí, como proyecto que sea medioambientalmente sostenible, cuenta con todo su respaldo como autoridad municipal.

Además, el proyecto busca fortalecer con las nuevas autoridades dominicanas, la estandarización de los precios de tarifas, desembarque u otros trámites burocráticos, así como seguridad a los veleristas e información actualizada en línea a los visitantes nacionales y extranjeros.

En ese sentido, para el biólogo marino y ambientalista Omar Shamir Reynoso, “la Bahía de Luperón ofrece un lugar único en el Caribe por las condiciones fisiográficas, que la convierten en un búnker, es decir, en un refugio natural”.

Agrega que los principales navegantes la consideran como ‘la parada obligatoria’ para los veleristas en el Caribe, porque se pueden guarecer, sobre todo refugiarse de los fenómenos naturales, lo que asegura, anda buscando el mundo náutico.

Considera que, con la erradicación de la sobrepesca, la tala de mangle y el mal uso que se le dan a los recursos naturales u otros desafíos medioambientales, el parque ecológico vendrá a armonizar el medioambiente con la dignificación de empleos sostenibles en el municipio de Luperón, zonas aledañas y el sector turístico dominicano en general.

Entiende que, para resarcir ese impacto negativo, la colaboración de la comunidad es que entienda la importancia de cuidar los recursos naturales de su entorno, ya que es fundamental. “Empoderando a las comunidades, generando fuentes de empleo y tratando de que haya un crecimiento social y un crecimiento ambiental conjunto. No puede haber un desarrollo ambiental si no hay un desarrollo humano o un desarrollo social”, afirmó Shamir Reynoso.

La presidenta de la Asociación de Veleristas de Luperón, Xiomara Bonilla. | Lésther Álvarez

Para la presidenta de la Asociación de Veleristas de Luperón, Xiomara Bonilla, la oportunidad de explotar el turismo de velero y con ello el turismo inmobiliario son enormes. Pero para ello, recalca, hace falta seguridad a los veleristas, acondicionamiento, ordenamiento, buen servicio y facilidades en los procesos burocráticos.

“Que no estemos de espaldas al mar, porque eso es lo que pasa. Las autoridades deben escucharnos y ver todas las propuestas que tenemos como municipio costero”, manifestó Bonilla, al exhortar a las nuevas autoridades a visitarlos para conocer su potencial y así iniciar trabajos en equipo que repercutan en beneficio de la bahía, los munícipes y toda República Dominicana.

Agrega que el municipio cuenta con múltiples áreas turísticas. “Somos únicos, porque el turista que llega no quiere irse, porque tenemos montaña, tenemos vegetación como ningún otro; tenemos atractivos cercanos como el ‘Salto Damajagua’, Punta Rusia… A todos esos atractivos los veleristas les gusta cabalgar y se enamoran de la tierra acá, que luego hacen inversiones o compran inmobiliario”, expresa Bonilla.

“Necesitamos el apoyo directamente del Gobierno central porque la bahía tiene muchas áreas vulnerables y entonces esas áreas debemos de protegerlas y desarrollarlas”, agrega la máxima representante de los casi 30 veleristas de Luperón.

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Por El Dinero